Más allá de la ácida lectura que se desprende del titular que encabeza esta información, hay que reconocer que, al menos, Brasil, ha hecho lo que le tocaba hacer: ha impulsado una agenda de reformas financieras internacionales mediante la creación de un Grupo de Trabajo sobre el Clima, con el objetivo de hacer las normas más justas para los países en desarrollo y garantizar que se destina más dinero a inversiones en clima y desarrollo sostenible.
Además, Brasil ha encabezado unos planes de inversión conocidos como "plataformas nacionales", estrategias de inversión climática cohesionadas que pretenden integrar el cambio climático en las agendas financieras, económicas y de desarrollo mundiales, y abordar las barreras estructurales para fomentar los flujos de capital para la acción climática.
La cumbre del G-20 de Río de Janeiro 2024 ha sido la decimonovena reunión del Grupo de los Veinte (G20), un encuentro de jefes de Estado y de Gobierno celebrado en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro entre el 18 y el 19 de noviembre de 2024. Como se ha comentado, ha sido la primera cumbre del G20 que ha tenido lugar en Brasil, y también ha marcado el primer encuentro completo del G20 con la Unión Africana como miembro, tras su incorporación en la cumbre anterior en 2023.
Valga como premio de consolación que la Cumbre de Líderes del G20 -ocupados como están en diversos conflictos geopolíticos que amenazan la paz mundial- hizo público ayer lunes por la noche su comunicado final, en el que además de lanzar una alianza para combatir el hambre y la pobreza, y pedir que se graven los impuestos a los superricos, los líderes afirmaron que quieren un "resultado positivo" sobre la financiación de la lucha contra el cambio climático en la COP29 que se está celebrando en Bakú.
Los mandatarios de las economías más potentes del globo también han reafirmado su compromiso con el fortalecimiento del multilateralismo para consolidar el objetivo de limitar el ascenso térmico global a 1,5 grados, según lo establecido en el Acuerdo de París. Aunque lo cierto es que cada día que pasa el mundo se aleja de ese "sueño" y se adentra en un terreno desconocido para la humanidad, que se acerca a un planeta en el que la temperatura global pronto alcanzará los 2 grados por encima de los niveles preindustriales.
El comunicado de la organización de la cumbre vuelve a comprometer a los países del G20 con el Consenso alcanzado en la COP28 de Dubái, que pedía a los países que abandonaran los combustibles fósiles y triplicaran las energías renovables. Sin embargo, el texto del G20 no avanza, específicamente, en el lenguaje de la "transición hacia el abandono de los combustibles fósiles" acordado en el año pasado en los Emiratos Árabes Unidos.
Y es que esta declaración sale a la luz después de que los negociadores de Arabia Saudí fueran acusados de desempeñar un papel de bloqueo en todas las líneas de trabajo de la COP29 y en el G20. Sin embargo, también es cierto que los negociadores europeos no están asumiendo sus responsabilidades históricas en las conversaciones sobre financiación climática en Bakú, debido en parte a la inestabilidad geopolítica que sacude el globo en diversos frentes, tanto bélicos como económicos.
A pesar de no ofrecer cifras concretas para el nuevo objetivo de financiación climática previsto para la COP29, la declaración reconoce la necesidad de aumentar "rápida y sustancialmente" la financiación climática de miles de millones a billones procedentes de todas las fuentes. El documento se centra ampliamente en la reforma de las instituciones financieras mundiales y la estructuración de la deuda para poner fondos a disposición de las naciones en desarrollo que luchan por hacer frente a los retos climáticos.
El G20 también ha apoyado el establecimiento de mecanismos innovadores para recaudar recursos, como la fiscalidad progresiva. El comunicado incluye explícitamente una referencia a la cooperación para garantizar que las personas con patrimonios muy elevados sean efectivamente gravadas: un impuesto sobre el patrimonio del 2% puede movilizar 250.000 millones de dólares al año.
Comunicado final G20 visto con la lupa ambiental y energética
- En lo que respecta concretamente a la guerra en Ucrania el G20 destaca el sufrimiento humano y los impactos negativos añadidos de la guerra con respecto a seguridad alimentaria y energética mundial, cadenas de suministro, estabilidad macrofinanciera, inflación y crecimiento. Es por ello que dan la bienvenida a todas las iniciativas relevantes y constructivas que apoyen una una paz integral, justa y duradera, que defienda todos los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas para la promoción de relaciones pacíficas, amistosas y de buena vecindad entre naciones.
- Para orientar las acciones hacia resultados concretos, la presidencia brasileña del G20 ha centrado el trabajo de este año en tres prioridades: (1) la inclusión social y la lucha contra el hambre y pobreza; (2) desarrollo sostenible, transiciones energéticas y acción climática; y (3) la reforma de las instituciones de gobernanza global.
- Los países del G20 destacan el papel del desarrollo sostenible en sus tres dimensiones: económica, social y ambiental, como principio rector de la cooperación en favor de las personas, el planeta y prosperidad, con el objetivo final de superar los desafíos colectivos. Por ello se reafirman en sus respectivos compromisos para intensificar la acción urgente de cara a los desafíos planteados por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la desertificación, la degradación de los océanos y la tierra, sequía y contaminación.
- La presidencia del G20 se ha comprometido a acelerar la energía limpia, sostenible, justa, asequible e inclusiva, en línea con el ODS 7, el Acuerdo de París, tal y como se acordó en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de Dubai (COP28), unos compromisos que no deben dejar a nadie atrás, especialmente a los países menos desarrollados y aquellos en situaciones vulnerables, y que deben tener en cuenta las diferentes circunstancias nacionales.
- Apoyo a la implementación de esfuerzos para triplicar la capacidad de energía renovable a nivel mundial y duplicar la tasa anual promedio global de mejoras en la eficiencia energética a nivel mundial a través de objetivos y políticas existentes. Para ello se ha acordado impulsar la implementación de las tecnologías cero y bajas emisiones, incluidas las que contribuyan a reducir y eliminar las emisiones para 2030. Además, reconocen la necesidad de catalizar y aumentar la inversión de todas las fuentes y canales financieros para cubrir la brecha de financiación para las transiciones energéticas a nivel mundial, especialmente en los países en desarrollo. Todo ello reafirmando que los países en desarrollo necesitan apoyo en sus transiciones hacia unas emisiones de carbono bajas. Con este objetivo los miembros del G20 trabajarán para facilitar una financiación de bajo coste, y además reconocen el importante papel de la planificación energética nacional así como la cooperación entre diferentes niveles de gobierno, para crear entornos propicios para atraer financiación para las transiciones energéticas.
- Los países del G20 subrayan el papel crucial de las organizaciones tecnológicamente neutrales, integradas e inclusivas que impulsen enfoques para desarrollar y desplegar una variedad de energías de bajas emisiones y combustibles sostenibles y sus tecnologías asociadas -incluidas las de reducción y eliminación, gestión del carbono y reducción de emisiones- con miras a crear mercados globales para acelerar la transición, particularmente en sectores difíciles de reducir. Para ello se fomentará, según corresponda, el uso de metodologías y estándares reconocidos para evaluar las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Se ha destacado el apoyo a las cadenas de suministro de energía confiables, diversificadas, sostenibles y responsables para los minerales y materiales críticos en la transición energética. Para ello han tomado nota del trabajo de los expertos convocados por la ONU en el Panel del Secretario General sobre Minerales Críticos para la Transición Energética.
- Además, también se han comprometido a acelerar los esfuerzos para lograr el acceso universal a una cocina limpia para 2030, incluso mediante la formulación e implementación de políticas propicias y la provisión y movilización de apoyo financiero y tecnológico de todas las fuentes para los países en desarrollo, con el fin de aumentar las inversiones anuales y apoyar la asequibilidad de los proyectos de cocina limpia.
- Por último, respaldan los “Principios para transiciones energéticas justas e inclusivas” adoptados por el Grupo de Trabajo sobre Transiciones Energéticas del G20 y, de acuerdo con las circunstancias nacionales, tenerlos en cuenta al diseñar e implementar políticas internas para lograr transiciones energéticas.
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