El informe Instalación de energías renovables en el sistema eléctrico peninsular tiene por objetivo cuantificar la potencia renovable que los ecologistas consideran razonable instalar. Se ha realizado en base a simulaciones del sistema eléctrico a partir de datos horarios reales de red eléctrica (REE). El estudio se centra en la capacidad del sistema eléctrico para absorber la energía que las renovables pueden generar y revela que un incremento desmesurado de la potencia instalada conlleva pérdidas significativas de la energía que podrían generar las tecnologías estudiadas (eólica, termosolar y fotovoltaica).
En los últimos 5 años se ha asistido a un rápido despliegue de energías renovables en España, después de una parálisis prácticamente completa del sector, motivada por los recortes a las renovables del PP y del PSOE (aunque menos). En concreto, se inició un proceso de desprestigio contra las renovables que tuvo como esperado colofón un carrusel de recortes en la retribución a las renovables instaurados por el PP en 2014 (aunque los primeros recortes llegaron con el PSOE de Zapatero) que generaron tijeretazos de hasta el 50% de los ingresos esperados.
Desde entonces, el sector ha vivido un crecimiento acelerado, debido a rápidas bajadas de precios y mejora de los materiales, al impulso internacional y a la especial situación geográfica, política y social de España, que ha supuesto entre 2019 y 2024 la instalación de 8 GW eólicos adicionales —con un incremento del 36% en la potencia instalada— y 23 GW fotovoltaicos adicionales, multiplicando por más de siete la potencia.
Sin embargo, este rápido despliegue no está exento de polémica y ha recibido numerosas críticas. De nuevo, son las grandes instalaciones, en manos de grandes empresas y fondos de inversión, las protagonistas de la “transición energética”. El drástico abaratamiento de las tecnologías y la fuerte inversión pública en distintas áreas geopolíticas (la UE, EEUU, China) han creado apetitosas oportunidades de acumulación de capital en torno a las renovables. Así, la instalación de renovables la está impulsando en la práctica un "capitalismo verde" cuyo modelo se caracteriza por "la ausencia total de planificación y control democrático sobre el proceso", señala Ecologistas en Acción.
Este modelo distribuye los lugares de producción energética de forma "irracional", a menudo a gran distancia de los puntos de consumo. "Las empresas productoras acaparan más y más tierras en zonas rurales donde el suelo sale más barato, con efectos potencialmente destructivos sobre la biodiversidad, el paisaje o el tejido social y económico", según la organización ecologista. Por ello, consideran que la forma en que se está materializando esta transición energética "resulta injusta porque carga los pesos negativos sobre determinadas poblaciones y territorios". Además, a nivel social abre la puerta a un "resentimiento hacia las renovables" que la ultraderecha y otros actores no dudan en capitalizar como rechazo a todo lo que suene a ecologismo, aseguran.
Cuatro escenarios
El estudio analiza los efectos de la demanda, el almacenamiento y las interconexiones para dimensionar las renovables necesarias a instalar con cuatro escenarios diferentes. En la mayoría de los escenarios analizados se ha partido de un nivel de consumo eléctrico similar al actual, y dan como resultado una penetración de la fotovoltaica entre el 28% y el 38%, con unas potencias máximas entre 70 GW y 72 GW fotovoltaicos, ligeramente inferiores a las establecidas en el PNIEC. Estos resultados están condicionados al desarrollo de almacenamiento de gran capacidad y duración, como el bombeo hidráulico, ya que de otra forma las simulaciones arrojan un límite máximo razonable en torno a los 50 GW.
Se ha simulado también un escenario según los objetivos del PNIEC, un planteamiento que para Javier Andaluz, coordinador del Área de Energía de Ecologistas en Acción, "no es un escenario deseable, pues multiplica el consumo por al 150% respecto del de 2019, fundamentalmente para generar hidrógeno y exportar electricidad, de forma que generará beneficios para las empresas energéticas dejando los impactos en el territorio".
El único escenario analizado que supera el 90% de cobertura solar y eólica sería un escenario que alcance un 20% de autoconsumo. La organización ecologista estima que gran parte de la potencia fotovoltaica necesaria podría instalarse en zonas urbanas o antropizadas, por lo que la potencia en suelo que sería razonable instalar es mucho menor a los proyectos presentados.
En concreto, se han analizado distintos escenarios, dando como resultado unas potencias máximas instalables desde los 51,3 GW en el escenario A (demanda, capacidad de almacenamiento y exportación similares a los actuales) hasta los 94,1 GW en el escenario C (con un incremento de la demanda, capacidad de almacenamiento y exportación en línea con el PNIEC). El escenario B es similar al A con un incremento de la capacidad de almacenamiento en línea con el PNIEC (18,9 GW). El
escenario D, por su parte, es similar al B, con una reducción de la demanda en barras de central del 2%. Este escenario sería compatible con el mantenimiento de la demanda final eléctrica, pero con un 20% de la generación en los puntos de consumo o muy próxima.
Conclusiones
1. La instalación de grandes potencias fotovoltaicas da lugar a excedentes de energía que el sistema no es capaz de integrar, debido a que la generación se limita a determinadas horas al día, siendo necesario el desarrollo de almacenamiento de larga duración y gran capacidad.
2. El exceso de instalación fotovoltaica da lugar a la necesidad de limitar la generación en de terminados momentos, no solo de dicha tecnología, sino también de termosolar y eólica.
3. Existe un exceso de proyectos sobre la potencia objetivo del PNIEC y sobre la potencia que sería razonable instalar, lo que llevaría a un alto nivel de vertidos junto con una ocupación del territorio y de impactos sociales y ambientales muy superior al necesario. Máxime si se potencia el autoconsumo, que reduciría por un lado la demanda en barras de central, al eliminar las pérdidas en las redes, y la potencia a instalar en suelo.
4. La potencia razonable a instalar depende en gran medida de la capacidad de almacenamiento y de la evolución de la demanda, pero en los escenarios analizados, se considera suficiente una potencia fotovoltaica de entre 70 GW y 75 GW, que proporcionaría en torno a un 35% de cobertura.
5. Es imprescindible poner en marcha sistemas de almacenamiento con una capacidad similar a la planteada en el PNIEC, de entre 18 GW y 20 GW, para ser capaces de integrar al máximo la generación renovable intermitente.
6. Los objetivos de generación 100% renovable son más fáciles de alcanzar en un escenario de contención de la demanda y de generación distribuida (escenario D). Los escenarios B y D alcanzan una cobertura de las fuentes estudiadas del 88% y 90% respectivamente, lo que se considera adecuado con un modelo 100% renovable y sostenible, debiendo ser cubierta la demanda restante por otras fuentes, idealmente gestionables.
Teniendo en cuenta que la hidráulica cubre entre el 7,5% y el 15% de la demanda y que depende en gran medida de la pluviometría, y que otras renovables térmicas o residuos renovables cubren actualmente alrededor del 2% de la demanda, un sistema 100% renovable debería planificarse para que las fuentes estudiadas sean capaces de cubrir alrededor del 90% de la demanda. Reducir la cobertura de las tecnologías solares y eólica haría necesaria la instalación de otras fuentes gestionables.
Informe Instalación de energías renovables en el sistema eléctrico peninsular (Ecologistas en Acción)
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