La reciente aprobación en el Congreso de los Diputados de la ley de cambio climático y transición energética ha generado un alud de declaraciones. Generalmente se ha recibido con satisfacción, aunque con muchos matices y llamadas a que debe ser más ambiciosa en los objetivos de descarbonización. Desde el sector forestal la satisfacción parece completa.
“Desde los representantes del sector forestal quisiéramos trasladar nuestra satisfacción tanto por este hito como por la incorporación sustantiva de los bosques, su gestión sostenible y el uso de los biomateriales que nos ofrecen como claves para alcanzar los objetivos”. Así recibía Juntos por los Bosques, que agrupa a casi cien entidades del sector, la ley aprobada en el Congreso.
La Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE) hace una valorización similar, con especial énfasis en la puesta en marcha del artículo 65 de la Ley de Montes (incentivos por las externalidades ambientales) “estableciendo un mecanismo de compensación económica para aquellos que descontaminan con su actividad e incrementan los stocks de carbono”.
De la crítica por la ausencia forestal al alabo
COSE subraya también “la importancia del apoyo a la biomasa forestal como fuente de energía renovable y en la sustitución de combustibles de origen fósil, algo que no puede ser olvidado por parte de las administraciones”. Juntos por los Bosques hace lo mismo, y considera que la ley “sitúa a la biomasa de origen agrícola o forestal, especialmente la que no tiene otro uso material posible, como pieza clave, compensando así una parte importante de nuestras emisiones de carbono por uso de energías fósiles”.
En su día COSE fue muy crítica con la escasa relevancia que se le daba a la bioenergía de origen forestal en las normativas que preparaba el Gobierno, incluido el, por entonces, anteproyecto de ley de cambio climático y transición energética. “En el marco legislativo actual ni la biomasa ni los bosques como sumideros de CO2 ocupan el lugar que se merecen ni tienen reconocimiento como fuente de bioenergía”, afirmaba hace un par de años.
Los vitales servicios ambientales de los bosques
Las tornas han cambiado, y Juntos por los Bosques, en donde COSE es una de las organizaciones promotoras, incide especialmente en la mención expresa que hace la ley “a la inconclusa regulación del reconocimiento a los selvicultores privados y locales, que conforman el 95% de la superficie de bosques de España por los vitales servicios ambientales que han venido aportando de forma gratuita al conjunto de la sociedad”.
Otras menciones positivas a la ley por parte de Juntos por los Bosques es el reconocimiento de la necesidad de invertir en los bosques en relación a su función de reservorios de carbono, la importancia de la bioconstrucción con materiales como la madera, de mínima huella de carbono, secuestro del mismo y óptimo aislamiento, y la importancia de las infraestructuras verdes en los entornos urbanos para mejorar la calidad de vida y reducir la isla de calor asociada a las ciudades.
Se mantiene la apuesta por los gases renovables y los biocarburantes avanzados
En cuanto a otras consideraciones de la ley sobre la bioenergía, Energías Renovables repasaba el mismo día otras claves relacionadas con los gases renovables y los biocarburantes. En el primer caso recordaban los planes de fomento ya adelantados durante la tramitación: objetivos anuales de penetración, sistema de certificación que permita la supervisión y control de las obligaciones y regulaciones que favorezcan el uso industrial directo de los gases, su empleo en el transporte o su inyección en la red de gas.
En segundo lugar, el artículo artículo 11, que recoge los objetivos de energías renovables y combustibles alternativos sostenibles en el transporte, pone especial énfasis en los biocarburantes avanzados y otros combustibles renovables de origen no biológico. Y añaden que en el caso del transporte aéreo, los objetivos se establecerán a propuesta conjunta de los ministerios de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.