68.183 gigavatios hora salieron de las centrales de ciclo combinado que en España queman gas natural para generar electricidad. 68.183 GWh, cuando en 2021 fueron 44.500. El gas de los ciclos combinados se convirtió (con ese crecimiento extraordinario: +53%) en la primera fuente del mix eléctrico nacional en 2022, desbancando de lo más alto del podio a la eólica, que lo fue el año anterior. El viento, los vientos del país, trajeron el año pasado más de sesenta teravatios hora de energía eléctrica, concretamente 61.255 gigavatios hora, lo que supone un nuevo máximo histórico para esta tecnología, que nunca antes produjo en doce meses tanta electricidad como lo ha hecho en el recién finado 2022. A pesar de ello, a pesar de fijar un nuevo máximo en su casillero, el viento no fue la principal fuente de electricidad en España en 2022, fue el gas. El tercer cajón del podio se lo disputan la nuclear y las demás renovables (solar, hidráulica y otras), que han generado en cada caso más de 55.000 GWh.
El dato dejado por el gas natural no deja de ser llamativo, habida cuenta de lo susodicho: el enorme incremento de precio que ha experimentado este año en los mercados internacionales ese combustible fósil. Sí, estamos quemando más gas natural para producir electricidad (mucho más) cuando más caro está ese combustible fósil. Estamos generando más electricidad con gas natural (68.183 gigavatios hora en 2022) de lo que lo hemos hecho en la última década.
Curiosamente, la termosolar (que compite con el gas; ambas son tecnologías gestionables, pues pueden producir a demanda) ha generado en 2022 menos electricidad que nunca antes.
La última central termosolar española en entrar en operación lo hizo en 2013, año desde el que España cuenta con un parque termosolar de 2.300 megavatios de potencia. Desde entonces, desde ese año, no ha sido instalado aquí ni un solo megavatio de potencia termosolar. Pues bien, la termosolar ha producido en 2022 menos gigavatios hora que cualquier otro año desde 2013.
El pasado verano, el sector se quejaba de que Red Eléctrica de España les había enviado demasiadas consignas de parada, consignas que en principio da el operador del sistema eléctrico nacional, REE, por "motivos técnicos" (para evitar sobrecargas en la red, por ejemplo).
Sobre el particular se manifestaba rotundo en julio el coordinador técnico de la Plataforma Solar de Almería, Eduardo Zarza, en entrevista exclusiva de ER: "es asombroso -nos decía Zarza- que se den órdenes de parada a centrales termosolares y a plantas fotovoltaicas y se mantengan varios gigavatios de ciclo combinado en funcionamiento. El gas vale ahora mismo una barbaridad, y está distorsionando los precios, ¿y usted da orden de parada a termosolar y fotovoltaica durante muchísimas horas a lo largo del día y mantiene funcionando varios gigavatios de ciclos combinados? No lo entiendo".
También la patronal del sector, la Asociación Española para la Promoción de la Industria Termosolar, se pronunciaba este verano sobre este asunto. Desde el año pasado -nos contaba en julio el secretario general de Protermosolar- las limitaciones a la producción impuestas por Red Eléctrica están produciendo una situación "que se ha agravado a niveles insostenibles en este año 2022, con restricciones que en un par de meses han supuesto pérdidas superiores al 10% de la producción anual en algunas plantas en ciertos nudos de Extremadura y Castilla-La Mancha".
Así las cosas, el sector ha llegado a fin de año con unos números paupérrimos, o, sencillamente, los peores de su historia, los peores jamás registrados desde que en España son 2.300 los megavatios de potencia termosolar instalada. Nunca antes produjo menos electricidad la termosolar en un curso: 4.126 GWh ha generado en este 2022 recién finado, según dato de la propia Red Eléctrica de España. Poco más de 4.100 cuando la media de la década está en 4.874. O sea, que estamos hablando de un guarismo que está muy por debajo de la media (de la media), y lejísimos por supuesto de los mejores registros.
Resulta así curioso que, precisamente el año en que más caro ha estado el gas, más problemas haya tenido su competidora la termosolar para generar electricidad.
"No debemos olvidar que la tecnología termosolar con almacenamiento térmico -nos decía hace unas semanas el secretario general de Protermosolar- es la única renovable no emisora de CO2 que realmente puede reducir la dependencia del gas natural para la generación eléctrica nocturna, gracias a su capacidad de almacenamiento y su condición síncrona, superando en competitividad técnica y económica a la energía fotovoltaica con baterías en casos comparables".
Lo hemos contado aquí en más de una ocasión, pero quizá conviene hoy -día de balance- volver a "recontarlo". España cuenta ahora mismo con 50 centrales termosolares (concentran el calor del Sol y producen electricidad con ese calor). En total ahora mismo hay 2.300 megavatios de potencia termosolar instalada en suelo patrio (contamos con más potencia operativa que ningún otro país del mundo).
17 de las 50 instalaciones (véase cuadro en el que las repasamos todas) disponen además de sistemas de almacenamiento de calor (tanques de sales térmicas que acumulan el calor del Sol para usarlo a demanda, cuando haga falta).
En total, estamos hablando de una capacidad combinada de almacenamiento de unos 7 gigavatios hora eléctricos. Además, y según la patronal del sector, Protermosolar, es posible doblar ese almacenamiento simplemente instalando tanques en las centrales que fueron construidas sin almacén térmico (unos 600 megavatios en total), porque esas centrales están preparadas para encajar ese elemento: el almacén de calor.
Muchas empresas han presentado proyectos al Ministerio, que hizo incluso una consulta de interés público sobre el particular. Sin embargo, a día de hoy, los proyectos parecen estar cogiendo polvo en algún cajón de la Administración, que no parece muy activa en lo que a esta tecnología se refiere, o que parece más interesada en el H2, que el Ejecutivo no cesa de vender como solución de almacenamiento de electricidad.
Entre tanto, y con los precios del gas por las nubes, España, en los últimos doce meses, ha importado desde Estados Unidos 125.866 gigavatios hora de gas (EEUU ya es el primer vendedor de gas a España; ya no lo es Argelia) y le hemos comprado (algunas empresas españolas) le han comprado a la Rusia de Putin más de 50.000 gigavatios hora de gas, del gas natural más caro de la historia.
Estados Unidos, Argelia, Nigeria y Rusia son los principales proveedores de gas a España a día de hoy.
En dinero contante y sonante, España ha importado, entre enero y octubre de 2022 (último dato disponible), gas por valor de 21.900 millones de euros (el dato es de la Agencia de Comercio Exterior, Ministerio de Industria). El año pasado, en el mismo lapso, las importaciones de gas nos costaron 6.275 millones de euros. ¿Motivo de esa enorme subida del gasto en importaciones? El extraordinario incremento que ha experimentado en los últimos meses el precio del gas, como se dijo.
Pero es que además las importaciones han crecido en estos diez primeros meses del año con respecto a las importaciones registradas durante los primeros diez meses de 2021. El año pasado, entre el 1 de enero y el 31 de octubre España importó 340.114 gigavatios hora de gas natural. En el mismo lapso este año hemos importado 373.362 GWh.
O sea, que en 2022 las empresas que venden gas en España están comprando más gas a un precio mucho más elevado, un precio que al final queda repercutido en el precio del megavatio hora eléctrico del mercado mayorista y en el precio al que se enfrenta el consumidor final en casa.
"Con un poquito de los fondos europeos Next GenerationEU, con muy poquito -nos contaban en Protermosolar el pasado mes de mayo-, montas un almacenamiento [un tanque de sales térmicas en una termosolar que no lo tenga] a un coste marginal que te da energía renovable nocturna. Y digo marginal porque la instalación ya está construida, y en uso, y añadiéndole simplemente un complemento puedes obtener más energía y producirla de noche a un coste ínfimo".
A pesar de ello, España sigue siendo la primera nación del mundo por potencia instalada y cuenta con el mayor centro público de I+D en termosolar de concentración del mundo, la Plataforma Solar de Almería.
Qué es el gas natural
El gas es un combustible fósil que contribuye al cambio climático, tanto por la generación de emisiones de CO2 en la combustión como por las emisiones fugitivas de metano (el metano es el componente fundamental del gas natural: el 97% del gas natural es metano). El metano es un gas con un potencial de calentamiento global 86 veces superior al del CO2 en los primeros 20 años de vida (emitir un kilogramo de metano es equivalente a emitir 86 de CO2). Cada vez más investigaciones científicas demuestran que las fugas de metano no han estado bien contabilizadas y representan un problema climático mayor del que se creía.
El Grupo de expertos Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC son sus siglas en inglés) define las emisiones fugitivas como “la liberación intencional o no intencional de los gases de efecto invernadero durante la extracción, el procesamiento y la entrega de los combustibles fósiles al punto de utilización final”.
El informe Smoke and mirrors, de Bankwatch Network, publicado en enero de 2018, concluye que “los valores de emisiones fugitivas en más de la mitad de los escenarios están alrededor del umbral del 3% definido por la Agencia Internacional de la Energía, más allá del cual el gas fósil deja de ofrecer un beneficio climático en comparación con el carbón”.
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Pie de foto: captador lineal Fresnel, en la Plataforma Solar de Almería