El análisis de la seguridad nacional e internacional es de suma importancia para cualquier país, ya que se trata de una tarea que permite delinear políticas públicas para garantizar el buen funcionamiento de las administraciones. En esta planificación, "la política energética es clave", según explican desde el Foro Industria y Energía (FIE), entidad co-organizadora del Foro Sella 2024, que tuvo lugar el pasado 23 de mayo en Villanueva de Gállego (Zaragoza).
Reflexiones sobre la soberanía energética
En este planteamiento de la soberanía y seguridad energéticas, desde el FIE consideran imprescindible abrir un debate sobre si deben incluirse entre las infraestructuras críticas del Estado todas aquellas estructuras capaces de generar energía renovable. En el último informe del Departamento de Seguridad Nacional (DSN) se habla de los sectores críticos y la energía es uno de ellos. En este sentido, y a medida que las energías renovables tengan más presencia en el mix energético español, podrían llegar a ser más vulnerables.
Albert Concepción, director del Foro Industria y Energía: “No debemos descartar que las instalaciones renovables acaben siendo parte de las infraestructuras críticas del futuro. No puede haber soberanía energética para Europa sin energías renovables, por ello parece lógico protegerlas y actualizar su seguridad para garantizar dicha soberanía”.
La energía como instrumento bélico
En este contexto, el exdirector del DSN, el general Ballesteros, recordó que "todos los Estados están amenazados por los conflictos híbridos", es decir aquellos en los que se utilizan medios y procedimientos que van más allá de la guerra convencional y que "pueden afectar directamente en la planificación energética". En concreto, “la energía es un instrumento de las estrategias híbridas, que son los planes con los que las potencias -como Rusia y como China- buscan establecer un nuevo orden mundial". Y la energía juega un papel "fundamental” en estas estrategias.
Ballesteros puso de ejemplo la invasión rusa de Ucrania. "Antes de la invasión, Rusia suministraba el 45% del gas a toda la Unión Europea y un 9% a España a través de GNL". Estos vínculos comerciales volvían a la UE excesivamente dependiente de los hidrocarburos rusos, una relación que "debilitaba cualquier perspectiva de planificación energética, y, en consecuencia, la seguridad nacional de los Estados miembros".
Por ello, el exdirector del DSN instó a desarrollar “un sistema sostenible que potencie la soberanía energética". Un buen ejemplo de este tipo de sistemas está en el Plan + Seguridad Energética, impulsado por la UE. A su parecer, “Rusia ha utilizado la energía como un instrumento en un conflicto, pero también es una oportunidad, porque ahora en Europa se quiere potenciar la soberanía energética" basada en las tecnologías limpias.
A medida que los combustibles fósiles vayan teniendo menos peso en el mix, es probable que las amenazas en gasoductos o barcos petroleros también se reduzcan. Sin embargo, es probable que, paralelamente, las amenazas se acentúen sobre las estructuras que generan y transportan energías renovables, por lo que cualquier amenaza a la infraestructura renovable podría lastrar no solo la transición energética, sino el tejido económico e industrial del país.
Energía autóctona
Miguel Ángel Ballesteros, exdirector del Departamento de Seguridad Nacional (DSN): "Para un país como España, que tiene una dependencia de energía global del exterior del 70% (que hay que pasarla al 51% en 2030), la solución solo pasa por el camino de las energías renovables”.
Ballesteros advirtió que para que la sostenibilidad juegue a nuestro favor, “es fundamental desarrollar las energías autóctonas, que son las renovables, y especialmente eólica y fotovoltaica”, ya que en 2022-2023 la energía hidráulica cayó un 42%.
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