Hace unos años la culpa de la carestía de la luz la tenían siempre las energías renovables, señaladas cada vez que se producía un alza significativa de ese precio como las principales responsables del encarecimiento. Conforme los análisis del sector fueron demostrando que, antes al contrario, a mayor producción renovable, menos agresivas eran las escaladas de precio, el dedo acusador tuvo que cambiar de dirección, y eligió la meteorología, que a partir de cierto momento siempre servía para explicar las alzas de precio: ¿por qué ha subido el precio? Porque hace mucho calor (la culpa de la subida la tienen los aires acondicionados, que tiran al alza de la demanda, y ya se sabe qué ocurre cuando sube la demanda... que suben también los precios). ¿Por qué ha subido ahora el precio? Porque hace mucho frío (la culpa de la subida la tienen las calefacciones eléctricas). Con el paso del tiempo, la meteorología ha perdido credibilidad, pues no siempre que sube el precio en Modo Rallye hace mucho calor, o hace mucho frío. Así que ahora el dedo acusador se ha visto en la necesidad de volver a cambiar de dirección, y ahora el chivo expiatorio es el gas. O, más concretamente, el gas y el CO2, que están muy caros.
En realidad, el que el precio de la luz esté ahora por las nubes (el que siga estos días por las nubes sería más correcto) va más allá de si hay o no mucha eólica, de si hace o no mucho frío, y de si el precio del gas (o el del CO2) están más o menos caros, que efectivamente lo están.
La clave del asunto está en el mecanismo de formación de precio, que ya hemos explicado en más de una ocasión aquí, y en la negativa de Bruselas (por el momento) a entrar a fondo en su reforma, que es algo que, más o menos tibiamente, ya han planteado varios gobiernos europeos.
Ayer, solo el 8% de la electricidad salió de centrales de ciclo combinado que queman gas natural. O, dicho de otro modo, el 92% de la electricidad fue generado por parques eólicos, centrales hidroeléctricas, termosolares, nucleares, parques fotovoltaicos, etcétera, etcétera. ¿Gas? Apenas el 8%.
Sin embargo, ayer, el precio de la electricidad (precio medio aritmético para España y Portugal) alcanzó los 212,98 euros el megavatio hora. El año pasado, el día más caro del invierno y de la borrasca Filomena, fue el día 8 de enero (2021), y ese día el precio no alcanzó siquiera los cien euros (se quedó en 94,99).
Hoy, el operador del sistema estima que el gas natural de las centrales de ciclo combinado producirá aproximadamente el 11% de toda la electricidad que va a demandar España. Es decir, que el 89% de la energía eléctrica será producido en otras instalaciones de generación. [Véase bajo estas líneas, a la derecha, la energía diaria, según OMIE].
¿Fue ayer realmente ese 8% de gas (lo será hoy ese 11% previsto) el responsable de que el precio de la luz sea hoy un 140% más elevado que hace un año?
Hoy el precio medio de la electricidad en el mercado mayorista alcanza los 215,86 euros (máximo desde el pasado 25 de diciembre), y bastante más del doble que hace un año, cuando (el 7 de enero de 2021, en plena Filomena) el mercado mayorista se quedó en los 88,93 euros.
Los precios del mercado mayorista repercuten directamente en la tarifa regulada -el denominado Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor, PVPC-, a la que están acogidos casi 11 millones de consumidores en el país, y sirven además de referencia para los otros 17 millones que tienen contratado su suministro en el mercado libre.
Y los precios del mercado mayorista salen de una subasta en la que la tecnología que fija precio es la última, la que cuadra oferta y demanda. El precio que fija no es el precio al que cobrará su megavatio, sino que ese precio va a arrastrar (al alza) a todos los demás.
¿Y qué está ocurriendo estos días? ¿Qué lleva ocurriendo desde que comenzase el rallye de precios?
Pues lo que está ocurriendo es que el precio lo fija la hidráulica (y no el gas de los ciclos combinados). La hidráulica estima a cuánto puede generar el gas, oferta algo por debajo, y así gana ese último megavatio (el que cuadra la oferta con la demanda) y cobra a precio de gas lo que está generando a precio de agua. (No te pierdas esta pieza, donde explicamos cómo funciona esa subasta y qué empresas son las propietarias de las centrales hidroeléctricas y de las centrales de ciclo combinado que queman gas para generar electricidad).
Así, el mercado mayorista de la electricidad arroja precios (más de 200 euros el megavatio hora) que no reflejan el coste de producción de la electricidad. O precios que sí reflejan el coste de producción de cierta electricidad (el coste de producción del 8% de la electricidad). El problema es que ese precio se le aplica a todas las tecnologías (hidráulica, nuclear, residuos), tecnologías que generan megavatios hora a un coste mucho menor que el gas, pero que serán retribuidas como si estuviesen quemando gas, y que pagará el consumidor como si de gas se tratase.
¿Por qué? Porque el legislador ha ideado un mercado con unas reglas que no reflejan esa diversidad de costes. Así, el mercado enriquece a unos pocos (los productores) y empobrece a todos los demás. [Bajo estas líneas, véase cómo el precio de las últimas 72 horas lo ha marcado fundamentalmente la hidráulica: 18 de las 24 horas].
El mes de diciembre del año 2021 ha cerrado con un precio medio mensual en el mercado mayorista eléctrico de 239,1 euros, el más alto de la historia, tras superar en más de 39 euros los 200 euros megavatio hora del pasado octubre.
El Gobierno ha ampliado hasta el 30 de abril la rebaja de los impuestos incluidos en la factura de la luz que pagan todos los consumidores con el fin de paliar el efecto negativo que la subida del precio de la electricidad está causando en los ciudadanos.
En concreto, se han prorrogado hasta el 30 de abril las rebajas del 21% al 10% del IVA y del impuesto especial eléctrico del 5,11% al 0,5%, mínimo legal. La suspensión del impuesto de generación al 7% que pagan las empresas solo se mantendrá, por ahora, hasta el 31 de marzo.
Además, desde el Ministerio para la Transición Ecológica recuerdan que, en los últimos meses, ha ampliado los descuentos del bono social eléctrico con carácter general desde el 25% hasta el 60% y del 40% al 70% para los consumidores vulnerables severos hasta el 30 de abril.
Así mismo, ha aprobado, "con carácter estructural y permanente", el suministro mínimo vital, que otorga seis meses adicionales a los cuatro meses en los que no se puede cortar la electricidad desde la notificación del primer impago, y ha duplicado la partida presupuestaria de este 2021 para el bono social térmico, "de modo que cada beneficiario reciba una media de 90 euros".
En el plano europeo, el Gobierno ha planteado la adopción de medidas extraordinarias para afrontar esta extraordinaria coyuntura, como (1) la revisión del mecanismo de formación de precios mayoristas de la electricidad (véase declaraciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a partir del 0'52'') y como (2) la revisión de la operativa del mercado de CO2, o la compra centralizada de gas, consiguiendo el apoyo de varios socios (entre ellos, Francia e Italia), que representan el 45% de la población de la Unión Europea.
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