Así se desprende del Informe especial sobre perspectivas de tecnología energética, un estudio elaborado por la AIE que se centra en cinco tecnologías clave de energía limpia: energía solar fotovoltaica, energía eólica, baterías, electrolizadores y bombas de calor. Todo ello desde una perspectiva manufacturera, un sector que es fuente de crecimiento y desarrollo, y que aporta seguridad económica y empleo, factores sobre los que descansa buena parte del futuro de la transición hacia las energías limpias.
El análisis destaca que la inversión global en la fabricación de tecnologías limpias ascendió a alrededor de 200 mil millones de dólares en 2023, un crecimiento de más del 70% en relación con 2022. Además, las inversiones en plantas de fabricación de baterías y de energía solar fotovoltaica lideraron el camino, ya que representaron en conjunto más del 90% del total en ambos años.
En concreto, la inversión en la fabricación de energía solar fotovoltaica se duplicó hasta alcanzar unos 80.000 millones de dólares en 2023, mientras que la inversión en la fabricación de baterías creció alrededor de un 60%, hasta los 110.000 millones de dólares.
Sin embargo, aquí es donde se revela quién se come la mayor parte del pastel renovable: China representó tres cuartas partes de las inversiones mundiales en fabricación de tecnologías limpias en 2023, frente al 85% en 2022, un tímido descenso que responde a que la inversión en Estados Unidos y Europa creció fuertemente, particularmente en la fabricación de baterías, cuyas inversiones se triplicaron con creces en Occidente. [Bajo estas líneas, la gráfica muestra la inversión en manufactura de tecnologías limpias por regíon y tecnología]
Indiscutible concentración geográfica en el sector manufacturero
China, Estados Unidos y la Unión Europea representan en conjunto entre el 80% y el 90% de la capacidad de fabricación de energía solar fotovoltaica, eólica, baterías, electrolizadores y bombas de calor.
Pero lo alarmante es que solo China representa más del 80% de la capacidad mundial de fabricación de módulos solares fotovoltaicos y el 95% de las obleas, unas cifras que según apuntan desde la AIE no cambiarán mucho esta década, ya que el país igualará o superará las adiciones de capacidad planificadas en otros países como Estados Unidos e India.
En cuanto a la fabricación de celdas de batería, la situación es algo diferente: las adiciones de capacidad planificadas en Europa y Estados Unidos parecen destinadas a reducir la participación actual de China en la capacidad global, y ambas regiones occidentales alcanzarán alrededor del 15% para 2030 si se realizan todos los proyectos anunciados. En concreto, la capacidad de fabricación de celdas de batería anunciada en Europa y Estados Unidos es suficiente para satisfacer las necesidades de implementación nacional para 2030 asociadas con sus propios objetivos climáticos, aseguran los autores del estudio. [Bajo estas líneas, la gráfica refleja la concentración de la capacidad manufacturera anunciada hasta 2030]
Eólica, electrolizadores y bombas de calor
La concentración geográfica de la fabricación de energía eólica, electrolizadores y bombas de calor también muestra pocos cambios hasta 2030. Fuera de los principales países productores, América Central y del Sur representan una pequeña proporción de la producción mundial de los principales componentes de las turbinas eólicas (4% a 6% para góndolas, palas y torres). Sin embargo, hoy en día prácticamente no se fabrican tecnologías limpias en África. La concentración es aún más pronunciada en el caso de los componentes de baterías y energía solar fotovoltaica, pero la perspectiva de un exceso de capacidad puede abrir posibilidades para una mayor diversificación de la producción en esta área.
China, el productor más competitivo
El análisis de la AIE confirma que China es el productor de menor costo para todas las tecnologías, ya que las instalaciones en Estados Unidos y Europa suelen ser entre un 70% y un 130% más caras por unidad de capacidad de producción que las de China para la fabricación de energía solar fotovoltaica, eólica y baterías. Además, los costos de capital de la India son entre un 20% y un 30% más altos que los de China, pero significativamente más bajos que los de Estados Unidos y Europa.
Sin embargo, los gastos de capital inicial para poner en marcha una fábrica no son la parte más cara, ya que los costos operativos, incluidos los costos de energía, materiales, componentes y mano de obra, hacen una contribución mucho más importante en conjunto. De hecho, la AIE señala que los costos operativos continuos representan entre el 70% y el 98% de los costos totales de fabricación, por lo que reducir los costes de energía, materiales y componentes es una palanca importante para reducir las diferencias de costes, subrayan.
Además, muchos otros factores, además del costo de fabricación, influyen en las decisiones de inversión de las empresas: el tamaño del mercado interno, la disponibilidad de trabajadores con las habilidades necesarias, la preparación de la infraestructura, los procesos de permisos y otros regímenes regulatorios, la proximidad a los clientes y las sinergias con las industrias existentes.
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