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La eólica marina que no acaba de zarpar

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Casi 22.000 megavatios de potencia eólica marina han emprendido la carrera de los 3.000. De los 3.000 megas que el Gobierno ha fijado como Objetivo Eólico Marino 2030. Porque casi 22.000 megavatios han presentado sus credenciales, a lo largo de los últimos cuatro años, ante el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Muchos de esos megas han quedado ya fuera de combate, por motivos diversos, pero en todo caso ese guarismo demuestra muy a las claras una cosa: el apetito del sector por la eólica de mar adentro tiene el horizonte largo: casi 22 gigas... en pos de 3. [En la foto, parque eólico marino de la empresa estatal noruega Equinor].
La eólica marina que no acaba de zarpar

Ferrovial, ACS, Naturgy, Iberdrola, la noruega Equinor, Capital Energy, Iberblue Wind, Acciona, Sener-Bluefloat Energy, Saitec... El listado de empresas interesadas en erigir sus aerogeneradores frente a las costas españolas es largo y está cuajado de nombres conocidos. Ahora mismo en España hay iniciativas presentadas ante el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico por valor de más de 21.000 megavatios de potencia. Son declaraciones de intenciones de los promotores, que vienen a exponerse al escrutinio ambiental de ese departamento del Gobierno, que debe velar por la conservación de la naturaleza y el buen estado del medio ambiente.

La mayoría de esos proyectos nunca llegará a materializarse. Algunos, de hecho, ya están fuera de la carrera, como decíamos al principio, pues aspiraban a ocupar zonas en las que los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo que ha aprobado el Gobierno (POEMs) han prohibido la instalación de parques eólicos. Es más: incluso si el proyecto superara todos los trámites, deberá participar en las subastas que el Gobierno prevé, subastas cuyo valor máximo previsto para el horizonte 2030 ha quedado fijado en 3.000 megavatios (esa será la cantidad de potencia subastada, porque ese es el objetivo eólico marino que ha fijado el Gobierno en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, Pniec: 3.000 MW en 2030).

Esa es grosso modo la foto fija a día de hoy. Mucho proyecto (62 parques han llamado a las puertas del Ministerio, por valor de casi 22.000 megavatios), de muchos actores interesados (los susodichos y otros), varios de ellos de más de mil megavatios de potencia, y distribuidos frente a las costas de muchos territorios muy distintos y distantes: Lugo, Cádiz, Girona, Almería, Pontevedra, Las Palmas, Málaga, A Coruña.

Pero vamos a contar la historia desde el principio, que tampoco está muy lejos: “2023 – dice la Asociación Empresarial Eólica (AEE) en su último Anuario– supone el comienzo oficial del desarrollo de la eólica marina en España con la aprobación de los POEMs y la inclusión de un objetivo de 3 GW para esta tecnología en la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023- 2030”. Y no le falta razón a la AEE.

Porque en febrero del 23, hace poco más de un año, es cuando el Gobierno aprueba por fin el esperado real decreto (RD) “por el que se aprueban los planes de ordenación del espacio marítimo de las cinco demarcaciones marinas españolas”, un instrumento imprescindible, clave, para lograr los objetivos que el mismo Gobierno había señalado en diciembre del 21 en su Hoja de Ruta de la energía eólica marina: los susodichos 3.000 megavatios (MW).

Los POEMs definen las Zonas de Alto Potencial para el desarrollo de las Energías Renovables (zonas Zaper), en las que podrán ubicarse los futuros parques eólicos marinos, y han venido a significar (en 2023) el pistoletazo de salida regulatorio para la eólica marina en nuestro país.

[Bajo estas líneas, las cuatro demarcaciones marinas en las que es posible instalar aerogeneradores. El uso militar de la quinta demarcación impide la ejecución de otro tipo de operaciones en esa área -demarcación marina Suratlántica-, aunque hay allí recurso eólico abundante].

Estos planes deben asegurar la coexistencia en el mar de actividades tan dispares como el transporte marítimo, la pesca, el uso militar, las zonas ambientalmente protegidas o la eólica marina.

El proceso de elaboración de los POEMs “ha sido –reconocen en la AEE– largo y complejo, precisamente por la necesidad de analizar y ponderar multitud de factores relacionados con las diferentes actividades que se desarrollan en el medio marino y preservar los valores naturales de la costa y el mar”.

Y el resultado de ese proceso, que ha durado casi cinco años (con sus consultas públicas), ha sido (es) controvertido. Algunas zonas contempladas inicialmente para desarrollar en ellas proyectos eólicos marinos han sido eliminadas del mapa; otras muchas se han visto recortadas.

Además, en el proceso de redacción de estos planes se ha eliminado el “carácter prioritario” que los borradores iniciales dotaban a la eólica marina, y el documento definitivamente aprobado habla solo de zonas eólicas o “áreas de alto potencial”. Nada de prioridades.

Los cuatro mayores “enemigos” de la eólica en el mar (quede escrito entre muchas comillas) han sido el ejército, el turismo, los pescadores y la biodiversidad marina.

Aguas exclusivas
El ejército ha ganado sus batallas y así por ejemplo la que es sin duda una de las zonas más ricas (en recurso eólico) de todas las aguas territoriales españolas (la demarcación suratlántica) ha quedado reservada, en exclusiva, para las maniobras militares.

El Ministerio para la Transición Ecológica reconoce explícitamente que “gran parte de la Demarcación suratlántica registra intensidades de recurso que podrían ser de interés para el sector eólico (...), particularmente gran parte de la franja marítima cercana al Estrecho, que se halla bajo la influencia de los frentes atlánticos y que presenta máximos en su vértice sureste”, pero en esa zona –expone– la fuerte actividad militar impide todo desarrollo eólico marino: “tras un proceso de consulta a las administraciones competentes, incluido el Ministerio de Defensa, se concluye que la implantación de parques eólicos comerciales no es factible en esta demarcación marina” (porque Defensa desarrolla en la zona ejercicios militares aéreos, submarinos y de superficie). En fin, muchos miles de kilómetros cuadrados de gran recurso eólico que quedan así –por mor de la defensa nacional– vedados a la energía eólica marina.

La conservación del medio y sus especies ha sido otro de los criterios que el Ministerio ha esgrimido para vedar la eólica marina en ciertas aguas. Y, por fin, el turismo y la pesca. La hipotética visión de los aerogeneradores desde la playa preocupa al mundo-turismo (por aquello del presunto impacto paisajístico) y la ocupación de ciertos espacios marinos también inquieta en las cofradías de pescadores. Y se han dejado oír.

Durante 2023 algunas plataformas del sector pesquero han presentado así en el Tribunal Supremo dos recursos contenciosos en contra de los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo. AEE se ha personado como codemandada en ambos procedimientos, para defender los intereses del sector y la integridad de los POEM. Las entidades recurrentes han sido la Plataforma en Defensa de la Pesca y de los Ecosistemas Marinos y la asociación Raeden y Stop Makro Park Eolic Mari.

Sea como fuere, los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (que ordenan un millón de kilómetros cuadrados de aguas territoriales españolas) han quedado sintetizados (en lo que se refiere a la eólica marina) en 19 polígonos, que no suman ni 5.000 kilómetros cuadrados. Esa es la superficie en la que el sector podrá colocar sus máquinas.

Podrán hacerlo en cuatro de las cinco demarcaciones marinas: Noratlántica (hay una decena de proyectos que suman más de 6.000 megavatios); Estrecho y Alborán (cinco proyectos, 4.000 MW); Canarias (una quincena de parques, más de 3.000); y Levantino Balear (6 proyectos, en torno a 4.000); pero no en la demarcación Suratlántica, por aquello de las maniobras militares. Hasta ahí, el potencial (el terreno de juego) delimitado por la ordenación del espacio marítimo que ha aprobado el Gobierno.

Menos del cero coma cinco
El sector dice que ha renunciado a un 38% de la superficie marina que el borrador inicial de los POEMs consideraba apta para instalar aerogeneradores (y efectivamente así es) y dice que los menos de 5.000 kilómetros cuadrados que finalmente le han autorizado apenas suponen un 0,5% de todas las aguas españolas, pero que bueno… que con eso le basta para alcanzar los 3.000 MW objetivo. Dice lo que dice... y sigue esperando.

Porque la Administración no acaba de convocar la que sería la primera subasta de eólica marina de la historia de España. La secretaria de estado de Energía, Sara Aagesen, en noviembre del año pasado, en Las Palmas de Gran Canaria, en el marco del Congreso Eólico Marino, hizo dos anuncios: (1) “antes de final de año [del año 23] iniciaremos el proceso de audiencia e información del marco normativo de la eólica offshore, que sentará las bases para el desarrollo de proyectos con una tramitación ágil y con las máximas garantías”; y (2) el Ministerio quiere concretar así “el régimen económico de la subasta, la reserva de capacidad de acceso y la reserva del dominio público marítimo-terrestre”. O sea, que dijo que le aclararía todo a la eólica marina… “antes de final de año”.

Bueno, pues ese “antes de final de año” ya ha pasado, y han pasado además otros casi ocho meses desde entonces, que estamos en julio, y seguimos en la casilla de salida: o sea, con POEMs, pero sin subasta. En realidad no estamos hablando de unos meses de retraso. Estamos hablando del día de la marmota o del cuento de nunca acabar.

La Asociación Empresarial Eólica ya alertaba en su Anuario de hace dos años sobre lo siguiente: es preciso “abordar con urgencia” –decía en la página 55– el establecimiento de “un calendario de subastas de eólica marina a corto, medio y largo plazo”.

Un año después, en el Anuario del año 23, la AEE quería ser optimista y decía (página 5): “2022 ha sido el año del lanzamiento definitivo de la eólica marina en España”, pero inmediatamente después matizaba: “aunque debido a diferentes circunstancias no se ha producido el despliegue que todos esperábamos”.

¿Y ahora?
Pues en el Anuario 24, que AEE acaba de presentar, la Asociación, inasequible al desaliento, avanza (1) que “2024 esperamos que sea el año del despegue de la eólica marina en España” y aventura (2) que “el actual desarrollo del marco normativo nos anima a pensar que a final de 2024 se puedan dar las condiciones regulatorias para disponer del anuncio de la primera subasta”. El sector así sigue sin mercado doméstico en el que fortalecer su perfil, mientras sus competidores europeos y asiáticos sí que están trabajando ya frente a sus respectivas costas, ganando experiencia y conocimiento y creciendo (evolucionando).

Porque más allá de la península las administraciones sí que lo están viendo claro. En los doce meses del año 2023 se han adjudicado en subastas de eólica marina en Europa 13.600 megavatios (13,6 gigas, GW). Repartidos en cuatro países: Alemania (8,8 GW); Irlanda (3,1); Francia (1 GW); y Lituania (0,7 gigavatios). Los precios han fluctuado entre las adjudicaciones sin incentivo de Alemania o Francia y los 86 euros megavatio hora en Irlanda.

China no obstante sigue mandando mar adentro. El año pasado instaló nada más y nada menos que 6.300 megavatios (diez veces más que España en tierra firme en este año 23). El gigante asiático ha alcanzado así a finales del 23 una potencia instalada de 38 GW de eólica marina.

De regreso a Europa, Países Bajos se ha convertido este año pasado en el primer mercado eólico en nuevas incorporaciones (1,9 GW), superando a Reino Unido (833 MW) y por delante de Francia (360 MW), Dinamarca (328 MW), Alemania (257 MW) y Noruega (35 MW).

En lo que se refiere a eólica flotante, durante 2023 se han puesto en servicio 47,4 MW de nueva capacidad, incluidos 34,4 megas en el proyecto noruego Hywind Tampen, que sigue siendo el mayor parque eólico flotante del mundo. Además, China ha “flotado” dos aerogeneradores (de 4 y de 7,25 MW) y la ingeniería vasca Saitec ha colocado frente a la costa de Vizcaya una máquina de dos megas sobre su prototipo de plataforma flotante DemoSATH.

En términos de potencia acumulada, China ya había superado al Reino Unido en 2021 como primer mercado del mundo de la eólica marina, tendencia que se mantiene hoy en día. Alemania, Países Bajos y Dinamarca son los otros tres mercados que conforman los cinco primeros.

Así las cosas, los números quedan como sigue: potencia eólica marina acumulada a finales de 2023 en todo el mundo (75,2 gigavatios); potencia eólica marina acumulada a finales de 2023 en Europa (34 gigas); potencia eólica marina acumulada a finales de 2023 en la Unión Europea (19 GW); potencia eólica marina instalada a lo largo de los doce meses de 2023 en todo el mundo (10,8 GW, segundo mejor año de la historia por potencia instalada); potencia eólica marina instalada en 2023 en Europa (3,7 GW, nunca antes Europa instaló en un año tanta potencia eólica en el mar como ha hecho este año pasado)

Futuro inmediato
El Consejo Global de la Energía Eólica (Global Wind Energy Council, GWEC) acaba de publicar la última edición (2024) de su ya tradicional Global Offshore Wind Report, en el que repasa la actualidad eólica marina global y presenta algunas estimaciones. Y son demoledoras: GWEC prevé que el sector va a triplicar su ritmo de instalación en cuatro años: desde los 10,8 GW de 2023 hasta los... 37,1 GW en 2028.

China y Europa serán los dos contribuyentes clave a este crecimiento, con más del 85% de las nuevas incorporaciones en 2024 y 2025. Estados Unidos y los mercados emergentes de Asia-Pacífico –añaden desde GWEC– empezarán a ganar cuota de mercado a partir de 2026, con unos 5-8 GW de nueva potencia anual.

En total, se prevé que entre 2024 y 2028 se incorporen 138 GW en todo el mundo, con instalaciones anuales medias de 27,6 GW.

En Asia se espera que China siga siendo el mayor contribuyente, con 72 GW en los próximos cinco años, seguida de Taiwán (6,9 GW), Corea del Sur (3,1 GW) y Japón (1,7 GW).

En Europa, se esperan más de 42 GW de nueva capacidad de eólica marina entre 2023 y 2027, de los cuales el 44% se instalará probablemente en el Reino Unido, 15% en Alemania, 11% en Polonia, 8% en Países Bajos, 6% en Francia y 5% en Dinamarca.

En Estados Unidos se prevén 30 GW de nueva capacidad en 2030, convirtiéndose en el mayor mercado eólico marino después de China y el Reino Unido en términos de nuevas incorporaciones. Sin embargo, los escenarios más probables estiman unos 10 GW instalados en 2028. De España GWEC no estima nada.

Según el presidente de la Asociación Empresarial Eólica, Juan Diego Díaz Vega, “la eólica marina flotante es una oportunidad de país por la creación de nuevos empleos y por las sinergias con otras actividades industriales, como la naval o la portuaria, entre otras. La instalación de los 3 GW que establece la Hoja de Ruta del Gobierno supone la creación de más de 7.500 nuevos empleos cualificados”. El Anuario 2024 da otro dato: somos Top 1 del mundo en el desarrollo de prototipos de eólica marina flotante.

En fin, que casi 22.000 megavatios de potencia eólica marina han emprendido la carrera de los 3.000, y que ahora lo que hace falta es que la Administración se acuerde de una vez por todas de encender la luz verde.

Este contenido aparece en nuestra edición de papel (ER233, julio de 2024), que puedes descargar gratuitamente aquí

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