EDP ha confirmado, en el marco del lanzamiento global de su ambiciosa Estrategia 2021-2025, que está estudiando la posibilidad de ejecutar un parque eólico marino flotante en aguas asturianas. La instalación podría alcanzar los cincuenta megavatios de potencia. La compañía portuguesa, pionera en soluciones eólicas flotantes, ya opera una instalación de estas características frente a las costas de Portugal. Se trata del parque WindFloat Atlantic, localizado en aguas de Viana do Castelo. Los primeros pasos de ese proyecto hay que buscarlos a principios de década, cuando el tecnólogo estadounidense Principle Power, la eléctrica lusa y el fabricante danés de aerogeneradores Vestas unieron fuerzas para fletar, frente a las costas de Portugal, un primer prototipo flotante. Aquel ingenio fue probado con éxito durante varios años y a él le ha seguido el primer parque eólico marino flotante comercial del sur de Europa, que comenzó a impulsar desde mediados de década Windplus SA (donde EDP Renováveis tiene un 79,4%; Repsol SA, que se unió al proyecto en 2015, cuenta con el 19,4%; y Principle Power Inc, el 1,2%). Ese proyecto -heredero del instalado a principios de década- ya está operativo. Comenzó a estarlo el 31 de diciembre de 2019, día en que fue conectada la primera de las tres plataformas del parque eólico flotante que el consorcio Windplus opera hoy frente a Viana do Castelo (tres aerogeneradores Vestas de 8,4 megavatios situados sobre otras tantas plataformas flotantes).
Ahora, EDP anuncia lo que podría ser su segundo proyecto marino flotante, en este caso, frente a las costas de Asturias. El anuncio llega en el marco del lanzamiento de una ambiciosa Estrategia quinquenal que incluye inversiones por valor de 24.000 millones de euros: 80% en renovables, 15% en redes, y 5% en Clientes y Gestión de Energía. La compañía portuguesa ha señalado dos destinos preferentes para esas inversiones: Europa y Norteamérica. EDP prevé doblar el tamaño de su parque de generación eólica y solar, desde los actuales 12.000 megavatios a los 25.000 megas en 2025, lo que supondría una media de instalación de 4.000 megavatios de potencia cada año. El objetivo solar fotovoltaico (FV) de la compañía portuguesa es particularmente ambicioso: en estos cinco años quiere multiplicar por diez el tamaño de su parque FV global. EDP espera convertirse en una compañía totalmente descarbonizada en 2025.
La multinacional portuguesa ya anunción, el pasado mes de julio, el cierre de todas las centrales térmicas de carbón que opera en la península ibérica. En el caso concreto de la central de Sines (Portugal), la empresa ya ha entregado a la Dirección General de Energía y Geología de Portugal su declaración de renuncia a la licencia de producción de electricidad. Simultáneamente, la compañía ha comunicado por otro lado que, "en esta misma localización de Sines", está validando el desarrollo de un proyecto de producción de hidrógeno verde, en consorcio con otras empresas. En el caso de la central de Soto de Ribera (Asturias), EDP asegura "está validando proyectos con el objetivo de desarrollar un proyecto innovador de almacenamiento de energía".
La otra central de EDP asturiana es la de Aboño. Allí, la compañía portuguesa ha alcanzado un "acuerdo de largo plazo" con ArcelorMittal -suscrito hace poco más de un año- por el que Aboño valorizará los gases siderúrgicos generados en la factoría que ArcelorMittal tiene en Gijón. Según la siderúrgica, en el marco de este acuerdo, que da continuidad a la "relación histórica" entre ambas compañías, EDP ha procedido a reformar Aboño 1 de modo que la central quede destinada al gas siderúrgico, eliminando el uso del carbón. Aboño ha utilizado gases siderúrgicos excedentarios de los procesos productivos de la acería en los dos grupos desde su puesta en funcionamiento, una de las grandes singularidades de esta central.