EDP ha anunciado hoy que "ya trabaja en la solicitud de cierres" para anticipar la clausura de sus centrales de carbón en la Península Ibérica. En el caso de la central de Sines, EDP ha solicitado autorización para concluir su actividad "en enero de 2021". La empresa asegura que ya tiene cerrado el proyecto de reconversión de uno de sus grupos y que trabaja en otras opciones para las demás. Los motivos que esgrime la compañía lusa para justificar su decisión son cinco fundamentalmente: (1) la implementación de su "estrategia de descarbonización"; (2) la voluntad política que está revelándose de anticipar los plazos de materialización de las metas europeas de neutralidad de carbono; (3) el incremento constante de los costes de producción con carbón; (4) los elevados precios del CO2; y (5) la mayor competitividad del precio del gas natural y las centrales de ciclo combinado.
En ese marco, la empresa ha comunicado a los medios esta mañana que (1) solicitará "en las próximas fechas" el cierre de Soto 3 (Asturias); (2) continúa con su "proceso de transformación para la quema de gases siderúrgicos para 2022" en el caso de Aboño 1; y (3) mantendrá Aboño 2 como "apoyo a cualquier indisponibilidad" (Aboño también se encuentra en Asturias). Soto 3 no produce energía desde hace más de un año y la Central de Sines (Portugal), con 1.180 megavatios de potencia, está parada desde el 25 de enero.
En lo que se refiere a esta misma localización, Sines, EDP ha comunicado esta mañana que está validando "el desarrollo de un proyecto de producción de hidrógeno verde, en consorcio con otras empresas". Según la empresa, el proyecto se incluye en el plan de interés común europeo y tiene potencial de exportación por vía marítima. La eléctrica lusa asegura que "esta alternativa en estudio para la producción de una fuente de energía limpia puede representar un nuevo ciclo para la región y para la economía portuguesa".
EDP también solicitará el cierre del grupo 3 de la Central de Soto de Ribera (con 346 megavatios de potencia). En esta ubicación, la compañía explica en su comunicado que "está validando proyectos con el objetivo de desarrollar un proyecto innovador de almacenamiento de energía".
Para la central de Aboño, EDP, como anunció en diciembre del año pasado, ya ha pedido la licencia para la transformación de su grupo 1 (342 megavatios de potencia) en una central que utilice sólo gases siderúrgicos a partir de 2022. Aboño 2 se mantendrá "como apoyo a cualquier indisponibilidad contribuyendo así a una economía más circular".
La empresa asegura que "los cambios en las centrales de Aboño y Soto no supondrán pérdida de empleo" y que continúa validando "y promoviendo proyectos alineados con la transición energética en todas las regiones donde tuvo centrales de producción con carbón".
Miguel Stilwell de Andrade, consejero delegado de EDP: “estamos en el camino acertado para cumplir nuestros objetivos de sostenibilidad para 2030: tener el 90% de la producción con origen renovable y reducir en un 90% las emisiones específicas con respecto a 2005. La decisión de anticipar el cierre de las centrales de carbón se deriva de los bajos precios del gas y los elevados precios del CO2, así como de la estrategia enfocada en renovables y, alineada con las metas europeas de neutralidad de carbono, además de la voluntad política de anticipar esos plazos. Asimismo, esta decisión contribuye a reforzar el liderazgo de EDP en renovables entre las eléctricas europeas”
La división renovable de la multinacional portuguesa, EDPR, ha cerrado el primer semestre de 2020 con un parque de generación que supera los 11.400 megavatios de potencia renovable: 4.600 en Europa; 6.500 en Norteamérica; y 300 en Brasil. De ellos, 284 son fotovoltaicos y 11.154, eólicos terrestres.