La semana pasada, Transport & Environment y Ecologistas en Acción editaron un informe titulado Más palma y colza en nuestros depósitos que en nuestros alimentos. Como cada año, una de las bases del informe son los datos aportado por Oil World, servicio de información sobre el mercado mundial de aceites vegetales que constata que estos últimos se emplean cada vez más para producir bioenergía, biocarburantes principalmente, que alimentos u otros productos.
Por otro lado, el principal productor de biogás y biometano en Europa, Alemania, emplea maíz en sus digestores anaerobios; y la gran mayoría de la energía térmica y eléctrica que se genera con biomasa sólida en el continente procede de cortas o restos de cortas de madera. Recientemente, el Parlamento Europeo pidió a la Unión Europea que se ahonde en la producción sostenible de combustibles de madera.
Conscientes de lo que aún falta para que otros biocombustibles más avanzados dejen de depender de diferentes tipos de cultivos, las intervenciones durante la sesión de inauguración de la EUBCE se centraron en vincular la sostenibilidad de la agricultura y la selvicultura con la de la bioenergía y la bioeconomía.
“La bioeconomía, como una forma moderna de agricultura, es el futuro de Europa”
André Faaij, director científico de una de la entidades de investigación más prestigiosas de los Países Bajo, Toegepast Natuurwetenschappelijk Onderzoek (TNO), afirmó que “la bioenergía y la bioeconomía pueden ser facilitadoras de una agricultura sostenible”. Faaij añadió que “los recursos sostenibles de biomasa estarán disponibles en grandes cantidades si se logran sinergias con la agricultura sostenible, la gestión forestal y la restauración de tierras degradadas”.
Desde la Agencia para la Transición Ecológica de Francia, conocida como Ademe, su presidente, Arnaud Leroy, fue un paso más allá y aseguró que “la bioeconomía, como una forma moderna de agricultura, es el futuro de Europa”. “Si se basa en cadenas de suministro de biomasa bien diseñadas y sostenibles”, puntualizó David Chiaramonti, profesor del Politécnico de Torino.
Chiaramonti, que dio uno de los discursos científicos de apertura de la EUBCE, se refirió precisamente al eslogan de esta cita virtual que se celebra hasta el 9 de julio: El papel de la bioeconomía en la recuperación económica pospandémica. El científico italiano aseguró que “la bioenergía local puede estimular la recuperación de la economía pospandémica y descarbonizar el medio ambiente al mismo tiempo”.
Un potencial de biomasa sostenible al que le sigue faltando desarrollo comercial
Faaij, del TNO, señaló que “solo con el potencial europeo de biomasa sostenible se podría cubrir un tercio del suministro futuro de energía primaria, comparable al que ahora se cubre con el petróleo”. “Las tecnologías avanzadas y la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BECC) ofrecen vías para suministrar combustibles de alta calidad y conseguir que las industrias pesadas tengan emisiones negativas”.
No obstante, en una edición más de la EUBCE se volvió a constatar que esos avances tardan en llegar. Se volvió a pedir una mayor implicación política y una regulación estable, y Jim Spaeth, presidente de la sección de Bioenergía de la Agencia Internacional de la Energía, afirmó que “necesitamos plantas exitosas, comerciales y pioneras para demostrar que la tecnología está lista y trabajar para atraer a inversores privados”.