Stanislav Polčák, europarlamentario checo adscrito al grupo del Partido Popular Europeo, es el ponente de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria (más conocida como Envy) de una propuesta de resolución en la que, básicamente, se pide a la Unión Europea (UE) y a los Estados miembros que “velen por que las medidas destinadas a proteger y renovar los bosques del mundo se apliquen de forma sistemática también para los bosques europeos”.
La propuesta parte de la premisa de que “a pesar de todos los esfuerzos realizados hasta la fecha, los objetivos de conservación y uso sostenible de los bosques mundiales no pueden alcanzarse con las políticas vigentes”. Se asegura que “la UE también participa indirectamente en la deforestación y degradación de los bosques del mundo, entre otras cosas a través del consumo de productos vinculados a la deforestación”.
A partir de aquí desgranan veinticuatro medidas destinadas a solventar esta carencia. Algunas de ellas tienen que ver directa o indirectamente con la producción, transporte y uso de combustibles (sólidos y líquidos) derivados de biomasa y con la certificación de la sostenibilidad de estas cadenas.
Que se vigile más la certificación
Piden, por ejemplo, a la CE que “haga especial hincapié en medidas en el ámbito de la producción sostenible y el uso de combustibles procedentes de la madera, también en relación con el alto nivel de importaciones de gránulos de madera (pélets) a la UE y los posibles riesgos que estas importaciones suponen para los bosques en terceros países”.
Uno de los mayores peros que reciben los biocombustibles sólidos, tanto desde el lado ecologista como científico, es la importación de millones de toneladas de pélets de madera desde Norteamérica hasta las grandes centrales de biomasa de Europa, especialmente del Reino Unido, Bélgica, Dinamarca y Países Bajos.
Muchos de estos pélets llegan certificados como sostenibles, pero la comisión Envy pide a la CE que, “con carácter urgente, se ocupe de la elaboración de estudios relativos a los sistemas de certificación de materias primas que no causen deforestación y que presente esos estudios al Parlamento Europeo, junto con una propuesta de medidas de seguimiento, para su examen posterior”.
“En España no hay deforestación, todo lo contrario”
Desde la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), explican a Energías Renovables que entienden la preocupación de esta propuesta, “pero pensamos que no es precisamente el problema que tenemos en España. Al igual que en muchos países de Europa, pero aquí con especial intensidad, no hay deforestación, sino más bien al contrario, debido al abandono de las tierras de labor y al estar vaciándose el mundo rural”.
En cuanto a las mayores exigencias de vigilancia en la certificación de la sostenibilidad, consideran que “el aprovechamiento de los recursos forestales, como es el caso de la biomasa local, la que consumimos aquí, cumple todos los criterios de sostenibilidad”. “Defendemos el uso local y sostenible de nuestros recursos naturales en España como herramienta de gestión forestal ante el abandono de los bosques por parte de una sociedad cada vez más urbana”, apostillan.
Revisar el riesgo de provocar un cambio indirecto del uso del suelo
Otras de las medidas que propone la propuesta de resolución de la comisión Envy es que la CE “examine a más tardar en 2021 los aspectos correspondientes del informe anejo al reglamento (UE) 2019/807 y, en su caso, lleve a cabo sin demora indebida, y en cualquier caso antes de 2023, una revisión de dicho reglamento sobre la base de los conocimientos científicos y conforme al principio de precaución”.
Se refieren al reglamento delegado (UE) 2019/807 que define qué materias primas tienen un riesgo elevado de provocar un cambio indirecto del uso de la tierra y la certificación de los biocarburantes, biolíquidos y combustibles de biomasa con bajo riesgo de provocarlo. Se trata de la normativa que puso fecha de caducidad al uso de biodiésel de aceite de palma como renovable.
Desde Avebiom afirman que “en España no hay un problema de pérdida de bosque por cambio de uso de suelo”. Echan mano de las estadísticas oficiales para exponer que “el monte ha aumentado sus existencias en un 64 por ciento desde el Inventario Forestal Nacional de 1996 (594 millones de metros cúbicos de madera) hasta el de 2009 (921 m.m3). Actualmente en España solo se aprovecha entre el 35 y el 40% del crecimiento anual, por lo que esta cifra va en aumento año a año”.
Entre el resto de las medidas, la comisión Envy del Parlamento Europeo pide que se ayude a gestionar mejor la extracción y combustión de leña en países en desarrollo. Pide a la CE que “considere prestar apoyo a terceros países para la posible transición a fuentes de energía renovables, reduciendo así la presión que el uso de la madera como combustible representa en la deforestación”.