Holaluz, que pospuso a principios de semana la presentación de sus resultados correspondientes al ejercicio 2023 hasta hoy, viernes, comunicó el pasado martes a BME Grothw unas pérdidas de 26 millones de euros, lo que multiplica por cinco sus números rojos de 5,1 millones del año anterior. Las cuentas remitidas a Bolsas y Mercados Españoles por la compañía no se han visto refrendadas además por la totalidad de su consejo de administración, ya que los representantes de los fondos Axon Capital e Inversiones y Geroa Pensioak, dos de los siete miembros del órgano rector, se han mostrado en contra del informe remitido al mercado. Por ello, la empresa indicó que haría público su informe de auditoría "antes de finalizar esta semana", una vez se realicen los "trámites administrativos adicionales por parte del auditor". Los cinco consejeros restantes sí que votaron a favor de la formulación y aprobación de cuentas.
El pasado 22 de abril, Holaluz anunció que preveía firmar esa misma semana préstamos por valor de unos 15 millones de euros y un 'equity line' de hasta seis millones, con los que hacer frente así a sus problemas de liquidez.
Por su parte, Solarprofit, grupo de autoconsumo fotovoltaico con sede en Llinars del Vallès (Barcelona), anunció también hace unas semanas un preeconcurso de acreedores un día después de informar de la aplicación de un expediente de regulación de empleo (ERE) al 90% de su plantilla (Holaluz anunció en noviembre 200 despidos, el 27% de su plantilla).
Solarprofit ha explicado en un comunicado a BME Growth que, "debido a elevadas tensiones de liquidez que afectan seriamente al cumplimiento de los plazos de pago", a finales de marzo informó de la apertura de negociaciones con los acreedores para alcanzar un plan de reestructuración.
En concreto, los títulos de Solaprofit se encuentran suspendidos desde el pasado 30 de abril, cuando marcaban un precio de 0,184 euros, mientras que las acciones de Holaluz no cotizan desde ayer, cuando se situaban en un precio de 2,57 euros. Holaluz publicó sus resultados del Ejercicio Financiero 2023 y actualización del primer trimestre de 2024 el martes y los presentará oficialmente hoy.
EiDF por su parte acaba de comunicar a BME Growth unas pérdidas de 32 millones de euros en el ejercicio 2023, lo que supone casi multiplicar por ocho los números rojos (4,036 millones de euros) que declaró en 2022. Además, la firma gallega vuelve a chocar con su auditor, PwC, que incluye salvedades en sus cuentas.
La compañía gallega ha declarado en todo caso ingresos agregados del grupo en 2023 por valor de 229,2 millones de euros y un resultado bruto de explotación (Ebitda) ajustado que sitúa en los 25,22 millones de euros.
No obstante, el grupo vuelve a contar con salvedades en sus cuentas de su auditor, en esta ocasión PwC, que puso de manifiesto que siguen "existiendo debilidades significativas en el modelo de control interno del grupo".
El año pasado, la compañía ya vio como era suspendida en Bolsa entre abril y agosto por no publicar sus cuentas de 2022 en el plazo previsto por discrepancias con PwC y se vio obligado a reformularlas.
"Debido a la relevancia de las incidencias detectadas a la fecha de nuestra opinión, no nos es posible asegurar totalmente que no pudieran surgir otras cuestiones no identificadas que, en su caso, pudieran suponer otros posibles errores y/o contingencias no recogidas en las cuentas anuales consolidadas adjuntas", señala ahora PwC.
Las tres empresas han sostenido buena parte de su estrategia empresarial en el autoconsumo, que ha vivido un 2023 de fuerte ajuste. ¿Por qué? Estos son los motivos.
Los números del último curso del autoconsumo
El año 23 ha sido el año del despertar de un sector que no había cesado de crecer (de manera brutal, además) durante todo un quinquenio. Los autoconsumos instalados sobre cubiertas de naves industriales y tejados domésticos han sumado este último año entre 1.706 megas (dato estimado por UNEF) y 1.943 (dato estimado por APPA), o sea, menos potencia en todo caso que la computada en 2022, cuando los números que manejaron las asociaciones oscilaron entre los 2.507 megavatios (UNEF) y los 2.649 (APPA).
La caída pues en términos de potencia gira en torno al 30%.
El estudio realizado por UNEFdestaca que el segmento del Autoconsumo Industrial ha sido este año pasado el más dinámico de los tres mercados en los que operan las empresas especializadas en la implementación de esta solución de ahorro: Residencial, Comercial e Industrial. Y el Industrial ha sido el más dinámico porque sobre las cubiertas de las naves de este país ha aflorado en los últimos doce meses más de un gigavatio de nueva potencia solar para autoconsumo: 1.020 megavatios (MW), según UNEF; o hasta 1.416, según la estimación de APPA, que incluye ahí el segmento Comercial. Si nos quedamos con el informe de UNEF, la caída de la potencia instalada en el segmento Industrial es la menor de las registradas en 2023 (-13% con respecto a 2022).
Porque el descenso en el sector Comercial (-42%) ha sido mucho más significativo (en 2023 los comercios solo han sumado 291 MW al parque nacional de autoconsumos) y porque la caída en el sector Residencial ha sido aún mayor: -54%. El dato APPA para el Residencial es similar: -49,5%. El resumen es, como se dijo, caída de más de 30 puntos con respecto al registro top de 2022, pero también es cierto –matizan desde UNEF– que los 1.700 megavatios computados en los doce meses de 2023 son bastantes más (+42%) que los registrados en el 21, que fue un año menos explosivo.
APPA hace una lectura similar: caída notable con respecto al año top (2022), pero incremento en todo caso con respecto a 2021, que fue un año de buen crecimiento, pero más normal. “Entendemos 2022 como un año atípico”, decía el presidente de la sección de Autoconsumo de APPA, Jon Macías, hace unos días. ¿Y del 23? “Los datos son positivos –señalaba Macías–, no solo porque crecemos con fuerza (un 69%) respecto al dato de 2021, sino porque nos mantenemos en la senda que nos llevará a alcanzar las metas más optimistas de la Hoja de Ruta del Autoconsumo” (la Hoja muestra varios escenarios, el más ambicioso de los cuales fija en 14.000 MW el objetivo 2030).
Eso sí, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2030 es más ambicioso aún: fija el objetivo en 19 gigavatios para ese horizonte. En fin, que ambas asociaciones vienen a coincidir en el análisis. El año 22 –sostienen– registró un crecimiento extraordinario sobre todo por dos motivos: (1) los altos precios de la energía (atizados por la crisis geopolítica de Ucrania) y (2) las ayudas al autoconsumo en el marco de los Fondos de Recuperación postCovid19. Mientras que el año 23 –vuelven a coincidir– ha sido de ajuste, porque el precio de la luz, aun siendo elevado, lo fue mucho menos que en el 22, y porque se conjugaron varios factores: el agotamiento de las subvenciones, el incremento de la inflación y la (consecuente) menor capacidad de ahorro y/o inversión de las familias.
¿Por qué ha caído el mercado?
Los motivos del ajuste a la baja han sido, grosso modo, los siguientes, según todas las fuentes consultadas. El primero ha sido el incremento del precio del dinero. Los tipos de interés han crecido a velocidad de vértigo. El dinero se prestaba a un 0% de interés en julio del 22; ahora mismo está en el 4,5%, por lo que solicitar un crédito (para cualquier cosa, o para un autoconsumo) es hoy mucho más caro que hacerlo en el verano del 2022.
El segundo motivo de la ralentización del crecimiento del mercado del autoconsumo ha sido la inflación: la subida de los precios de la cesta de la compra ha sido generalizada. El caso del aceite de oliva es paradigmático: su precio se ha elevado –el dato es del Ministerio de Agricultura– en torno a un 60% en los últimos 12 meses.
El tercer motivo ha sido la pérdida de sensación de urgencia. Porque el precio de la luz ha caído mucho en 2023. Y aunque sigue siendo muy elevado si lo comparamos con los precios preCovid, lo cierto es que está muy por debajo (el precio de la electricidad en 2023) de los elevadísimos precios que se registraron en el año 22.
¿Consecuencia? Se ha difuminado la sensación de urgencia que embargó a la ciudadanía en 2022, cuando los medios de comunicación anunciaban cada semana subidas récord en el precio de la luz, lo que propició un pánico social que empujó a muchos a interesarse por “eso de las placas solares para autoconsumo”.
Y el cuarto motivo han sido las subvenciones. El flujo de fondos europeos con sello autoconsumo ha sido muy importante: millones y millones de euros en subvenciones, anunciadas desde todas las administraciones, y que también animaron a muchos a dar el paso. Paradójicamente, los anuncios de “aquí hay subvenciones” del año 22 (que tanto animaron a tantos) han dejado en 2023 de seducir, porque el boca a boca ha corrido como la pólvora: son muchos los pequeños autoconsumidores domésticos que, muchos meses después de haber hecho la inversión, aún están esperando las ayudas prometidas.
Así pues, en el 23, sumados todos los factores, el resultado ha sido ese ajuste mencionado: caída del mercado desde los más de 2.500 megavatios de autoconsumos instalados en 2022 a los algo menos de 2.000 en el año 2023. Pero la inversión, con o sin ayudas (2024 ha amanecido ya sin ellas)... la inversión, con un precio de la luz elevado u otro más elevado aún, sigue siendo rentable. Muy rentable, según el Informe Anual 2023 de APPA. Por eso el número de instalaciones ejecutadas en 2023, aun no siendo tan espectacular como el del 22, brilla también a buena altura.
UNEF ha registrado en su Balance hasta 84.545 nuevas instalaciones solares para autoconsumo residencial. El dato APPA es bastante más elevado: 111.795. Sea como fuere, uno de los grandes retos a los que ahora se enfrenta el autoconsumo está ahí, en el segmento Residencial, donde son varias las amenazas. Valgan dos para empezar.
La primera: dos de cada tres personas viven en bloques de pisos, es decir, no tienen un tejado propio para montar sus paneles, y no siempre es fácil acordar con los vecinos qué y cómo hacer. Y la segunda: las distribuidoras no lo ponen fácil.
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