De soluciones de almacenamiento, o sea, de bombeos que acumulan agua para generar con ella a demanda, de tanques de sales térmicas que funcionan como pilas que almacenan el calor del Sol, de baterías, de centros de investigación que estudian como acumular (para gestionar) la energía eléctrica... De todo ello hablamos en nuestra última edición de papel: de la clave –el almacenamiento– de la transición energética en la que estamos embarcados. El problema es muy concreto: la solar fotovoltaica produce cuando produce. Y produce toda ella a la vez. Y cada vez hay más potencia solar instalada. Y eólica. Entre las dos suman ya 50.000 megavatios. Pero a ninguna de las dos podemos almacenarla. Y eso está empezando a causar problemas. Varios. El primero y principal es que cada vez son más frecuentes los “cortes”: el operador del sistema eléctrico nacional se ve obligado a pedirle a un parque eólico o solar que pare máquinas y deje de producir kilovatios hora porque resulta que en ese momento hay demasiada generación para la poca demanda (por ejemplo, en fin de semana, cuando paran muchas fábricas). Y eso desalienta. Al generador, que no ha montado su parque para tenerlo parado (lo ha montado para producir y vender kilovatios) y a los inversores, que igual se lo piensan mejor y se plantean buscar otro negocio donde no tengan que parar.
Además, el precio de la electricidad cuando hay mucha renovable es muy bajo. Muchas horas a cero euros. Cada vez más. Porque ya se sabe que cuando la oferta es mucha, mucha (y flaquea la demanda) el precio tiende a la baja. En cualquier mercado. Con cualquier producto. Y eso puede acabar espantando a los inversores, que invertirán en energías renovables si ven rentabilidad, pero que se lo pensarán dos veces si no ven más que horizonte cero. El almacenamiento puede ser la solución. Almacenamos vía bombeo, vía termosolar, vía baterías, cuando sopla mucho el viento o pega mucho el Sol (así no hay que parar ningún aerogenerador, ni "desenchufar" ninguna solar) y luego ya inyectaremos en la red lo almacenado cuando lo necesitemos (o cuando el precio sea más alto). Así aprovechamos todas las oportunidades que nos ofrezca la meteorología (rentabibilidad económica) y, a la vez, aceleramos la descarbonización (rentabilidad climática).
Perfecto. Pero hay un problema. Todo el mundo en el sector lo tiene perfectamente identificado: al almacenamiento le hace falta un empujón. Porque ahora mismo no le salen las cuentas. Más o menos como le sucedía a las renovables cuando daban sus primeros pasos. Entonces, las administraciones tomaron cartas en el asunto y promovieron, fomentaron, impulsaron, subvencionaron... Y las renovables acabaron despegando. Y ya conducen ellas solas. Conducen la transición energética. Bueno, pues el almacenamiento está ahora en esa fase primera.
10.000 megavatios de bombeo
Iberdrola ha identificado en España 10.000 megavatios de bombeos “técnicamente viables”. La compañía estima un coste de entre un millón y millón y medio de euros de inversión por megavatio en bombeo de obra nueva (obra a partir de cero), pero considera que ahora mismo la rentabilidad no es lo suficientemente atractiva. “Los beneficios que aporta el bombeo al sistema no se reflejan en la rentabilidad de los proyectos, debido a la insuficiente retribución que reciben en un mercado como el actual, que sólo paga por la energía”. Así que Iberdrola pide que la Administración tome cartas en el asunto y vaya más allá de la consideración del “producto” que ofrece el bombeo (el kilovatio hora) y reconozca además su condición de “servicio”. Porque el bombeo ofrece un servicio: almacenamiento. Y eso no lo ofrecen todas las tecnologías.
Sí la termosolar y sí las baterías, pero no la eólica o la fotovoltaica, que son las estrellas de la transición. Así que la compañía le pide al Gobierno que establezca un “mecanismo retributivo adicional al mercado de energía” cuyo fin sea “fomentar el almacenamiento de energía y aquellas centrales que permiten garantizar la seguridad de suministro”. La propuesta, compartida en buena medida por el sector termosolar y el de las baterías, es muy concreta: el mercado de capacidad debería incluir contratos de largo plazo para nuevas inversiones en almacenamiento (contratos por ejemplo en el caso de los bombeos de más de 25 años adjudicados con más de 5 años de antelación, según Iberdrola). Desde el sector hablan además de la necesidad de que la Administración lubrique sus procedimientos de tramitación, porque si el almacenamiento se atasca en las ventanillas del Ministerio (como le ha sucedido estos últimos meses a eólicos y fotovoltaicos) no llegaremos a tiempo.
El Gobierno ha establecido en su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (horizonte 2030) objetivos en materia de termosolar (5.000 megavatios nuevos de potencia, todos con almacenamiento), objetivos en materia de bombeo (3.500 MW) y objetivos en materia de almacenamiento (baterías, 2.500). Pero la casilla de la termosolar sigue a cero a día de hoy (desde que se aprobó el Plan, en 2021, no se ha instalado ni un solo mega termosolar), la casilla de los bombeos sigue a cero y la casilla de las baterías, aunque sí que ha registrado algo de movimiento, es, de entre las tres, la más humilde.
Porque una batería solo puede aportar firmeza (en momentos de cero Sol, cero viento) durante 4 horas; las centrales termosolares presumen de que pueden operar como carga base nocturna, durante toda una noche; un bombeo aporta firmeza durante periodos de 20 horas, más incluso. De todo ello, y de vehículos eléctricos, y de baterías domésticas, y de los centros de investigación... hablamos en la edición de papel de abril, ER 220.
Y una cita para concluir: “estamos viendo ya casos de vertidos de energía renovable (...). Las administraciones deben apostar decididamente y priorizar el almacenamiento para poder maximizar la gestión del sistema eléctrico en condiciones de operación acordes con los estándares a los que estamos acostumbrados. El almacenamiento llega tarde y deberíamos priorizarlo (...). Lo que podría hacer el almacenamientos es saturar los nodos de energía renovable permanentemente en función de las diferentes hibridaciones que podrían configurarse. El almacenamiento maximiza, no solo con la energía que desplaza de unas horas a otras, sino aportando además servicios al sistema eléctrico que redundan en la seguridad del operador para mantener más energías renovables en servicio corrigiendo y modulando las diferentes necesidades que tenga la red eléctrica (...). Cuanta más seguridad tenga el sistema eléctrico, el operador del sistema más energía renovable podrá integrar abaratando los costes y con la consecuente mejora en las condiciones económicas del país”. Zapico.
■ Estos son los contenidos de la revista de papel de este mes, ER 220, que incluye un Especial Almacenamiento
Sin balón no hay partido. Página 34
Almacenamiento detrás del contador: Las baterías serán tan importantes como los propios paneles solares. Página 36
Almacenamiento en baterías: En trayectoria imparable, pero con retos importantes a superar. Página 42
(+Entrevista a Luis Marquina, presidente de Aepibal)
A dos años del colapso. Página 46
Entrevista a Franc Comino, CEO de sonnen Ibérica. Página 50
Evolucionando al ritmo de las baterías. Página 54
Entrevista a David Trebolle, secretario general de Protermosolar. Página 56
Edición de abril, ER 220. Ahora puedes descargarla gratuitamente aquí