Los autores del trabajo realizado por la UPV/EHU han analizado 47 sucesos relacionados con las 30 principales empresas energéticas de la zona del euro, de los cuales 22 "no han sido recogidos en los informes de sostenibilidad", afirman. Por otro lado, también hay sucesos que se comunican de forma "difusa". En 14 casos, en el 30 % de los impactos negativos analizados, se ha detectado que las empresas utilizan estrategias de "neutralización de la responsabilidad", según el informe.
Para llegar a estas conclusiones, se ha llevado a cabo un estudio basado en la contracontabilidad, una técnica utilizada en temas relacionados con la corrupción. Es decir, los investigadores no han analizado directamente los informes de sostenibilidad de las empresas energéticas, sino que primero han buscado en fuentes externas los hechos que han provocado la pérdida de biodiversidad y, posteriormente, han consultado los documentos oficiales de las organizaciones implicadas.
Además, el estudio de la UPV/EHU muestra que la transparencia varía en función del tipo de acontecimiento. Las electrificaciones de aves y los efectos sobre las comunidades indígenas son los sucesos negativos que las empresas energéticas explican con mayor precisión. Goizeder Blanco, investigadora de la UPV/EHU y autora principal del estudio, explica que "en este último caso, está claro que cuando los humanos están implicados, es más difícil ser opaco". Y es que las personas, a diferencia de la naturaleza, hablan, protestan y tienen confrontaciones.
En el caso de las afectaciones a la avifauna, cuando mueren debido a colisiones con tendidos eléctricos también se imponen multas y, además, "son fáciles de contabilizar" por lo que las empresas "suelen informar con precisión de estas muertes". Según la investigadora, no ocurre lo mismo en los temas que son más complejos. Por ejemplo, cuando los ecosistemas se destruyen y transforman: "si un parque eólico se ha construido en la ruta migratoria de una especie, las empresas no lo comunican claramente, ya que los efectos son más profundos y difíciles de medir, por lo que tienden a ocultarlos".
Goizeder Blanco, autora principal del estudio: "Las directivas europeas obligan a las grandes empresas a publicar documentos relacionados con el medio ambiente y la biodiversidad, pero no está totalmente definida la información que debe aparecer en ellos. Cada uno decide sobre qué aspectos hablar. Por lo tanto, actúan libremente y suavizan su imagen. Para medir la transparencia es imprescindible analizar la información que no está controlada por las empresas, y nosotros hemos actuado con la mayor objetividad posible".
Según Blanco, la técnica que más utilizan es la de destacar las ventajas y las acciones positivas: "Por ejemplo, algunos plantan palmas de aceite en zonas tropicales para producir biocombustibles, destruyendo de este modo ecosistemas autóctonos. En cambio, en los informes de sostenibilidad desvían la atención para suavizarlo".
Además, la investigadora señala que "en otros territorios han plantado muchos árboles, algo que no soluciona la deforestación provocada por la empresa con las palmeras, entre otras cosas porque las plantaciones se realizan muy lejos de la zona afectada”. En otras ocasiones, "las empresas energéticas argumentan que no está claro cuál es la causa del exterminio o, directamente, culpan a otros actores, por ejemplo, a los proveedores".
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