Casi 9.000 aves han muerto en España desde 2020 tras impactar con las aspas de aerogeneradores, según datos de doce comunidades autónomas recabados por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ). Esto supone que en sólo tres años se han registrado el 60% de las 15.000 muertes de aves por colisión con aerogeneradores contabilizadas desde 2001. Además, otro funesto análisis elaborado por la Estación Biológica de Doñana (EBD) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha revelado que solo se detectan “entre uno de cada cinco y uno de cada ocho ejemplares accidentados”, lo que podría significar que en España mueren “entre dos y cuatro millones de animales”, como aves y murciélagos, por impacto con molinos de viento.
A pesar de esta lúgubre introducción, aún hay motivos para la esperanza. Las renovables no son un problema para la biodiversidad, sino que, más bien, deben reforzarse mutuamente. Por lo menos eso es lo que piensan los casi 400 científicos que han suscrito el´Manifiesto científico por la protección de la biodiversidad y el despliegue responsable de las energías renovables en el territorio´.
Dicho documento, impulsado por el comité científico de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), reúne las firmas de casi 400 investigadores de diversas instituciones académicas y científicas –como el CSIC, CREAF, UAM, UCM, UPV y Ciemat, entre otras– y recoge su preocupación sobre el despliegue desordenado de energías renovables en España, así como una serie de demandas urgentes en relación al desarrollo de dichos proyectos.
Los firmantes del manifiesto explican que en los últimos años España ha sido testigo de un aumento notable en la expansión de proyectos de energías renovables, sobre eólicos y solares”. Unas energías que, por otro lado, reconocen fundamentales para lograr la transición energética. En este sentido, el manifiesto emplaza al lector a recordar las conclusiones conjuntas del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) que “subrayan la necesidad de abordar de manera simultánea las crisis del clima y de la biodiversidad”.
Por ello, aunque ese desarrollo sea necesario para la reducción de las emisiones y en la lucha contra el cambio climático, para los científicos resulta imperativo no subestimar los posibles impactos de estos proyectos, sobre todo cuando se despliegan en terrenos no urbanos o industriales, ya que pueden ser perniciosos para la biodiversidad y los ecosistemas que sustentan la vida. Por ejemplo, los ecologistas estiman que los proyectos ya autorizados y operativos de energía eólica “podrían estar ocasionando la pérdida de aproximadamente un millón de murciélagos y más de un millón de aves cada año”.
Para evitar esto, científicos y ecologistas consideran esencial que las políticas climáticas, tanto públicas como privadas, sirvan para dirigir estratégicamente los proyectos de energías renovables hacia suelos urbanos, industriales e infraestructuras, así como hacia suelos degradados, en los que no sea posible o, al menos, no prioritaria, su restauración ambiental.
Conseguir que la administración pública emplee de manera eficaz la información científica más actualizada para identificar las áreas adecuadas para la implementación de proyectos renovables podría asegurar que dichos proyectos se desplieguen en zonas de baja sensibilidad ambiental. Con esa intención, SEO/BirdLife proporciona datos e información ornitológica actualizada, así como mapas de sensibilidad ambiental para el desarrollo de energías renovables. Son mapas interactivos que bien podrían ser tenidos en cuenta para la identificación de áreas no adecuadas para las infraestructuras eólicas y solares, ya que muestran los puntos calientes para diversas especies en peligro.
Ecologistas en Acción
Ecologistas en Acción también se posiciona a favor de la conservación de la biodiversidad y el paisaje al mismo tiempo que se avanza hacia un modelo energético distribuido y justo. Sobre todo porque consideran que el impacto de los parques eólicos ubicados en áreas de cultivo tradicional o de elevado valor paisajístico, es y será causa directa de la mortalidad de aves y murciélagos.
La proliferación descontrolada de proyectos renovables incrementa, a su parecer, la tasa de mortalidad de muchas especies y la fragmentación de hábitats en el entorno de las instalaciones. Por ello, desde Ecologistas en Acción defienden que la transición energética debe planearse a partir de las necesidades presentes y futuras de la sociedad, y nunca desde una promoción ilimitada de la oferta renovable, tal y como se está haciendo en la actualidad, critican.
Greenpeace
Otra de las principales organizaciones ecologistas en España, Greenpeace, ha pedido al Gobierno que derogue la tramitación ambiental express de proyectos renovables en favor de mecanismos de participación social más justos que definan una zonificación ambiental unificada con las comunidades autónomas para preservar las zonas de alta sensibilidad ambiental. Con estas demandas, los ecologistas reclaman al nuevo Gobierno que ante el despliegue de placas solares o aerogeneradores, legisle para que nadie ponga sus beneficios económicos por encima de las personas y el planeta, ni siquiera en el urgente desarrollo de las energías renovables.
Biodiversidad y energía solar
La energía solar fotovoltaica es, junto con la eólica, un agente esencial para reducir las emisiones en el sector eléctrico. Sin embargo, su expansión desordenada también puede complicar la existencia a determinadas aves esteparias, como la avutarda, la ganga ortega o el sisón común, especies vinculadas a ambientes agrarios que debido a los cambios de uso del suelo y el abandono rural enfrentan múltiples desafíos de conservación. Cabe destacar que las estepas españolas, no son estepas naturales como las asiáticas, sino que son la consecuencia de siglos de quema y desbroce para la agricultura tradicional, una actividad sostenible casi tan amenazada como las propias aves.
No obstante, bien planteadas, las plantas fotovoltaicas también ofrecen oportunidades para estabilizar la biodiversidad en aquellos emplazamientos que han sufrido cambios derivados de la acción humana, plantean desde la Unión Española Fotovoltaica (UNEF). Sus estudios anuales han demostrado que si los sitios son bien elegidos, las instalaciones solares pueden convertirse en refugios para la biodiversidad.
Esto es debido a que la ausencia de personas genera espacios seguros para la proliferación tanto de plantas como animales. En estos entornos degradados, los estudios de UNEF –elaborados por la consultora ambiental independiente EMAT– demuestran que cuanto más antigua es la planta, más numerosas son las poblaciones.
Así, las plantas fotovoltaicas pueden convertirse en refugios de fauna gracias a las condiciones de tranquilidad, la ausencia de interacción humana, insecticidas, fertilizantes o fitosanitarios, unas ventajas que, sumadas a las medidas de fomento de la biodiversidad como la introducción de cajas nido, bebederos y charcas, o la creación de corredores
ecológicos, tienen un impacto positivo en la biodiversidad.
Sello de sostenibilidad de UNEF
Para premiar este tipo de iniciativas, UNEF concede su certificado de sostenibilidad, que reconoce los proyectos realizados bajo los mejores criterios de integración social y ambiental. La primera instalación fotovoltaica en obtenerlo fue La planta fotovoltaica de Andévalo (Huelva), en noviembre de 2021. Dicha instalación, de 150 hectáreas y 50 megavatios (MW), destaca por fomentar actividades como la ganadería o la apicultura, con 162 colmenas, que promueven el empleo local, así como el acuerdo suscrito con una conocida cervecera para abastecer sus fábricas y oficinas en España con energía limpia.
Andévalo fue la primera, pero a día de hoy ya son 37 proyectos solares los que han obtenido esta certificación ambiental. La última fue la planta fotovoltaica Llanos Pelaos III (7 MW), situada en la isla de Fuerteventura, que además se trata de la primera granja solar de Canarias en obtener esta distinción. Entre las medidas adoptadas para favorecer la biodiversidad local en esta planta, figuran la construcción de refugios para insectos, reptiles y micromamíferos, pero también para roedores, liebres, conejos o murciélagos. Otra de las iniciativas está orientada a la conservación de la avifauna local mediante la colocación de cajas nido y posaderos para aves, que pueden ser utilizados por rapaces como el cernícalo vulgar, entre otras.
El sol, aliado del lince ibérico
La inmensa biodiversidad de la que disfrutamos en España nos permite disfrutar de especies tan emblemáticas como el lince ibérico, uno de los mamíferos más amenazados del mundo, que también encuentra en la energía solar un aliado para su recuperación. Esto se explica porque UNEF impulsa la campaña «El sol con el lince» para contribuir a la protección del lince ibérico, especie en peligro de extinción en la península Ibérica.
La campaña, realizada en colaboración con el Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN) ha servido para desplegar sistemas de autoconsumo en el Centro de Cría Granadilla (Cáceres) y el Centro de cría de El Acebuche (Huelva). Así, estos centros de cría de lince ibérico disfrutarán de instalaciones de autoconsumo fotovoltaico para cubrir parte de su demanda eléctrica con energía limpia.
¿Cómo se diseña un parque eólico respetuoso con la biodiversidad?
Para que los aerogeneradores no supongan un peligro para los ecosistemas, los promotores deben incluir el tratamiento de los principales impactos del proyecto. Estos impactos, recogidos en el análisis técnico de un proyecto eólico, atienden a diversos factores, como atmósfera y clima, geología y suelo, agua, vegetación, hábitats de interés comunitario (HIC) y, naturalmente, fauna.
Para profundizar en este punto, Energías Renovables ha consultado uno de estos proyectos eólicos en tramitación con el Miteco, publicado en el BOE a principios de año. Se trata de la resolución de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental por la que se formula declaración de impacto ambiental de un proyecto que afecta a 149 aerogeneradores distribuidos en 19 parques eólicos y su infraestructura de evacuación en la provincia de Teruel. En concreto, las máquinas que se prevé instalar en la provincia de Teruel tienen unos 200 m de altura –115 m de altura de buje (desde el centro del rotor)–, con palas de 83,5 m (170 m de diámetro de rotor), y una potencia unitaria de 6,60 MW.
Pues bien, el promotor debe presentar un estudio de avifauna para cada parque eólico y otro para la línea aérea de alta tensión. Dichos estudios deben elaborarse según el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE), el Catálogo Español de Especies Amenazadas (CEEA) y el Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón (CEAA), además de ser consistentes con los objetivos de conservación de las ZEPA o de los espacios protegidos que se pudieran ver afectados. Según el promotor de este parque turolense, se constata la existencia de áreas de elevada biodiversidad de aves esteparias. En concreto, se detectó la presencia de aves con un índice de sensibilidad alto, como el buitre negro, el alimoche común, el buitre leonado, el aguilucho cenizo, el milano real, el busardo ratonero, el águila calzada, el águila real, la grulla común y la chova piquirroja, entre otras especies.
Tipología de los impactos
Una vez detectadas las especies más sensibles, se lleva a cabo un análisis de las tasas de vuelo de las diferentes especies en las zonas que cuentan con un mayor número de observaciones. Como estas áreas son más proclives a los accidentes, el promotor debe clasificar la tipología de los impactos para poder actuar en consecuencia. Se agrupan en cinco categorías:
— 1) Colisión con las torres de los aerogeneradores o sus palas, siendo este un peligro potencial para las aves, los quirópteros y los invertebrados del entorno.
— 2) Molestias y desplazamientos por la misma presencia de los aerogeneradores, el ruido, las vibraciones, el electromagnetismo, la iluminación, etc.
— 3) Efecto barrera, ya que los parques eólicos podrían dividir conectores biológicos, rutas migratorias o áreas de campeo.
— 4) Destrucción de hábitats como consecuencia de las ocupaciones directas de los parques eólicos.
— 5) Barotrauma, asociado a la mortalidad de los quirópteros por cambios repentinos de presión por el paso de las aspas de los aerogeneradores.
Medidas de protección de la avifauna
En relación a las aves esteparias, el promotor del parque turolense propone que, antes del inicio de obras y en la época reproductora de las especies esteparias, entre el 1 de abril y el 30 de septiembre, se lleve a cabo una prospección de nidos de estas especies y, en caso de detectarse, se informará de manera inmediata al órgano ambiental competente para implementar las medidas correctoras oportunas. También se evitará ejecutar los trabajos más molestos durante dicho periodo y se realizará una campaña de seguimiento del ruido generado.
Además, para disminuir el impacto sobre las especies necrófagas o carroñeras, deberá evitarse, de forma rigurosa, el abandono de cadáveres o restos de animales en el entorno de los parques eólicos. También se contempla que, cuando la velocidad del viento sea inferior a 6 metros por segundo, se efectúe una parada de los aerogeneradores durante las primeras tres horas de la noche a partir del ocaso.
Protocolo de actuación con aerogeneradores conflictivos
La Subdirección General de Biodiversidad y Medio Natural contempla un protocolo para la parada de aerogeneradores conflictivos. En virtud de esta hoja de ruta, si no constan colisiones del mismo aerogenerador con la misma especie en los cinco años previos, el promotor hará una parada cautelar del aerogenerador. También procederá a analizar las causas, revisará el riesgo de colisión y propondrá un conjunto de medidas adicionales al diseño o funcionamiento del aerogenerador, así como compensaciones por la pérdida causada.
Si en los 5 años anteriores constan colisiones con la misma especie, también se detendrá el aerogenerador pero, además, se realizará un estudio de la especie afectada en un ciclo anual. Se propondrá el cese del funcionamiento en pasos migratorios, horarios de actividad de la especie e, incluso, el desmantelamiento del aerogenerador. Por último, si en el último lustro constan dos o más colisiones, se dispondrá la parada definitiva del aerogenerador, que deberá ser desmantelado, salvo que se autorice la continuidad de su funcionamiento en unas nuevas condiciones más seguras.
Este reportaje está incluido en la edición de febrero de nuestra revista en papel (ER229) que puedes descargar gratis aquí
