Un párrafo para abrir y, a continuación, los siete titulares. Muchos han sido los Indicadores 2021 que han ido en la dirección equivocada. España ha incrementado su consumo de petróleo en más de ocho puntos (+8,6%, concretamente) y ha incrementado así mismo su consumo de carbón otros ocho puntos (+8%). Las renovables también han crecido. Pero lo han hecho menos (+7,1%), por lo que la brecha con los combustibles fósiles se amplía, en vez de menguar. La conclusión es que, en el año 2021, en España, hasta el 83,4% de la energía primaria ha dejado huella: emisiones de CO2 causantes de cambio climático (las derivadas de la quema de combustibles fósiles) y residuos radioactivos de vida milenaria. Además, prácticamente todo ese 83,4% ha llegado aquí desde allende las fronteras. Porque España carece de minas de uranio y carece de bolsas de gas y petróleo, por lo que nos vemos obligados a importar todos esos recursos energéticos para atender la demanda energética patria. Visto de otro modo: solo el 16,6% de la energía primaria ha llevado la Marca España en 2021: léase el Sol, el viento, el agua y la biomasa del país. Si la transición es (o quiere ser) hacia las energías renovables, 2021 no ha sido el mejor ejemplo. En fin, que (1) la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) acaba de publicar un avance de su Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España, ese informe-anuario que recoge todos los datos clave de las renovables en España cada año, y que (2) ER ha extraído de ese Estudio Macro estos siete titulares que demuestran que las renovables, en España, van demasiado despacio.
1• La transición energética en España, ese país en el que crece más el gas que las renovables
La cuota de gas natural sobre el total de la energía primaria consumida en España se hallaba en el 20% en el año 2014. Hoy supera el 25. Las energías renovables se encontraban hace ocho años en el 14,6. Hoy están en el 16,6. El gas ha añadido el doble de puntos que las energías limpias a su cuota sobre el total. La transición energética española (presunta) más que renovable parece pues gaseosa.
2• Crece la dependencia energética
España no ha convertido la crisis en oportunidad, y tampoco hemos salido mejores, como vaticinaban algunos próceres. La dependencia energética española, que lleva muchos años por encima de la de la Unión Europea (muy por encima), sigue estando muy por encima de la media UE28. Según el Estudio Macro de APPA Renovables, en 2021 la economía española ha sido más dependiente energéticamente que en 2020.
3• La electrificación no avanza
Todos los agentes del sector saben que la cada vez más necesaria descarbonización de la economía española pasa por la electrificación. El Gobierno por ejemplo está impulsando la electrificación del parque móvil nacional mediante sus planes Moves, pero también apela a electrificar las calefacciones (hoy dominadas por el gas natural), por poner otro ejemplo. Sí: electrificar para descarbonizar. Pues bien, en 2021, de todas las fuentes de energía final, la que menos ha crecido (precisamente la que menos) ha sido la electricidad. Según el Estudio Macro de APPA Renovables, en 2021 ha crecido casi trece puntos el consumo de productos petrolíferos (+12,9%); ha crecido casi siete puntos el consumo de gas natural (+6,8%); y ha crecido más de treinta enteros el consumo de carbón (+31,9%). Sin embargo, y por el contrario, la electricidad y las energías renovables térmicas, es decir, las soluciones descarbonizadoras, han sido las que menos han crecido: 3,6 puntos las térmicas; 3,3, la electricidad. Así, su peso en el mix energético final cae en ambos casos: casi un punto y medio en el caso de la electricidad (-1,4%).
4• Las renovables térmicas registran los peores números de la serie
Si exceptuamos el año del Covid (2020), que no es un ejercicio homologable a los demás, habida cuenta de la parálisis económica (por los confinamientos), 2021 es el peor año de la serie para las energías renovables térmicas.
5• El empleo continúa por debajo del registrado hace diez años
El sector de las energías renovables ha generado mucho empleo en 2021. Hasta el punto de que este ha crecido un 19,9% en esos doce meses. Así, a finales del ejercicio, en España había 111.000 personas empleadas en el sector. El dato, inequívocamente positivo, contrasta sin embargo con los registrados hace ya una década. Y contrasta porque sigue (111.000) estando por debajo. Según la Asociación de Empresas de Energías Renovables, en 2011 había en España 122.517 personas empleadas (empleo directo e indirecto) en el sector. La supresión de las ayudas (primas) y el impuesto al Sol derrumbaron esos guarismos (en el año 2008 llegó a haber en el sector renovable 137.522 puestos de trabajo) y, catorce años después, aún estamos por debajo de aquellos números.
6• Las renovables dan un paso atrás en su ruta hacia el 42%
El Gobierno aprobó hace ya más de tres años un Plan Nacional Integrado de Energía y Clima en el que fijaba como objetivo ese 42, es decir, lograr en 2030 una presencia de las energías renovables sobre el uso final de energía del 42%. España cerró 2020 con un 21,2%, muy lejos pues de ese 42. Pero es que, en 2021, esa cuota ha caído hasta quedar en el 20,8. En enero, además, el Europarlamento tiene previsto revisar al alza el objetivo europeo, que podría quedar en el 45 (45%). ¿Conclusión? España no solo está muy lejos de ese horizonte 42 (ó del 45), sino que, además, en 2021 ha dado un paso atrás en esa carrera.
7• El 83,4% del consumo de energía primaria ha sido atendido en España en 2021 por fuentes sucias de energía
O dicho al revés, solo el 16,6% de ese consumo lo han satisfecho las energías limpias. Las consecuencias del raquitismo de la aportación renovable son muy diversas. Aquí podemos señalar dos, evidentes: la contaminación y/o residuos; y el coste de la importación de todos esos recursos energéticos que hemos debido importar. Según el Estudio Macro de APPA, España importó entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2021 productos energéticos por valor de 46.575 millones de euros. Es como si durante todo ese año hubiésemos gastado a razón de 5 millones de euros por hora. Y, en cuanto a la contaminación y/o residuos, solo un apunte: según el 7º Plan General de Residuos Radiactivos, en España la factura de la gestión de los residuos nucleares 2023-2100 va a superar los 19.000 millones de euros. Solo gestionar (custodiar sería quizá más apropiado) los residuos.
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