La industria electro-intensiva es un sector muy volcado en la exportación, es decir, un sector que compite con actores internacionales en mercados internacionales, y que se siente en desventaja con respecto a algunos de esos actores. ¿Por ejemplo? La industria electro-intensiva alemana, que paga la electricidad un 30% más barata que la española. La presidenta de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía, Teresa Rasero, y el director general de la asociación, Fernando Soto (a la izquierda), transmitieron esa y otras inquietudes, el pasado viernes, en Mérida, en la sede del Gobierno de Extremadura, al presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, y a su consejero de Economía e Infraestructuras, José Luis Navarro (a la derecha).
Según el Gobierno extremeño, la responsable de la Asociación ha insistido en la necesidad de contar con un “precio [de la electricidad] estable, predecible y competitivo”, como ya tienen en otros países europeos, para mantener “una industria fuerte”, que ejerce además en este caso -ha recalcado- un "efecto tractor" en la economía de todo el país. Entre las medidas que la Asociación considera beneficiarían la sostenibilidad de estas industrias, Rasero ha apelado al establecimiento de un Pacto de Estado por la Energía, la aprobación de una Ley de Cambio Climático y Transición Energética y, más concretamente, la redacción de un “estatuto de la industria electrointensiva”, como ya tienen -ha dicho- otros países europeos.
Según explica la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE) en un comunicado, este encuentro ha servido también para comparar el precio final de la energía eléctrica a nivel europeo e internacional, así como las medidas adoptadas por otros países a favor de la industria electro-intensiva. AEGE hace hincapié en ese comunicado en que, en la formación del precio final de la electricidad en España “intervienen, entre otros factores, el comportamiento del mercado mayorista, los costes regulados, la interrumpibilidad y la fiscalidad”.
En las industrias electro-intensivas el consumo de electricidad llega a suponer el 50% del total de sus costes de producción, lo que las hace extremadamente sensibles al coste eléctrico. Son industrias –explican desde AEGE- que operan en mercados globales “frente a competidores europeos que gozan de precios eléctricos considerablemente más bajos, lo que las coloca en desventaja y merma su competitividad”.
Las disfunciones del diálogo Global-Local
Y ahí está el problema, según la Asociación: en que, mientras que los precios de los productos industriales se fijan en los mercados internacionales, los precios de la energía se fijan a nivel regional o local. “Por ello, la industria electro-intensiva requiere una política energética que le permita contar con un suministro eléctrico armonizado con el de sus principales competidores internacionales para poder operar en igualdad de condiciones”.
Así pues, AEGE ha transmitido al gobierno extremeño la necesidad de que el precio de la electricidad que consumen sus asociados “esté armonizado con el del resto de países europeos con los que compiten nuestras industrias electro-intensivas”. La Asociación, integrada por empresas con un elevado componente exportador, se queja en ese sentido de que ahora mismo está afrontando “sobrecostes eléctricos que, por ejemplo, con respecto a Alemania, pueden llegar al 30%”.
Señas de identidad
AEGE, asociación española de empresas con gran consumo de energía, integra en la actualidad a las 26 principales compañías industriales de materiales básicos de sectores clave como el de la metalurgia, la química, la siderurgia y los gases industriales. Estas empresas –informa AEGE- suman más de 20.000 millones de euros de facturación, más de 186.000 empleos (66.000, directos) y cuentan con 80 plantas productivas que consumen el 11% de la demanda eléctrica peninsular. Son socias de AEGE las siguientes empresas: Linde, Acerinox, Air Liquide, Alcoa, Aludium, ArcelorMittal, Asturiana de Zinc (Glencore), Atlantic Copper, Carburo del Cinca, Deretil, Elnosa (Electroquímica del Noroeste), Ercros, Grupo Ferro Atlántica, GrafTech International, Celsa Group, Grupo Gallardo Balboa (que es un grupo extremeño), Infun Group, Inovyn (Ineos), Megasa, Messer, Praxair, Showa Denko Group, Sidenor, Siderúrgica Sevillana (Alcalá de Guadaira), Carburos Metálicos y Tubos Reunidos.
Interrumpibilidad
La interrumpibilidad consiste grosso modo en lo siguiente: si hay mucha demanda porque todos enchufamos el aire acondicionado a la vez y resulta que en ese momento no hay generación suficiente porque no sopla el viento, no hay agua en los pantanos, y hay un par de nucleares en parada por recarga, por ejemplo... pues entonces el operador del sistema eléctrico nacional -Red Eléctrica de España (REE)- manda parar máquinas a las "interrumpibles", que son grandes fábricas que consumen mucha energía.
REE envía orden de parada a esas fábricas para que "liberen" esa electricidad (interrumpan su consumo) y podamos todos los demás enchufar esos aparatos de aire acondicionado sin que a nadie se le vayan los plomos. El acuerdo quedaría establecido así, grosso modo: yo te pago una cierta cantidad a ti, gran consumidor (una siderúrgica, por ejemplo) para que tú pares tus máquinas en un caso excepcional como ese (el pago se efectúa, año tras año, aunque al final del ejercicio resulte que no hubo en ningún momento necesidad de parar las máquinas).
Pues bien, el Gobierno de Mariano Rajoy estableció en el año 2015 un sistema de subastas para asignar el servicio de interrumpibilidad. Las cuatro subastas habidas desde entonces se han saldado en casi 1.600 millones de euros, cantidad que ha ido a parar a las "interrumpibles". Los detractores de este servicio –el de la interrumpibilidad- sostienen que no hace falta pagar por él porque el sistema tiene muchas otras herramientas para atender esos hipotéticos picos de demanda (como el descrito con el ejemplo del aire acondicionado).
Para saber más sobre la interrumpilidad
• Un nuevo disparate de la errática política energética, en 2012
• De los interrumpibles que nunca se interrumpen y de otros pagos que engordan la factura, en 2013
• La interrumpibilidad, en 2016
• El Ministerio de Energía ahonda en el fraude de la interrumpibilidad, en 2017
• Un millón de euros cada día para las interrumpibles, diciembre de 2017