Por ello, en el informe de la AIE se advierte que los esfuerzos para abordar el cambio climático y garantizar un suministro fiable de electricidad podrían "correr peligro" a menos que los responsables políticos y las empresas tomen "rápidamente medidas para mejorar y ampliar las redes eléctricas mundiales".
Atasco de gigas renovables
En este sentido, el organismo con sede en París apunta que "ya están surgiendo problemas", ya que el informe identifica una lista de espera grande y creciente de proyectos de energías renovables que aún aguardan para conectarse a la red. En concreto, 1.500 gigavatios de estos proyectos se encuentran en etapas avanzadas de desarrollo, que representa cinco veces la cantidad de capacidad solar fotovoltaica y eólica que se instaló en todo el mundo el año pasado, lo que confirma que las redes se están convirtiendo "en un cuello de botella para las transiciones al cero neto emisiones".
El director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, observa que “el reciente progreso en materia de energía limpia que hemos visto en muchos países no tiene precedentes y es motivo de optimismo, pero podría correr peligro si los gobiernos y las empresas no se unen para garantizar que las redes eléctricas del mundo estén preparadas para la nueva economía energética global que está surgiendo". Por ello, sostiene que “este informe muestra lo que está en juego y lo que es necesario hacer. Debemos invertir en redes hoy o enfrentarnos a un estancamiento mañana”.
Nuevo modelo energético
Desde la AIE estiman que el papel de la electricidad seguirá creciendo con fuerza, lo que aumentará la demanda de las redes. La adopción de nuevas tecnologías, como los coches eléctricos y las bombas de calor, significa que la electricidad se está expandiendo a ámbitos antes dominados por los combustibles fósiles. Mientras tanto, los países están añadiendo proyectos de energía renovable a un ritmo rápido, lo que requiere más líneas eléctricas para conectarlos a los sistemas eléctricos y redes de distribución de alto rendimiento para garantizar un suministro fiable. Esto incluye la digitalización de las redes de distribución y permitir una mayor flexibilidad a través de la respuesta a la demanda y el almacenamiento de energía.
Estancamiento renovable
Un nuevo escenario desarrollado para el informe, el caso del retraso de la red, examina lo que sucedería si la inversión en la red no aumentase lo suficientemente rápido y las reformas regulatorias para las redes fueran lentas. El estudio concluye que las emisiones acumuladas de dióxido de carbono (CO2) entre 2030 y 2050 serían casi 60 mil millones de toneladas más altas debido a un despliegue más lento de las energías renovables, que implicaría un mayor consumo de combustibles fósiles. Esto equivale a las emisiones totales de CO2 del sector energético mundial durante los últimos cuatro años. Esta situación situaría el aumento de la temperatura global muy por encima del objetivo del Acuerdo de París de 1,5 grados, con un 40% de posibilidades de superar los 2 grados.
Acciones estratégicas
El estudio identifica varias acciones estratégicas que pueden marcar la diferencia. En primer lugar figura la ampliación de las interconexiones dentro de los países, entre países y entre regiones, para hacer que los sistemas eléctricos sean capaces de integrar los crecientes despliegues de energía solar y eólica.
Además, también se plantea que los gobiernos respalden proyectos de transmisión a gran escala para garantizar que las redes estén preparadas para un mayor crecimiento de las energías renovables. Por su parte, desarrolladores y operadores de redes deben asumir la digitalización para permitir que las redes del futuro sean más resilientes y flexibles.
Plazos
La necesidad de una acción decisiva es urgente debido a los largos plazos para modernizar y ampliar las redes. La AIE destaca que planificar, autorizar y completar una nueva infraestructura de red suele ocupar entre 5 y 15 años, en comparación con los 1 a 5 años para los nuevos proyectos de energías renovables, y menos de 2 años para una nueva infraestructura de carga para vehículos eléctricos.
Por ello, mejorar y ampliar la infraestructura de la red en países de todo el mundo requerirá una colaboración internacional más sólida. Las economías emergentes y en desarrollo, excluida China, han experimentado una disminución en las inversiones en redes en los últimos años, a pesar del sólido crecimiento de la demanda de electricidad y los esfuerzos continuos para cumplir los objetivos de acceso a la energía.
"Asegurar que el mundo en desarrollo tenga los recursos que necesita para construir y modernizar redes eléctricas es una tarea esencial para la comunidad internacional", sentencia Birol. "Al movilizar financiación, brindar acceso a la tecnología y compartir las mejores prácticas en materia de políticas, las economías líderes pueden ayudar a mejorar la vida de las personas, fortalecer el desarrollo sostenible y reducir los riesgos del cambio climático", concluye.
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