La Taxonomía es una clasificación de "actividades económicas sustancialmente contribuyentes a los objetivos medioambientales basados en criterios científicos" que se ha fijado la Unión Europea. Y los objetivos son el -55% en CO2 en 2030 (la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% de aquí a 2030, con respecto a lo que la UE emitía en 1990) y el cero neto en CO2 en 2050. Lo que viene a hacer la Taxonomía verde de la Unión Europea es, grosso modo, señalar qué soluciones climáticas deben ser beneficiadas (regulatoria, fiscalmente, o mediante inversiones, por ejemplo). Su gran aportación es pues que orienta a los inversores, a los que se les viene a plantear que unas tecnologías recibirán un mejor trato fiscal, regulatorio, que otras. Así, la Taxonomía está llamada a atraer inversión a unas tecnologías... o a otras. Pues bien, la Comisión Europea propuso hace unos meses catalagar como verdes al gas y a la nuclear; la propuesta no gustó en el Parlamento Europeo, que intentó desactivarla... pero no ha sido posible. La votación de hoy deja a gas y nuclear donde fueron colocados por la Comisión que preside la conservadora Ursula von der Leyen y las organizaciones ecologistas no han perdido ni un minuto en lamentar lo sucedido.
Greenpeace, por ejemplo, califica de "lamentable" el hecho de que el Parlamento Europeo "haya cedido finalmente a las presiones de los lobbies nucleares y gasísticos" y considera que esta votación "supone un duro golpe a la necesaria apuesta por las energías renovables y la transición energética". Pero no solo, porque, además, la organización ecologista ya ha anunciado que presentará una "solicitud formal de revisión interna" a la Comisión y que, una vez finalizada esta y si su resultado es negativo, presentará "una demanda ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas".
Ariadna Rodrigo, responsable de la campaña de finanzas sostenibles de Greenpeace en la UE: "es una política sucia y un resultado escandaloso etiquetar el gas y la energía nuclear como verdes y hacer que siga fluyendo más dinero a la caja de guerra de Putin, pero ahora lucharemos contra esto en los tribunales. Los vergonzosos acuerdos de la Comisión Europea en nombre de las industrias de los combustibles fósiles y la energía nuclear no les ayudarán. Nos sentimos inspirados por los activistas del clima aquí en Estrasburgo esta semana y confiamos en que los tribunales echarán por tierra este lavado verde con motivaciones políticas, ya que infringe claramente la legislación de la UE".
Meritxell Bennasar, coordinadora de la campaña de Recuperación Verde y Justa en Greenpeace España: “esto es uno de los mayores lavados verdes de la historia europea, es increíble que el Parlamento europeo considere como sostenibles la energía nuclear y el gas fósil. Es lamentable que el Parlamento Europeo se haya doblegado a las presiones de algunos países y de los lobbies nucleares y gasísticos. Esto va a retrasar la tan necesaria transición energética”
278 eurodiputados han votado en contra de la etiqueta sostenible para el gas y la energía nuclear, 75 menos de los 353 votos necesarios.
Sobre el gas natural
El gas natural es un combustible fósil que contribuye al cambio climático, tanto por la generación de emisiones de CO2 en la combustión como por las emisiones fugitivas de metano. El metano es un gas con un potencial de calentamiento global 86 veces superior al del CO2 en los primeros 20 años de vida. Emitir un kilogramo de metano es equivalente a emitir 86 de CO2. Además, cada vez más investigaciones científicas demuestran que las fugas de metano no han estado bien contabilizadas y representan un problema climático mayor del que se creía.
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