Hombre fundamental en el desarrollo de las renovables en Argentina, era una personalidad de consulta frecuente para todo aquel que deseara aprender, comprender y analizar ese terreno.
Su historia de vida está relacionada con una de las etapas más oscuras de la humanidad. Tal como contamos alguna vez en nuestra sección Renovables en persona, a los nueve años vio a Hitler en Viena, y dos semanas antes de la terrible "noche de los cristales rotos", el aquelarre propiciado por los nazis durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 contra ciudadanos judíos, fue detenido su padre, y él y su madre expulsados de la casa familiar. Perdieron todo. Afortunadamente, todos ellos pudieron escapar en un barco rumbo a Buenos Aires, donde Erich se formó como ingeniero industrial y en donde terminaría por adoptar el nombre de Erico, como se lo conocía.
Llegó a ejercer durante muchos años como profesor titular de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA). En 1958 formó parte, como operador, del equipo que puso en funcionamiento el primer reactor nuclear construido en Argentina y el primero construido por un país del hemisferio sur con recursos propios, el RA-1.
Con él trabajaba su esposa, Vera Winitzky -ella misma profesora de la UBA y eminencia internacional en la relación entre arquitectura y matemáticas, fallecida en 2017-, por aquel entonces embarazada de su segundo hijo. "El niño nació sin parietales", recordaría Erico. Nunca supo si eso fue debido a la radiación o por otra causa, pero ambos decidieron renunciar a la energía atómica.
Así, investigando en formas alternativas de energía, descubrió la potencialidad del viento, sumado a las posibilidades del hidrógeno, lo que lo llevó a fundar en 1995 la Asociación Argentina de Energía Eólica (AEE), que desde entonces presidió. También ostentaba una vicepresidencia honoraria de la Asociación Mundial de Energía Eólica (WWEA) y era asesor de Naciones Unidas.
Además de decenas de trabajos de investigación, escribió varios libros, entre ellos, los dos tomos de "Energía Eólica - Un enfoque sistémico multidisciplinario para países en desarrollo", editados en 2009 y 2015, respectivamente.
Como una especie de homenaje en vida, de los muchos reconocimientos que pudo disfrutar, en marzo del año pasado fue inaugurado en la ciudad de Villa Regina, provincia de Río Negro, el Parque Temático Erico Spinadel, instalado en el predio de la Planta Piloto de Alimentos Sociales de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), surgido como una iniciativa con el objetivo, entre otros, de sensibilizar y concientizar a toda la sociedad, particularmente a los niños, jóvenes y adolescentes, en las temáticas de energías renovables.
La AEE ha publicado en su web un recordatorio sobre su persona, en donde se asegura que "tenía la generosidad escrita en el alma y compartía su sabiduría en foros de todo el mundo como así también a sus 90 años en las redes sociales que le permitían seguir sembrando e izando la bandera de la fe y la esperanza".
Erico Spinadel puede haber dejado de estar en este espacio físico, pero escasa duda habrá en reconocer que todo lo que alcanzarán a ser las energías renovables en general y la eólica en particular en Argentina, un campo de enorme crecimiento por venir, se debe, en gran parte, a las no pocas huellas que ha dejado sobre la Tierra.