"EuroStat -titulaba ayer un comunicado a las 20.26 horas el Ministerio para la Transición Ecológica- confirma el compromiso del presidente del Gobierno de que la factura de la luz de los hogares de 2021 sería similar a la de 2018" (2018 fue el último año de Gobierno Rajoy). Concretamente, los datos de Eurostat para los precios abonados por los consumidores domésticos medios, con un consumo anual entre 2.500 kilovatios hora y 5.000 kilovatios hora, excluyendo impuestos y gravámenes, fueron de 0,243 €/kWh en 2018 y de 0,257 kWh en 2021. "Si al precio de 2018 le aplicamos el incremento de inflación entre diciembre de 2018 y diciembre de 2021 (6,8%) -señalan desde el Ministerio-, tenemos un precio para 2018 ajustado por la inflación de 0,2595 €/kWh, superior al citado precio de 2021, de 0,257 €/kWh". Eurostat -recuerdan desde Transición Ecológica- publica sus datos siguiendo una metodología homogénea y aprobada en un Reglamento comunitario, y utiliza como fuente la información remitida por las comercializadoras de los precios efectivamente repercutidos a sus clientes.
Irlanda, Bélgica y España encabezaban la tabla de las naciones con la electricidad más cara (consumidores domésticos con un consumo anual de entre 2.500 y 5.000 kilovatios hora) en el segundo semestre de 2018 (como se aprecia en la tabla que aparece bajo estas líneas). E Irlanda, Bélgica y España han encabezado la tabla de las naciones con la electricidad más cara en el segundo semestre de 2021 (consumidores domésticos con un consumo anual de entre 2.500 y 5.000 kilovatios hora). O sea, que España ni ha ganado ni ha perdido puestos en esa tabla. Tampoco el precio de la electricidad ha experimentado cambios relevantes, según EuroStat, la oficina estadística de la Comisión Europea. Eso sí: los experimentará en los próximos meses sin duda, pues las comercializadoras eléctricas ya están repercutiendo la subida de las materias primas (gas natural) y los residuos (CO2) en sus facturas.
El presidente Sánchez se apunta el tanto a costa de un PP (el de Rajoy) que nunca tuvo que lidiar con unos precios (del gas y del CO2) tan desorbitados como los que hoy campean, y nunca, desde luego, con una guerra en suelo europeo en la que uno de los contendientes es, precisamente, el primer exportador de gas natural del mundo, el mayor suministrador de esa materia prima a Europa. En todo caso, y más allá del acierto en el cálculo de los contables del Ministerio para la Transición Ecológica, la coyuntura energética no presagia nada bueno y el primer semestre de 2022 (y sobre todo el segundo) seguro que van a arrojar números asaz distintos. Lo que habrá que ver es si España sigue ocupando la tercera plaza... o no. [Véase aquí el mapa europeo de los precios de la electricidad].
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