Dos datos, para empezar. (1) La Agencia Andaluza de la Energía cuantifica en 12.000 ("siendo muy conservadores") los megavatios de potencial renovable existentes en las costas de la región (eólica marina, mareomotriz y undimotriz); y (2) según información facilitada por el Gobierno de Andalucía, "actualmente, hay al menos 32 nudos saturados en la comunidad que no disponen prácticamente de capacidad para la conexión de nuevos proyectos, además de seis grandes ejes que se extienden por zonas de alto recurso renovable y que, o bien están ya saturados o están en fase de saturación, y donde hay más demanda de desarrollos renovables". La propia Junta aseguraba el mes de mayo pasado que tenía sobre la mesa proyectos valorados en 17.000 millones de euros esperando paso. En ese sentido, la historia del Eje Caparacena-Baza-La Ribina es emblemática. Esa infraestructura ya es incluida, en el año 2008, por el Ministerio de Industria, en un documento estratégico: la «Planificación de los sectores de electricidad y gas 2008-2016». Tres años después, en marzo de 2011, Red Eléctrica de España (REE) reconoce la importancia del eje en cuestión: "la subestación de Baza -explica entonces Red Eléctrica- será clave para incrementar la capacidad de evacuación de energías renovables en la zona y la subestación de La Ribina jugará un papel destacado en el desarrollo de las infraestructuras ferroviarias de alta velocidad" (véase abajo el mapa).
A escala local, la Junta -entonces en manos socialistas- también considera "clave y estratégico" el Eje Caparacena-Baza-La Ribina de cara al despliegue de nueva potencia renovable en la zona. A pesar de todo ello, en octubre de 2015, el ministro de Industria José Manuel Soria (PP) borra de su planificación esa infraestructura, algo que critica entonces con mucha dureza la Asociación de Promotores y Productores de Energías Renovables de Andalucía. En marzo del año pasado, la patronal andaluza vuelve a reclamar esta insfraestructura, en este caso al ministro Álvaro Nadal, pero la reivindicación vuelve a caer en saco roto.
Unos meses después (en julio del 18), el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su homóloga entonces en Andalucía, Susana Díaz, se reúnen para departir, entre otras cosas, sobre el Eje susodicho. El caso es que el Consejo de Ministros siguiente a la reunión acuerda la modificación de "aspectos puntuales" del Plan de Desarrollo de la Red de Transporte de Energía Eléctrica 2015-2020, documento que aprobó el Gobierno Rajoy en octubre de 2015 y que le retiraba la condición de prioritario a este Eje, clave para evacuar "del orden de 1.000 MW de generación renovable, en función de los estudios de capacidad realizados por Red Eléctrica". [Abajo, planificación horizonte 2016, mapa elaborado en mayo de 2008].
El acuerdo alcanzado en el Consejo de Ministros de julio del año pasado se plantea desbloquear por fin el Eje, que la Junta de Andalucía considera clave "para el futuro económico y el bienestar y progreso de unos 100 municipios y de una población de más de 550.000 personas". Según explica entonces el Gobierno andaluz, el desarrollo de esta infraestructura "mejorará notablemente los parámetros de la red de transporte y dará apoyo a la red eléctrica de distribución, lo que redundará en una mejora de la calidad del suministro a los habitantes y permitirá la implantación de proyectos empresariales de distintos sectores productivos". Por otro lado -continúa la Junta-, Caparacena-Baza-La Ribina "garantizará que los proyectos de energía renovable se conviertan en una realidad con la consiguiente creación de empleo, y su efecto beneficioso en el desarrollo económico y social de la zona".
En abril de 2019, la Asociación de Promotores y Productores de Energías Renovables de Andalucía (Claner), vuelve a la carga: "carecemos de una red de transporte de energía que haga posible que las inversiones y proyectos previstos puedan llevarse a cabo, ya que requieren de líneas de gran potencia eléctrica donde evacuar y vehicular la energía". Claner destaca que este problema "no sólo afecta a las energías renovables sino que imposibilita también que numerosos proyectos industriales que dependen de estas autopistas de transporte eléctrico puedan ejecutarse, lo que lleva consigo fugas de inversión y de generación de empleo y riqueza para Andalucía".
El presidente de la Asociación, Alfonso Vargas, se muestra entonces no obstante razonablemente optimista por tres motivos: (1) los objetivos fijados por el Gobierno central en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, "que contempla 60.000 nuevos megavatios renovables para 2030"; (2) las políticas regionales y europeas, "que apuestan firmemente por impulsar la transición energética"; y (3) la entidad del empresariado andaluz, "totalmente preparado para invertir y liderar esta nueva etapa para las renovables". Por todo ello -considera-, "es imprescindible que contemos con autopistas eléctricas de gran potencia que vertebren nuestra región y permiten los desarrollos que todos esperamos”.
El caso es que han pasado ocho meses desde entonces (desde que Claner volviera a reclamar por enésima vez refuerzos en la red andaluza); han pasado cuatro años desde que el ministro Soria (PP) desclasificase como prioritaria la obra del Eje Caparacena-Baza-La Ribina; y han pasado casi nueve años desde que la propia Red Eléctrica reconociese la importancia clave de este Eje; ha pasado casi una década y el Eje en cuestión continúa estando sobre el papel. La dependencia energética de Andalucía, que creció el año pasado, supera ya la tasa del 81% (25 puntos por encima de la media europea) y el saldo import-export Andalucía-Marruecos es negativo para España por primera vez en la historia. [Abajo, evolución del grado de autoabastecimiento de Andalucía].
Red Eléctrica de España acaba de presentar su primer balance provisional 2019. Según ese balance, la demanda ha caído un 2,5% en España en 2019 (con respecto a 2018) y el saldo import-export España-Marruecos se ha decantado por primera vez a favor del reino alauí.