Subió en octubre del 18 la colina del impuesto al Sol -bandera PP durante el septenio Rajoy-; arrió de inmediato el espantajo para decir, alto y claro, sí al autoconsumo; se puso ipso facto a regular las condiciones técnicas, económicas y administrativas de esta solución de ahorro (Real Decreto 244 de abril del 19), y España cuenta hoy alrededor de 8.000 megavatios de potencia solar sobre sus tejados y cubiertas, más capacidad en autoconsumos que potencia en centrales nucleares (7.117). Es el gran legado de Teresa Ribera, ministra que, no obstante, parte ahora a Bruselas habiéndose dejado en el tintero la trasposición de dos directivas relativas a las comunidades energéticas, trasposición que llevan varios años reclamando los autoconsumidores y que sería clave -dicen- para impulsar (reimpulsar) la revolución de los tejados solares.
Sea como fuere, 8.000 megavatios de potencia no son pocos, si tenemos en cuenta que, cuando aún ondeaba la bandera del PP, aquí había menos de 500. Ahora, en todo caso, el horizonte es otro. Casi de otra dimensión. El nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec Actualización 2023-2030), fija como objetivo para ese horizonte (2030) los 19.000 megavatios de autoconsumo, porque -entiendo que- la ministra y su Ministerio están convencidos de que alcanzar la cima de esa otra colina también es posible. Los números dicen que nos quedan seis ejercicios (6 cursos) para instalar unos 11.000 megavatios (MW). O sea, que habría que montar sobre los tejados y cubiertas de esta España nuestra casi 2.000 megas por curso. El año pasado se montaron alrededor de 1.500. La previsión para este está algo por debajo...
El otro hito clave en la Transición de Ribera, hito que también quedará para los anales de la historia, es la excepción ibérica, medida extraordinaria que supuso un ahorro de más de 5.000 millones de euros para la ciudadanía en un momento clave (el de la guerra de Ucrania y el cierre de los grifos del gas a Rusia). La excepción ibérica pasará a la historia por muchas razones. Pero, sobre todo, porque demuestra por la vía de los hechos que sí se le puede poner un tope al precio de un producto, incluso si ese producto es energético (el gas). Cuando Ribera planteó la medida, la división pánzer de lo liberal no tardó ni medio segundo en comenzar el bombardeo con aquello de "eso no se puede hacer, eso es imposible y además Bruselas no lo va a permitir". Pues bien, se equivocaron los ultraortodoxos. Sí se puede hacer y sí se hizo. ¿Habrá sentado precedente?
En el haber de la ministra queda también el real decreto que abre la puerta (por fin) a la eólica marina en aguas españolas, aprobado también en el último minuto (como el Pniec).
¿Y en el debe? Pues en el debe queda el almacenamiento, que es la clave del crecimiento futuro de las energías renovables, pero que sigue sin tener incentivos suficientes como para que despegue. Ahí, Ribera ha mirado a otro lado (o de soslayo) cada vez que le han propuesto que el Estado recupere concesiones hidroeléctricas, no ha impulsado suficientemente el bombeo (ha destinado 2.100 millones de euros al fomento del autoconsumo, y apenas 100 para hacer lo propio con la hidráulica reversible) y ha ninguneado la termosolar. O sea, que eso de almacenar kilovatios hora para alumbrar la noche se lo ha dejado al gas (el Pniec, hoja de ruta para la descarbonización, no le resta al metano ni un megavatio en su horizonte 2030). 26.000 MW hay ahora de ciclos combinados. 26.000 prevé para el año meta (meta de fin de carrera, no de metano).
¿Conclusión? Ribera parte ahora a Bruselas como comisaria para Transición Limpia, Justa y Competitiva (¿mantendrá abiertas las puertas de la UE a la fotovoltaica made in China?). Entre tanto, y, por otro lado, la cartera de Industria se la queda el liberal francés Stéphane Séjourné; la de Acción por el Clima, Emisiones Cero y Crecimiento Limpio, el democristiano holandés Wopke Hoekstra; y la de Energía, el socialista danés Dan Jorgensen. ¿Pretérito perfecto? No. ¿Futuro? Indefinido. Eso sí: la colina, esa, ya nunca nadie se la quitará a Ribera.
Antonio Barrero F.
