Tâmega será capaz de producir cada año -estima Iberdrola- 1.766 gigavatios hora (GWh), electricidad equivalente a la demanda de los municipios vecinos y de las ciudades de Braga y Guimarães (440.000 hogares). Además -añaden desde la compañía-, esta gran infraestructura renovable tendrá capacidad de almacenamiento suficiente como para dar servicio "a dos millones de hogares portugueses durante un día entero". En 2024, con la entrada en operación de Alto Tâmega, se completará la construcción de la instalación. Según las estimaciones de Iberdrola, esta infraestructura acabará con la emisión de 1,2 millones de toneladas de CO2 anuales y diversificará las fuentes de producción, evitando la importación de más de 160 mil toneladas de petróleo al año".
Empleo
La compañía eléctrica calcula que el desarrollo de esta gigabatería está propiciando, durante la fase de obras, la creación de "hasta 3.500 puestos de trabajo directos y 10.000 indirectos -el 20 % de los cuales proviene de los municipios vecinos-, a través de más de 100 proveedores, 75 de ellos portugueses". Según Iberdrola, este gran proyecto ha sido posible gracias al entorno de estabilidad regulatoria y macroeconómica creado por el Gobierno de Portugal (precisamente ayer se celebraron elecciones legislativas en Portugal, de las que ha salido vencedor, con mayoría absoluta, el socialista Antonio Costa, que renueva su presidencia).
Sociedad
En otro orden de cosas, Iberdrola lanzó en 2014 un plan de acción socioeconómica para la zona de influencia de la obra que se ha destinado a impulsar iniciativas sociales, culturales y medioambientales. Los siete municipios beneficiados por el proyecto son Vila Pouca de Aguiar, Ribeira de Pena, Boticas, Chaves, Cabeceiras de Basto, Montalegre y Valpaços. Entre las iniciativas, la eléctrica destaca la reforestación de más de 1.000 hectáreas, la plantación de 17.000 alcornoques o acciones para mejorar las poblaciones de fauna y flora protegida existente en el entorno.
Tecnología
La gigabatería del Tâmega aportará 880 megavatios de capacidad de bombeo al sistema eléctrico portugués, lo que implicará un incremento superior al 30% respecto a los megavatios de bombeo de los que dispone hoy en día el país vecino. Las plantas de bombeo constituyen una salvaguarda para el sistema eléctrico, ya que permiten almacenar energía elevando el agua de un embalse inferior a otro ubicado a más altura. Esto hace que se pueda generar una gran cantidad de electricidad de forma rápida, dejando caer el agua desde el embalse superior y aprovechando esa caída para generar electricidad.
El modus operandi es el siguiente: la energía sobrante en períodos de bajo consumo (y bajo precio) se utiliza para bombear agua de un embalse inferior a otro superior. A continuación, cuando la electricidad es demandada por el mercado (y cuando la electricidad suele tener un precio mayor), el operador de la instalación abre el grifo del embalse superior para que el agua, en su caída, pase por las turbinas que generarán la electricidad.
Así, esta solución hidroeléctrica, el bombeo, resulta clave para garantizar la estabilidad del sistema eléctrico ante la intermitencia de otras fuentes de energía renovables, como la eólica o la solar fotovoltaica.
Pero el bombeo se ha convertido también a lo largo de los últimos meses en toda una mina de oro para sus propietarios. (Léase El precio de la luz lo han disparado los señores del agua).
Se da la circunstancia además de que a ese proyecto de Iberdrola el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que es un banco de titularidad conjunta de los países de la Unión Europea, le ha concedido un préstamo en condiciones favorables por valor de 650 millones de euros.
Iberdrola es líder en almacenamiento de energía, con una potencia de 4.500 MW instalados mediante tecnología de bombeo (sin contar todavía con esta instalación). La compañía prevé alcanzar los 90 millones de kilovatios hora (kWh) de capacidad de almacenamiento en 2022, lo que supondrá un aumento respecto a 2018 de casi un 30%: 20 millones de kWh más, equivalentes a 400.000 baterías de coches eléctricos o a 1,4 millones de baterías para uso residencial. La mayor instalación de estas características en Europa es el complejo de Cortes-La Muela, ubicado en Valencia.
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