El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demografico acaba de hacer las cuentas y, en estos momentos, tienen permiso de acceso y conexión a la red eléctrica de transporte 144.000 megavatios de proyectos fotovoltaicos y eólicos que se encuentran “en diversos estados de tramitación” (en España hay ahora mismo 119.000 megavatios de potencia instalada operativa, sumadas todas las tecnologías. O sea, que estamos ante toda una avalancha (144 gigas) que ha hecho eclosionar, en muchas zonas del territorio nacional, movimientos de protesta y plataformas críticas, preocupadas por lo que consideran un despliegue renovable agresivo, impactante, alejado de las necesidades de lo rural y que sospechan no va a dejar en su tierra más que tendidos eléctricos y adios, como el pelotón ciclista de la Vuelta al que se le espera durante horas a la salida del pueblo y que, cuando llega, pasa como una exhalación y no deja más que cuatro botellas de plástico en la cuneta.
El sector ya se ha dado cuenta del riesgo que entraña la desafección de los custodios de la tierra, la gente del campo, y está reaccionando. Porque ya no vale con prometerle al pueblo un puesto de trabajo durante unos meses (“cuando luego me voy a tener que quedar con las máquinas 25 años”, me contaba hace bien poco un paisano), y ya no vale solo (ya no vale tampoco) con el discurso del cambio climático: las renovables son la clave de la descarbonización, de acuerdo, pero no pueden serlo a costa de la agricultura (seguridad alimentaria) o la biodiversidad; o... las renovables son la clave de la descarbonización, vale, pero yo, que soy el que va a tener la instalación a dos pasos de la puerta de mi casa, qué saco con esto...
El mes pasado escribieron en estas páginas sobre este asunto –cómo conciliar el despliegue renovable (la lucha contra el cambio climático) con la conservación del medio– el hasta hace solo unas semanas director general de Transición Ecológica en la Generalitat Valenciana, Pedro Fresco; el doctor en Ecología Fernando Prieto; y el doctor ingeniero industrial Juan Avellaner, que aportaron perspectivas diferentes sobre un tema cada vez más espinoso. Hoy traemos aquí, como contábamos al principio, a los tres actores más emblemáticos (simbólicos) del sistema eléctrico nacional: Endesa, Iberdrola y Naturgy.
Porque Endesa prevé añadir a sus 2.700 MW de potencia eólica instalada en España a día de hoy otros 1.400 de aquí a 2025. Porque Iberdrola (con más de 6.000 operativos en el país) declara ahora mismo aquí una cartera de más de 1.100 megas. Y porque Naturgy (casi 2.000 MW a día de hoy), cuenta en estos momentos con una treintena de parques eólicos y plantas fotovoltaicas en construcción, equivalentes a más de 1.000 megavatios de capacidad adicional, que espera entren en funcionamiento “en los próximos meses”. Además, proyecta un parque eólico marino frente a costas Canarias de 200 MW.
A todos les hemos llamado y todos nos han contestado. Iberdrola y Endesa le han puesto nombre a las respuestas: Emilio Tejedor, director de Medio Ambiente de Iberdrola (entrevista por correo electrónico), e Inmaculada Fiteni, directora del departamento de Creación de Valor Compartido y Sostenibilidad en Endesa (entrevista vía Teams). Naturgy, que también ha atendido amablemente nuestros requerimientos, ha preferido contestar con un genérico “Fuentes de Naturgy”. A continuación, nuestras preguntas y sus respuestas.
