El parque nacional de centrales de ciclo combinado creció de manera extraordinaria durante los primeros años del siglo XXI. La primera central de ciclo combinado de España entró en operación en 2002. Cinco años después, en 2007, esa tecnología sumaba ya más megavatios de potencia que ninguna otra, más que la nuclear, más que el carbón, más que la gran hidráulica. El caso es que, desde ese hoy remoto 2007, el parque generador de ciclos combinados ha sido el más potente del mix eléctrico nacional. Lo ha sido… hasta julio de 2020, fecha que marca un punto de inflexión en la historia del sistema eléctrico español. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima se ha fijado como objetivo 2030 que el 74% de la electricidad de España proceda de fuentes renovables (el 100% es el Objetivo 2050). En su hoja de ruta a diez años vista, el Ejecutivo Sánchez se propone como objetivo alcanzar un parque eólico nacional de 50.333 megavatios y congela los ciclos combinados operativos en esa fecha (2030) en 26.000, por lo que el sorpasso alumbrado por la eólica el pasado mes de julio relega definitivamente a un combustible fósil, el gas natural, que seguramente nunca más recuperará el liderazgo que ha perdido este año en favor del viento en el mix eléctrico nacional.
Ocho meses después de aquel hito, hace solo unos días, el operador del sistema eléctrico nacional, Red Eléctrica, concretaba el dato, actualizado a 31 de diciembre de 2020: España ha cerrado el curso 2020 con 26.917 megavatios de potencia eólica instalada. El sector ha añadido al parque de generación nacional casi 1.500 megas en el año del Covid, y ese formidable parque ha producido en España en 2020 uno de cada cinco kilovatios hora: el 22,2% de la electricidad. España es el segundo país europeo por potencia eólica instalada, tras Alemania, y ha sido el cuarto país europeo que más potencia eólica ha instalado en 2020.
Aquí, la energía eólica tiene ya presencia en todas las comunidades autónomas menos una (la de Madrid). Durante 2020, los territorios que más megavatios eólicos han añadido a su parque autonómico de generación han sido Aragón (1.050,87 MW), Navarra (262,58 MW), Castilla y León (216,30 MW), Castilla La Mancha (65 MW), Islas Canarias (28,80 MW), Andalucía (23,63 MW) y Galicia (23,60 MW).
La Asociación Empresarial Eólica destaca en su Balance 2020 especialmente el caso de Aragón, la comunidad autónoma Top 1 del Año en instalación. AEE aplaude “las políticas del Gobierno aragonés favorables para la inversión en energía eólica”, que han tenido “un efecto muy positivo para el sector en la comunidad y demuestran –añade la Asociación– que, con el empuje político y las mejoras administrativas necesarias, la eólica es un importante elemento de crecimiento económico (con más de 1.000 millones de euros de inversión el año pasado) y de empleo”.
21.431 aerogeneradores
En total, en España, ahora mismo hay, según los datos que acaba de publicar la Asociación Empresaria Eólica, 1.267 parques operativos, en los que se distribuyen 21.431 aerogeneradores. Además, el sector cuenta con más de 220 centros de fabricación presentes en dieciséis de las diecisiete comunidades autónomas. Así todo, “en España contamos –presumen en AEE– con el 100% de la cadena de suministro”, una cadena que mira al mercado nacional, pero también al exterior (el sector es netamente exportador). Según el Balance 2020 de AEE, que la Asociación afinará a final de año en su Estudio Macroeconómico anual, las 5 empresas fabricantes de aerogeneradores que han instalado la mayor parte de los parques eólicos de España a lo largo de los últimos veinte años han sido, por este orden, Siemens Gamesa, Vestas, GE, Nordex– Acciona WindPower y Enercon.
En 2020, sin embargo (y según el registro de AEE), ha sido General Electric (Estados Unidos) el fabricante que más potencia ha firmado al sur de Pirineos. Más de 860 megavatios llevan su marca; 429 llevan la de Siemens Gamesa Renewable Energy (fabricante germano español); 273, la de Nordex-Acciona WindPower (Alemania/España, también); 138, la de Vestas (Dinamarca); y dieciséis, la de Enercon (Alemania). Ah, y las 5 empresas promotoras que más megavatios eólicos han instalado a lo largo de 2020 han sido Repsol Renovables, Copenhagen Infraestructure Partners (CIP), Iberdrola, Enel Green Power/Endesa y Naturgy. Según el registro de la Asociación Empresarial Eólica, a finales de 2020 había en España 27.445 megavatios de potencia eólica acumulada (el operador del sistema eléctrico nacional dejaba esa cifra en 26.917. La variación responde a las diferentes maneras que tienen una y otra entidad de incluir en sus registros el parque en función del final de obra, la conexión, la entrada en operación, etcétera).
Eólica, marina y flotante
Todo eso, en tierra firme. Pero la eólica española ha empezado a mirar en 2020 además, probablemente como nunca antes, mar adentro. AEE convocó en vísperas de Nochebuena, el pasado 22 de diciembre, un seminario virtual en el que presentó el estudio El futuro de la eólica marina flotante en España (The Iberian region as a hub for technology development and industrial leadership in the field of floating offshore wind). La presentación corrió a cargo de Javier Sanz, experto líder en materia de energías renovables (Renewable Energy Thematic Leader) del EIT InnoEnergy, organismo europeo especializado en la promoción, desarrollo, acompañamiento y financiación de proyectos emergentes de base tecnológica.
Pues bien, ha sido probablemente esa presentación (ese informe) otro de los hitos (discreto pero imprescindible) del año eólico. Por la calidad de la información que contiene. Y por el valor de la misma. El informe en cuestión repasa las fortalezas ibéricas (de España y Portugal) en materia de energía eólica marina flotante, y avanza algunos titulares que no tienen desperdicio. Para empezar, este: 8 de los 34 prototipos de soluciones flotantes para aerogeneradores marinos que hay ahora mismo en el mundo son de Marca España: 8 de 34.
Según el estudio, España es además ahora, a día de hoy, líder en plataformas flotantes de acero y sistemas de amarre de acero, y se encuentra en el grupo de cabeza (junto a Francia, Dinamarca, Noruega y Alemania) en palas, torres, plataformas flotantes de hormigón, subestaciones y amarres sintéticos. El sector eólico nacional solo se encontraría en desventaja competitiva con respecto a esas naciones europeas en cables submarinos y góndolas. En lo demás, o no tiene que envidiar, o son otras naciones las que envidian.
A cero, de momento
Ahora mismo, no hay ningún parque eólico marino flotante de escala comercial en el mundo. Según Javier Sanz, actualmente hay (1) algún proyecto piloto flotante en el entorno de los cincuenta megavatios (50 MW), “pero no son proyectos de escala comercial todavía”; (2) alrededor de medio centenar de proyectos ya identificados en todo el mundo, por valor de más de 11.000 MW (en Francia, Alemania, Japón, Noruega, Portugal, Corea del Sur, España, Reino Unido y Estados Unidos); y (3) ojo al dato, un potencial en la península ibérica, “en un escenario optimista, de 22.000 MW, o la mitad, 11.000, en un escenario menos optimista”.
La eólica de aguas someras, la que “clava” las torres en el fondo, ha triunfado donde el lecho marino se halla a 10, 20, 30, 40, 50 metros de la superficie. Pero, a partir de los 50/60 metros, ya no es rentable instalar aerogeneradores en el mar. Ya no lo es... a menos que sean flotantes... y que las soluciones flotantes sean viables económicamente. Y en esa carrera (la de hacer económicamente viables esas soluciones) están embarcados los 34 desarrolladores (8 en la península ibérica) que ahora mismo compiten por un mercado que todo el mundo sabe multi–multi millonario.
Los costes de la eólica flotante han caído vertiginosamente a lo largo de los últimos años. Hasta el punto de que, según Sanz, en las Islas Canarias la eólica marina flotante ya sería competitiva, porque allí la generación de electricidad con diésel es muy cara a día de hoy. Según el Anuario Energético de Canarias 2018, que es el último publicado (lo fue el pasado mes de julio), el coste de generar un megavatio hora en Canarias en 2018 quedó en 151,71 euros y ahora mismo la eólica marina flotante está en condiciones de ofertar por debajo de esa cantidad.
La ventana de oportunidad es, pues, extraordinaria. Una ventana que mide, según el estudio de EIT InnoEnergy, 95.000 megavatios de capacidad eólica marina flotante potenciales, megavatios además que presentan factores de capacidad muy elevados, que pueden superar la 4.000 horas equivalentes (4.000 horas funcionando a plena potencia, porque el viento mar adentro sopla más constante que sobre tierra firme, donde los aerogeneradores producen 2.300–2.500 horas de las 8.760 horas que tiene un año).
Y España se encuentra muy bien posicionada en la carrera por atrapar esos vientos:
(1) porque su sector eólico nacional se ha desarrollado de manera extraordinaria (y madurado hacia la excelencia) en tierra firme durante el último cuarto de siglo;
(2) porque la Marca España ya es todo un referente en eólica marina fija (empresas gallegas, asturianas, vascas y andaluzas llevan ya años produciendo componentes para los parques eólicos marinos del norte de Europa, donde las aguas sí son someras y el sector ha podido crecer, cimentado al lecho marino y sin necesidad de soluciones flotantes);
(3) España está muy bien posicionada además porque su sector eólico lleva mucho tiempo apostando fuerte por la I+D en general y la flotante en particular (en 2019, el esfuerzo en investigación y desarrollo de la industria eólica española ha alcanzado el 4,19% de su contribución al Producto Interior Bruto, cuando la media en España es del 1,24);
(4) porque ese esfuerzo encima se está materializando en resultados cada vez más concretos (8 prototipos de los 34 en liza son Marca España, como se apuntaba arriba); y
(5) porque el sector naval tiene claro desde hace mucho tiempo que sus sinergias con la eólica marina son un filón de empleo y riqueza y resulta que el sector naval nacional es también un referente en su gremio a escala global (“uno de los retos a los que nos enfrentamos van a ser las inversiones que hay que hacer en astilleros e instalaciones portuarias, es un sector –ha dicho Sanz– con el que hay que ir de la mano”).
“Las capacidades industriales de los sectores eólico y naval españoles, el interés real de los inversores, y la fuerte reducción de costes convierten al momento actual en una gran oportunidad para explotar el gran potencial de eólica marina existente en nuestro país”.
Lo dice la Asociación Empresarial Eólica, que en todo caso alerta: si España no aprueba pronto una Estrategia para el Desarrollo de Eólica Marina, “esta oportunidad se diluirá en favor de otros países europeos que ya se encuentran desarrollando el mercado y disponen de instrumentos de apoyo específicos”. El Gobierno dice que está en ello. Habrá que ver cuánto tiempo significa eso.
• Este reportaje ha sido publicado en el número de marzo de Energías Renovables en papel. Aquí puedes descargar gratis la revista en PDF.