Así lo ha manifestado la
Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica a través de un comunicado en el que alerta de que Sierra de Gistredo y áreas aledañas del Alto Sil leonés, la zona afectada por los proyectos eólicos, tiene una alta potencialidad de hábitat para las dos especies, que además ya han sido documentadas en la zona. Por lo tanto, dada la delicada situación demográfica de osos y urogallos en la cordillera Cantábrica y la obligación de preservar su hábitat, la asociación conservacionista considera ambos proyectos "incompatibles con la conservación de las dos especies".
Desde la asociación señalan que se trata de otra "agresión ambiental" que viene a sumarse a "la lista de parques eólicos mal instalados en la cordillera Cantábrica y otros lugares de España que están amenazando la biodiversidad". La lucha contra el cambio climático a través de la producción de energía limpia es un objetivo "tan encomiable y legal como la protección de la biodiversidad", defienden.
De hecho, ambos objetivos están avalados por la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (vigente en España desde 1994) y el Convenio sobre la Diversidad Biológica del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (vigente en España desde 1993), por lo que "no hay por qué aceptar que los objetivos de ambos convenios interfieran en un contexto tan relevante como la sierra de Gistredo y El Alto Sil", denuncian los conservacionistas.
Los proyectos eólicosEl proyecto
"El Páramo", previsto en los términos municipales de Noceda del Bierzo, Igüeña, Páramo del Sil y Toreno, consta de catorce 14 aerogeneradores del fabricante Siemens‐Gamesa, modelo SG‐170 o equivalente de 6,6 MW de potencia nominal unitaria, y contará con una potencia total instalada de 92,4 MW. En concreto, los aerogeneradores tendrán un rotor de 170 m de diámetro e irán montados sobre torres tubulares cónicas de 115 metros de altura.
Por su parte, el parque eólico
"Ampliación del Páramo" contará con nueve aerogeneradores del fabricante Nordex, modelo N-175 o equivalente de 6,22 o 4,52 MW de potencia nominal unitaria, y desplegará una potencia total instalada de 50,88 MW.
Además de albergar al
oso pardo (Ursus arctos) y al
urogallo (Tetrao urogallus), especies catalogadas con la categoría máxima de “en peligro de extinción”, el territorio afectado por estas infraestructuras eólicas incluye un “
Área importante para la Conservación de las Aves y la Biodiversidad (IBA)” (IBA 015 “Sierras de Gistreo y Coto”; BirdLife 2024). Según la información disponible para la cordillera Cantábrica, el oso recupera lentamente sus efectivos y área de distribución mientras que el urogallo ha quedado relegado a un pequeño sector en el norte de León tras un acentuado declive poblacional
.En este contexto, dado que la
Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad prohíbe “la destrucción del hábitat de especies en peligro de extinción en particular del lugar de reproducción, invernada, reposo, campeo o alimentación”, parece relevante analizar el potencial impacto de estos proyectos sobre las dos especies consideradas.
En primer lugar, conviene indicar que las instalaciones eólicas afectan a la fauna a través de impactos directos e indirectos (colisiones de animales voladores, modificación de la vegetación, desmontes, radiaciones electromagnéticas, ruido, trasiego humano y de vehículos, contaminación, fragmentación del hábitat, efecto barrera, etc.) por lo que la mejor forma de solventar estos problemas es ubicarlas en lugares inocuos para las especies amenazadas.
En el caso de los urogallos cantábricos en particular y de este grupo de aves en general, se sabe que evitan estas instalaciones y que se ha detectado algún ejemplar muerto en la base de los aerogeneradores de una zona próxima al área de estudio. En el caso de los osos, hay poca información sobre su reacción a estas instalaciones, aunque sí se ha evidenciado que los mamíferos silvestres en general tienden a evitar los polígonos eólicos, tendidos y carreteras salvo aquellos especializados (zorros) en alimentarse de los cadáveres de las aves y murciélagos impactados por los aerogeneradores.
En cualquier caso, al tratarse de dos especies en peligro de extinción, parece razonable aplicar el principio de precaución evitando cambios ambientales que no cumplan con los objetivos de mejora establecidos por ley en este tipo de casos.
Conservación del hábitat
Desde la asociación recuerdan que la protección del hábitat de las especies es clave para su conservación porque, más allá de que pueda estar ocupado o no, es el sustrato sobre el que pueden aumentar sus poblaciones y recolonizar las áreas desocupadas tras años de retroceso. Esto parece estar ocurriendo con el oso y podría ocurrir pronto con el urogallo ante su crítica situación actual.
La conservación del hábitat es, por lo tanto, una estrategia de conservación obvia en este territorio, sobre todo en la medida que afecta a especies en situación crítica. Por estas razones, "concluimos que el proyecto eólico en la sierra de Gistredo y Alto Sil supone un grave atentado a la integridad de hábitat de las dos especies estudiadas", señalan.
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