El sector de la calefacción está inmerso en un proceso de transición energética y tecnológica impulsado por unos marcos normativos cada vez más rigurosos que promueven soluciones eficientes para reducir la dependencia de combustibles fósiles y alcanzar los compromisos de reducción de emisiones. Ejemplos de ello son el plan europeo "Fit for 55", diseñado para que en 2050 los edificios sean cero emisiones a través de la descarbonización del parque inmobiliario, o la mencionada Ley española de cambio climático.
Vicente Gallardo, director de ventas de Bosch Home Comfort Group España: "a nivel nacional, las normativas en nueva edificación ya han acelerado el cambio de gas a electricidad con la incorporación de la bomba de calor. Sin embargo, es en la rehabilitación donde se presentan los mayores retos, y es aquí donde los sistemas híbridos, como la combinación de bomba de calor y calderas de condensación, se presentan como la mejor solución en edificaciones residenciales donde no es posible cambiar de tecnología de forma sencilla e incorporar la aerotermia como equipo único".
Aerotermia en Europa y en España
Como consecuencia de estas normativas, el negocio de las bombas de calor “experimentó un crecimiento muy significativo en Europa durante el 2022”, explican desde Bosch. En concreto, el grupo constató un aumento “notable” en la venta de bombas de calor, con un incremento “vertiginoso” en países como Alemania, con un aumento del 75%. Todavía no se puede decir lo mismo en España, ya que su penetración no es tan elevada como en otros países de la Unión Europea, aunque “los consumidores están cada vez más informados y se interesan por soluciones eficientes para proveer frío, calor y agua caliente sanitaria” advierten.
Este tipo de soluciones representan “un primer paso para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y optimizar la eficiencia energética”. Por ello, la compañía planea realizar una inversión de más de 1.000 millones de euros hasta final de esta década en la producción de bombas de calor y, de forma paralela, ha anunciado que reforzará las inversiones en Europa con la creación de una nueva fábrica en Polonia y un aumento de la capacidad de producción en las plantas ya operativas.
Bombas de calor y calderas de condensación
La empresa subraya que “descarbonizar no significa, exclusivamente, electrificar”, y un buen ejemplo de ello es la caldera de condensación, "una tecnología que puede reducir el consumo de energía hasta un 30% frente a otro tipo de caldera”, lo que se traduce en un ahorro económico "significativo" y en una “importante reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero del ámbito residencial", afirman desde Bosch.
Las calderas de condensación sacan provecho del cambio de fase de una sustancia gaseosa a estado líquido. En ese cambio de fase, se produce calor latente, una energía desaprovechada en las calderas tradicionales pero que sirve para producir calor en su versión sostenible.
El carácter sostenible de estas instalaciones está en los combustibles, los gases renovables, como el biometano o el hidrógeno, que se postulan como una solución para suministros energéticos en hogares y edificios, donde la electrificación total, para cubrir las demandas de calor, frío y agua caliente sanitaria, no es técnicamente viable.
Por ello, Bosch destaca su apuesta por el hidrógeno verde, ya que entre 2021 y 2026, estiman que habrán invertido casi 2.500 millones de euros en el desarrollo y la fabricación de sus tecnologías de hidrógeno. Esta movilización de recursos pretende “acelerar la producción de hidrógeno en la UE, establecer cadenas de suministro globales, extender su uso a todos los sectores de la economía y desplegar infraestructuras de distribución de hidrógeno en Europa”, afirman.
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