“En Portugal las plantas ya han vendido toda su producción y casi al completo se ha destinado a Drax y a otras grandes centrales térmicas con biomasa de Europa”. No había llegado aún el frío de forma continuada y ni siquiera comenzado el invierno, y durante el último Congreso de Bioenergía celebrado en diciembre en Cuenca representantes de la industria portuguesa de pélets hacían estos comentarios.
Un informe de FutureMetrics, consultora especializada en el mercado mundial de pélets, corrobora la expansión de un comercio que, según sus datos, ha crecido un 26 por ciento durante 2018, el aumento más notorio de los últimos años.
Ya en 2017, apuntan en el informe firmado por Seth Walker, economista sénior de la consultora, “las condiciones del mercado mejoraron considerablemente y el comercio mundial aumentó un 13 por ciento, alcanzando los 18,9 millones de toneladas de pélets; mejora que continuó con toda su vigencia en 2018, llegando a los 23.8 millones de toneladas”.
En el informe Statistical Report 2018, elaborado por Bioenergy Europe, los datos de 2017 marcan un consumo mundial de 31,4 millones de toneladas de pélets que salieron de 1.479 plantas. Estados Unidos está a la cabeza en producción (casi ocho millones de toneladas), destacando la emergencia de países como Brasil, Chile, Vietnam o Malasia.
Drax, Lynemouth, Teeside y las grandes centrales por venir
“Ese crecimiento se debe principalmente al aumento de la demanda en el Reino Unido, Dinamarca, Corea del Sur y Japón”, apostillan. Los dos primeros países concentran la mitad de las importaciones. En el Reino Unido (7,5 millones de toneladas importadas) ha pesado mucho la definitiva conversión de carbón a biomasa de la central de Lynemouth (420 megavatios) y la de cuarta unidad de Drax (660 MW).
Desde FutureMetrics aseguran que el crecimiento del mercado en 2019 volverá a estar asegurado por la entrada en operación completa de las dos centrales mencionadas y la puesta en marcha programada de la de Teeside (300 MW). Además de la consolidación de grandes centrales de co-combustión con carbón o totalmente convertidas a biomasa en Dinamarca, Bélgica y Países Bajos, este último incrementará sustancialmente la demanda de pélets con la conversión de más plantas.
Italia encabeza la demanda de pélets domésticos
El resto de la demanda europea se concentra en el calor doméstico, donde Italia, con un consumo de 3,2 millones de toneladas de pélets, se convierte en el primer demandante, seguido de lejos por Alemania (1,9 millones) y Francia (1,1). España, con 480.000 toneladas consumidas según los datos de FutureMetrics, ocupa el octavo lugar. La mayoría de esta demanda, concluye el informe, se abastece con pélets europeos.
No es así en los otros dos grandes consumidores que destaca la consultora. “Las importaciones japonesas superaron el millón de toneladas en 2018, aproximadamente el doble que las de 2017; y en los primeros tres trimestres el 63 por ciento provinieron de Canadá y el 31 por ciento de Vietnam”.
De Vietnam llegan también principalmente (64 por ciento) los pélets que se consumen en Corea del Sur, el país que, según FutureMetrics, “se ha convertido silenciosamente en el segundo o tercer mercado de pélets de madera más grande del mundo, después del Reino Unido y muy cerca de Dinamarca. Las previsiones son que alcance en 2018 los 3,4 millones de toneladas importadas, y que más del 95 por ciento proceda del sudeste asiático.
Recelos con la declaración “Bosques por el Clima” de Katowice
Ante este incremento sustancial del mercado, diferentes grupos ecologistas han vuelto a mostrar su rechazo por lo que supone de riesgo para la conservación de los bosques. El portal Mongabay recogía ayer algunas de estas críticas asociadas a la Declaración Ministerial Bosques por el Clima que emanó de la última cumbre del clima celebrada en Katowice y al incremento de la co-combustión de biomasa y carbón.
La declaración llama a fortalecer las acciones de conservación y cuidado de los bosques y sus productos dentro de la estrategia de lucha y mitigación del calentamiento global. Christoph Thies, de Greenpeace Polonia, considera que “los productos forestales y las acciones climáticas relacionadas con los bosques son el principal llamado a la acción en esta declaración”, por lo que “podría convertirse rápidamente en una declaración de tala, que será desastrosa para el clima".
Proteger los sumideros de carbono mientras crece la demanda de pélets
Para las asociaciones ecologistas, productos forestales es sinónimo de biomasa, y más concretamente pélets. Otto Bruun, de la Asociación Finlandesa para la Conservación de la Naturaleza, afirma que la urgencia de reducir el incremento de las temperaturas por debajo de los 1,5 grados provoca que la acción en los sumideros, como los bosques, no se puede retrasar treinta años: “Necesitamos proteger y mejorar nuestros sumideros de carbono y las reservas de carbono a partir de mañana".
Para Bruun, “la quema de biomasa bombeará más emisiones a la atmósfera, donde se acumulará durante décadas hasta que los nuevos árboles plantados crezcan como ‘neutrales’”. Advierte del riesgo de que la quema de biomasa forestal en grandes volúmenes a corto plazo “cause una emisión aún mayor que la quema de combustibles fósiles”.
De momento, el mercado de pélets sigue imparable. “Mantendrá una sólida tendencia al alza con un crecimiento continuo en Europa y un conjunto de flujos desde la cuenca del Pacífico que está madurando”, afirman desde FutureMetrics. El ajuste entre la oferta y la demanda se considera básico para sobrellevar “la incertidumbre de las políticas, la competencia con los combustibles fósiles y las variaciones climáticas”.