Tras la sorpresa y decepción que originó que a la biomasa no se le asignara ningún megavatio de potencia a subastar en 2020 en el nuevo calendario que las regula hasta 2025, máxime cuando el borrador de la orden ministerial que regula el primer mecanismo de subasta de energía renovable le adjudicaba ochenta megavatios, el Miteco le dejó la puerta abierta con la publicación de la primera convocatoria.
En el párrafo donde se especifica el plazo máximo de entrega de la energía comprometida, se afirma que será de “doce años para las tecnologías fotovoltaica, solar termoeléctrica, eólica terrestres y marina e hidroeléctrica y de quince años para las tecnologías de biomasa, biogás y biolíquidos”.
Posteriormente, el Miteco confirmaba a Energías Renovables que, a pesar de la ausencia con potencia asignada para 2020, como sí aparecía con ochenta megavatios en el borrador de la orden ministerial que regula el primer mecanismo de subasta de energía renovable con el nuevo marco retributivo, “la biomasa puede estar presente en los megavatios a subastar sin tecnología asociada”. Estos son mil de los tres mil megavatios que se adjudicarán.
Oportunidad para los proyectos pequeños y a partir de centrales de carbón
Como ya expresaron en su día la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA Biomasa) por un lado y la Asociación Española de Biomasa (Avebiom) por otro, el sector sigue pensando que, por la singularidad tecnológica y económica de cada central y la dependencia de una materia prima muy variada que hay que pagar, a diferencia del sol y el viento, la biomasa debería contar siempre con subastas diferenciadas.
No será así en 2020, y tendrá que competir con megavatios solares, termosolares, eólicos y otros bioenergéticos. Desde el mismo sector se piensa que la presión ejercida desde sindicatos como Comisiones Obreras y otras instancias administrativas para que se adjudique potencia a antiguas centrales de carbón para convertirlas en biomasa, puede acabar surtiendo efecto en la subasta. Estas centrales cuentan con la ventaja de que gran parte de la inversión en la instalación ya está hecha, y los márgenes para pujar son más amplios.
Por último, los comentarios que surgen entre empresas promotoras e ingenierías es que puede ser una buena oportunidad para plantas de pequeña potencia y/o con cogeneración calor-electricidad. Igualmente, se trataría de instalaciones sin una inversión excesiva y más sostenibles y eficientes en lo económico, con un retorno económico más rápido.
“Competencia desigual”
Hay que tener en cuenta que, definitivamente, el Miteco no tuvo en cuenta lo que pedía APPA Biomasa: que “para instalaciones gestionables como la biomasa el valor del coeficiente de ajuste del mercado sea cero por su capacidad de aportar gestionabilidad al sistema”. Al final, el porcentaje de ajuste de mercado se queda en un veinticinco por ciento para las tecnologías con capacidad de gestión de su nivel de producción y en un cinco por ciento para las que no dispongan de ella.
En cuanto a las dimensiones de las instalaciones, Avebiom defiende la limitación del tamaño de las centrales porque, según expresó su presidente, Javier Díaz, los proyectos de gran potencia “desvirtúan en gran medida las ventajas de la biomasa, al concentrar en una sola planta un consumo enorme, del orden de 450.000 toneladas al año de biomasa para una central de cincuenta megavatios, lo que obliga a suministros de biocombustible desde grandes distancias”.
Sean antiguas centrales de carbón las agraciadas en la subasta o las de potencia mayor o menor o con cogeneración, todo se sabrá a partir del 26 de enero, fecha que ha establecido el Miteco para la apertura del periodo de recepción de ofertas, que será a las 9 de la mañana, y se cerrará el mismo día dos horas después. La apertura del plazo para la entrega de documentación está abierta desde el 15 de diciembre.