España produjo en 2017 1,22 millones de toneladas de leña, según el Informe anual de indicadores 2018 elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Aunque no se especifica que toda la producción tenga un destino energético, en los balances de aprovechamientos forestales que hace el mismo ministerio, este incluye bajo el mismo concepto “leña y bioenergía”.
Es decir, que se considera que la práctica totalidad de la leña que se extrae de los montes, tanto de coníferas como de frondosas, se emplea para producir energía, principalmente calor doméstico e industrial. Dichos 1,22 millones de toneladas de leña están muy por encima de los casi 600.000 de pélets que se produjeron en 2018.
Los datos que aporta la Generalitat de Cataluña dentro de su Estrategia para promover el aprovechamiento energético de la biomasa forestal y agrícola confirman que la leña, con el 58 por ciento del consumo total, es el biocombustible más empleado para calentarse en esta comunidad autónoma. Matizan que es un consumo en descenso, ya que en 2013 alcanzó el 83 por ciento.
En Cataluña la astilla comienza a ganar terreno a la leña
Por el contrario confirman “un significativo incremento del consumo de astilla (29 por ciento) y de pélet (trece por ciento), lo que se considera un hecho positivo, ya que son productos elaborados que se utilizan en equipos con tecnologías eficientes y para los que existen certificaciones voluntarias de calidad”.
En cuanto a la producción, aserguran que "la leña es la forma de comercialización de biomasa que más se ha producido desde que se tienen datos; hasta 2013, año en el que la astilla suma 276.319 toneladas frente a las 205.500 de leña. Desde entonces la astilla va ganando terreno, y en 2018 se produjeron unas 327.000 toneladas, 224.000 de leña y 81.000 de pélets".
Para toda España, informaciones de Expobiomasa también confirman que "aunque su uso está en decadencia, el elevado número de chimeneas en viviendas independientes poco eficientes hace que este biocombustible tradicional siga siendo el más usado en España". Añaden que "su principal ventaja actual es el atractivo emocional".
Chimeneas y estufas que cumplen con la normativa de emisiones de la Unión Europea
Sin embargo, precisamente durante la última edición de la feria Expobiomasa, numerosos fabricantes de calderas y estufas expusieron también sus modelos más avanzados de leña, chimeneas incluidas. Alguno, como Lacunza, orienta su tecnología y producción casi al cien por cien hacia este biocombustible y su director general, José Julián Garciandia, advierte que “entre el ochenta y el noventa por ciento de nuestro catálogo cumple ya con la normativa de ecodiseño que exige la Unión Europea para 2022”.
Es una manera de defender un biocombustible y unos equipos que tradicionalmente se han asociado a quemas incompletas y contaminantes. Desde 2014, la Asociación Española de Fabricantes de Estufas, Chimeneas y Cocinas para Combustibles Sólidos puso en marcha la etiqueta que lleva sus siglas (AEFECC) y distingue a los equipos de leña y pélet que cumplen con estrictos criterios de sostenibilidad y seguridad.
Muchas de las estufas y cocinas de Lacunza, como las de otros fabricantes presentes en Expobiomasa, como Panedero o Salgueda, contienen la etiqueta AEFECC con siete estrellas, que se corresponde con los equipos que menos emisiones de monóxido de carbono y partículas finas conllevan y mayor eficiencia energética poseen.
Garciandia aportó algunos datos más en Expobiomasa: “en Francia hay nueve millones de equipos de leña, de los que siete cumplen con el reglamento europeo de ecodiseño, y en España pueden estar en 1,5 millones sobre un total de 2,5 millones de equipos”. Concluyó afirmando que “en Navarra casi toda la madera del monte va para leña, y en concreto para chimeneas”.