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La astilla de madera, el combustible más económico para calentar tu casa

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Un nuevo análisis de Avebiom sobre los precios de distintos biocombustibles sólidos señala que la energía para calefacción obtenida con biomasa (pellets, astillas de madera y hueso de aceituna), es más barata y sus precios se sitúan por debajo de los de electricidad y combustibles fósiles. En especial, con 2,99 céntimos por kilovatio hora (kWh) a finales de 2023, la astilla de madera es el biocombustible sólido más estable y económico que puede emplearse en calefacción doméstica.
La astilla de madera, el combustible más económico para calentar tu casa

Existen múltiples y diferentes formas de mantener una temperatura cálida y confortable en el hogar durante los meses de invierno. Para conocer cada uno de ellos, la Asociación Española de la Biomasa (Avebiom) ha realizado un análisis comparativo de los precios de distintos biocombustibles sólidos como el pellet certificado ENplus, la astilla de madera y el hueso de aceituna y de otras fuentes de energía disponibles en España, y su comportamiento lo largo de los últimos 10 años. Como adelanto de la conclusión, los precios de la energía para calefacción obtenida con biomasa, representada por pellets y astillas de madera y hueso de aceituna, se sitúan por debajo de los de electricidad y combustibles fósiles. Es decir, emplear biocombustibles sólidos para mantener tu casa caliente en invierno es una verdadera alternativa sostenible y económica. A continuación se detallan los precios de los diferentes biocombustibles, así como su variación en el tiempo representada en un gráfico.

Con un precio que se sitúa en los 2,99 cent€/kWh a finales de 2023, la astilla de madera es el biocombustible sólido más estable que puede emplearse en calefacción doméstica (calderas de menos y más de 50 kilovatios). Por su parte, el hueso de aceituna para estufas se situaba en los 7,74 cent€/kWh; y en 7,60 cent€/kWh (saco) y 7,59 cent€/kWh (cisterna para calderas de más y menos de 50 kilovatios).

 

 

Los pellets, uno de los protagonistas y más conocidos entre los biocombustibles sólidos, han demostrado una gran estabilidad en precios desde que entraron en el mercado de la calefacción doméstica. Con un precio medio de 5,71 cent€/kWh, es una de las opciones más usadas y demandadas, por ejemplo, en estufas para el hogar. En este sentido, a finales de 2023, el pellet para estufas tenía un precio de 7,87 cent€/kWh; el pellet para calderas de menos de 50 kW estaba en 7,78 cent€/kWh (saco) y 7,72 cent€/kWh (cisterna); y el pellet para calderas de más de 50 kW se situaba en 7,72 cent€/kWh (cisterna).

Con estos precios de los biocombustibles, vamos a detallar los precios de otras opciones de energía:

Por ejemplo, el precio de la electricidad para un consumo medio (2500 - 5000 kWh) es significativamente más elevado que el del resto de fuentes de energía. Con un incremento sostenido a lo largo del tiempo, llegando a precios nunca antes registrados de hasta 700 euros, la electricidad se sitúa en la franja de los precios más elevados para calefacción doméstica. A pesar de que esos precios se han moderado, de media se sitúan por encima de las opciones de biocombustibles anteriores.

El gas natural y sus diversas tarifas para atender las distintas necesidades y capacidades de los consumidores como la TUR1 o la TUR2 (para consumos inferiores y superiores a 5000 kWh/año, respectivamente), han mostrado una tendencia general al alza, con un precio máximo de 18,55 cent€/kWh para la TUR2 en diciembre de 2022. “Las considerables fluctuaciones a lo largo del tiempo, con grandes picos y caídas, especialmente en los últimos dos años, pueden complicar la planificación de costes para los consumidores”, añaden desde Avebiom.

En cuanto al gasóleo C, una opción muy común y utilizada para calefacción en regiones frías, su precio medio a finales de 2023 fue cercano a los 10 cent€/kWh, en la misma línea que la bomba de calor eléctrica y el gas natural. “Va perdiendo cuota de mercado en la última década. La notable variabilidad en los precios a lo largo del tiempo, reflejo de la incertidumbre en los mercados de combustibles fósiles, y la penetración de alternativas más sostenibles para calefacción pueden estar detrás de esta situación”, explican.

Es decir, la astilla de madera es la opción número uno en cuanto a economía se refiere para usar en la calefacción doméstica, seguida de hueso de aceituna y del pellet. Es decir, que los biocombustibles son más económicos que cualquier otra forma de energía, además de respetuosos con el medio ambiente por su calidad de energía renovable y sostenible.

El presente y futuro de la bioenergía
La bioenergía será la mayor fuente de calor renovable en los edificios a nivel mundial en 2028, representando una quinta parte de los desarrollos modernos de calor renovable, según el último análisis sobre renovables 2023 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Las ventas de estufas y calderas de astillas y pellets en la Unión Europea, especialmente en Italia, Francia y Alemania, están contribuyendo a ese crecimiento de la bioenergía; además de la expansión de cocinas y estufas de calefacción de biomasa mejoradas por África subsahariana, China e India, que están sustituyendo a los usos tradicionales de la biomasa.

El informe también pone de relevancia que las redes de calefacción urbana ofrecen un potencial considerable para la integración del calor renovable. Por ejemplo, las fuentes de energía renovables pueden utilizarse en la calefacción urbana mediante la tecnología de conversión de residuos en calor y la combustión conjunta de biomasa, bombas de calor a gran escala y sistemas de energía solar térmica. REN21, en su informe sobre energías renovables 2023, señala que las redes de calefacción urbana cubrieron una parte creciente de la demanda de calefacción de los edificios en 2022, y que, en general, la proporción de energías renovables en los sistemas de calefacción urbana ha crecido del 4,1% a un 5,6% estimado entre 2011 y 2021.

La Unión Europea –continúa la AIE– es la más prometedora en cuanto a la expansión del uso de calefacción urbana renovable, especialmente en el sector de los edificios, con nuevos desarrollos de redes, así como el cambio de combustible y la integración de fuentes de energía renovables en las plantas existentes. Una conclusión que también apoya REN21, desde donde consideran que la mayor parte de la actividad de calefacción urbana se desarrolla en Europa, aunque gran parte de ella consiste en convertir las redes existentes a fuentes renovables (biomasa, calor solar y geotérmico, y bombas de calor a gran escala), en lugar de construir nuevas redes. “Cada vez hay más proyectos que integran el calor residual en las redes urbanas, como en los Países Bajos y Suecia. En un ejemplo novedoso en Finlandia, el calor ambiental del Mar Báltico se introduce en una red de calefacción urbana para calentar los hogares en lugar de carbón y gas fósil”, añade el organismo. A pesar de ello, las previsiones son que la cuota de las energías renovables en el suministro mundial de calefacción urbana se mantenga estable justo por debajo del 6% durante 2023-2028.

Y es que el uso directo de energías renovables para el calor de proceso representó menos del 9% del uso de energía industrial en 2020, siendo la bioenergía moderna la que suministró la mayor parte (8%), seguida del calor solar y geotérmico (menos del 0,1%). El uso de la bioenergía –dice REN21– es más común en las industrias basadas en la biomasa que generan energía a partir de sus propios residuos: por ejemplo, en la industria de la pulpa y el papel, el 43% del consumo total de energía final se produce a partir de biomasa. Es decir, el uso de bioenergía sólida moderna en la industria aumentó un 46% entre 2011 y 2021, pero la proporción de este uso de bioenergía en relación con el consumo total de energía final solo aumentó un 15%.

Por su parte, el Escenario Neto Cero prevé una reducción sustancial del 21% en la demanda de calor durante 2023-2028 para el sector de los edificios. Esto implica un desarrollo mucho más fuerte (4,4 veces más rápido) de la bioenergía moderna, sobre todo para sustituir el uso tradicional de la biomasa, que se supone que disminuirá un 70%. El despliegue más rápido de las bombas de calor en el escenario Net Zero también hace que el uso de electricidad renovable y el consumo de calor ambiental aumenten más. “Cumplir la trayectoria del escenario exigiría que las bombas de calor representen casi el 40% de las ventas mundiales de equipos de calefacción en 2028, más del doble de la cifra de nuestras perspectivas actuales y cuatro veces más que en 2022”, defiende la AIE. Y es que el uso de la bioenergía para proporcionar servicios de calefacción es el mayor uso final de la energía renovable en los edificios, según REN21.

Los más conocidos
Europa consume más de tres cuartas partes de los pellets de biomasa del mundo, muchos de ellos importados de Estados Unidos y Canadá, según el informe sobre renovables de REN21. Un consumo que se vincula de forma directa con que la producción de pellets de madera que continúa aumentando y que ha pasado de 19,8 millones de toneladas en 2021 a 20,4 millones de toneladas en 2022 (un 3,2 %), mientras que la capacidad de producción aumentó de 25,6 a 27 millones de toneladas (un 5,6 %), gracias a la apertura de 63 nuevos centros de producción. “El menor crecimiento de la producción en comparación con las capacidades de producción puede explicarse, en parte, por el fuerte aumento de los costes de producción debido a la subida de los precios de la energía”, añade EurObservER.

La fabricación y el consumo de pellets siguen aumentando en España y en 2022 ya se recuperó el ritmo de producción prepandemia, igualando el récord de 2019 con 716.000 toneladas puestas en el mercado. Según las estimaciones del informe estadístico sobre la situación del mercado del pellet en España de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), el 2023 se cerró con una producción real de 800.000 toneladas. En el mismo sentido ha evolucionado el consumo, que llegó a las 850.000 toneladas en 2022, y ha aumentado en 2023 hasta las 890.000 toneladas, siendo la calefacción residencial la que más consume pellets (565.000 toneladas). Según los datos de Avebiom, "las curvas de producción y consumo tienden a acercarse". El informe también recoge información sobre el número de plantas operativas de fabricación de pellets en España, que se concentran cada vez más en plantas de gran capacidad. Entre 2021 y 2022 se ha pasado de 75 a 67 fábricas, siendo Castilla y León la que más plantas mantiene operativas con once, a pesar de perder dos.

Según el Barómetro de Biocombustibles Sólidos 2023 de EurObservER, en el año 2022 la producción de electricidad a partir de madera en rollo, pellets de madera, desechos y subproductos de madera, residuos, plantas y otros residuos industriales renovables en la Unión Europea fue de 87,6 teravatio-hora (TWh). Por su parte, las ventas de estufas de biomasa se dispararon en Europa durante 2022, sobre todo en Alemania. Además, China también es un mercado emergente para el calor de biomasa.

EurObserv'ER también añade que el calor de biocombustible sólido utilizado directamente por los usuarios finales cayó un 3,2 % entre 2021 y 2022, siendo Alemania el único país que ha registrado un claro aumento de su consumo de energía final de biocombustibles sólidos para sustituir la mayor cantidad posible de gas ruso. El consumo también creció ligeramente en España y se mantuvo estable en Suecia. A pesar de esta bajada, el uso de biocombustibles sólidos en la Unión Europea para satisfacer las necesidades energéticas prácticamente se ha duplicado desde el año 2000, coincidiendo con el incremento de la oferta potencial de energía de biomasa, ya que –según el Informe Estadístico de Bioenergy Europe 2023– la media de existencias forestales ha aumentado en más de un 30 % desde 1990. Este crecimiento también se ha visto disminuido en torno a un 1,6 % entre 2021 y 2022, pasando de 24,5 a 24,2 millones de toneladas en toda la Unión Europea. Sin embargo, el consumo de pellets de madera en viviendas y en el sector comercial pasó del 51 % de 2021 a representar el 56 % del consumo de pellets de madera de la Unión Europea en 2022.

Este reportaje forma parte de la edición de julio/agosto de nuestra revista en papel (ER233), que puedes descargar gratis aquí

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