Hace apenas quince días, el Ayuntamiento de Lucena tomaba una decisión controvertida. Contando en su municipio con una planta de producción de pélets, entre otras instalaciones asociadas a la bioenergía, decidió cambiar por gas las antiguas calderas de gasóleo de cuatro colegios públicos de la localidad. Ahora Claner intenta que, por ley, se facilite que estas decisiones sean favorables a la biomasa.
En concreto, esta asociación solicitó ayer, ante la Mesa de la Comisión de Educación y Deporte del Parlamento andaluz, que “se incluya a la biomasa como recurso energético renovable preferente en la proposición de ley para la mejora de las condiciones térmicas y ambientales de los centros educativos andaluces mediante técnicas bioclimáticas y uso de energías renovables, actualmente en fase de tramitación”.
En su comparecencia parlamentaria, Claner valoró positivamente dicha proposición de ley por las consecuencias de sostenibilidad ambiental, salud y reducción de la huella de carbono que conlleva. Sin embargo, cuestiona que “no incluya de forma preponderante el uso de la biomasa como recurso de calefacción para los centros educativos”.
La biomasa como “impulso a áreas necesitadas de fijar población”
En una nota de prensa, Claner expresa su sorpresa por esta ausencia, al ser “una fuente energética generadora de empleo, autóctona de nuestra región, muy rica en biocombustible de procedencia agrícola y forestal, a la vez que se trata de una materia muy ligada al entorno rural, con lo que ello supone de impulso a áreas necesitadas de fijar población”.
En la actualidad, y según informa la Agencia Andaluza de la Energía, la Junta de Andalucía dispone de dos instrumentos para impulsar la realización de obras de mejora energética en centros educativos que incluyen a la biomasa. Se trata del Programa para el Desarrollo Energético Sostenible de Andalucía y el Plan de Inversiones REDEJA.
Andalucía, primera clasificada, y con diferencia, en estufas y calderas
Por otro lado, para orientar a las entidades locales en la selección de las mejores opciones, la agencia dispone de un Mapa de Incentivos para la mejora energética en los colegios de Andalucía. Además, Andalucía cuenta con la particularidad de añadir a sus recursos como biomasa el hueso de aceituna. Este biocombustible sólido es el que emplean en sus calderas todos los colegios públicos de la localidad granadina de Huétor-Tájar.
Según los datos extraídos del Observatorio de la Biomasa que gestiona la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), Andalucía es, de largo, la comunidad autónoma con mayor número de estufas y calderas de biomasa instaladas: 78.205. La segunda, Castilla y León, cuenta con 44.755.
La biomasa “no tiene el apoyo de otras tecnologías” en el PNIEC
Avebiom resaltaba hace unos días que Andalucía era la comunidad que más creció en 2018 en volumen de negocio, con 177 millones de euros, “en lo que supone un aumento del 21,4 por ciento con respecto al ejercicio anterior, casi veinte puntos por encima del incremento medio nacional”. Recientemente dio a conocer las cifras de la tercera en discordia, Cataluña, con 93,2 millones de euros de negocio, 27.588 estufas y calderas, una potencia de 1.152 megavatios y 981 personas empleadas.
Por último, volviendo a la nota de prensa de Claner, esta asociación aprovecha también para criticar que en el borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima del Gobierno central, “la biomasa ha quedado sin el apoyo de otras tecnologías, por lo que, para una región del potencial biomásico de Andalucía, el hecho de que su uso sea potenciado desde la Administración andaluza puede suponer un importante punto de equilibrio frente a otros recursos renovables”.