La Central Térmica de La Pereda, ubicada en Mieres (Asturias), ha comenzado su transformación a la biomasa con la instalación de las casetas de obra han quedado instaladas y la firma entre Hunosa y la UTE “La Pereda Transformación” (formada por las empresas Mancobra y Maetel) del acta de replanteo de los trabajos de desmantelamiento de la térmica para su transformación en una central de biomasa. La puesta en marcha de la nueva central de biomasa permitirá mantener los puesto de trabajo actuales y generará otros 200 nuevos en el sector forestal, además del empleo inducido de esta instalación industrial. La central consumirá anualmente unas 400.000 toneladas de biomasa con un impacto estimado de 20 millones de euros de volumen de negocio en el sector y en otros sectores de la cadena industrial, como son las empresas de bienes de equipos, mantenimientos específicos, empresas medioambientales, suministros tecnológicos y diferentes líneas de proyectos de I+D+i que nacen a raíz de la propia transformación.
El año 2025, cuando La Pereda cumple 30 años de existencia, es el de su transformación definitiva. Este es la actuación estratégica -por los ingresos que genera a la compañía- que garantiza la viabilidad de la central al menos durante 20 años, los que establece el régimen retributivo conseguido por Hunosa para la central en la subasta de renovables celebrada a finales de 2022, según informa la propia compañía. Las obras para la sustitución de los sistemas que resultan inoperativos tras el abandono de la quema de carbón han comenzado y la compañía mantiene la previsión de que la instalación pueda estar operativa a principios de 2027 tras una inversión cercana a los 55 millones de euros. Además, la transformación de la Pereda ha superado todos los trámites pertinentes, obteniendo tanto la Declaración de Impacto Ambiental y la Modificación de la Autorización Ambiental Integrada como la licencia municipal.
El proyecto recoge un conjunto de modificaciones técnicas en las instalaciones existentes, entre ellas la adaptación de la caldera y el sistema de tratamiento de gases, la mejora de la eficiencia del ciclo de refrigeración y un sistema de almacenamiento y alimentación de los nuevos combustibles que se emplearán. Se trata de un proyecto novedoso, ya que supone un ejemplo de aprovechamiento de una instalación existente, diseñada en origen para operar con un combustible fósil, que se modifica para consumir otros de origen renovable, siendo este un ejemplo de economía circular y transición energética, con una instalación renovable beneficiosa desde el punto de vista energético y medioambiental.
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