Año a año, España superaba en reducción de emisiones GEI a Europa, en concreto a las empresas asociadas a la patronal europea del sector, ePure, que según esta abarca el 85 por ciento de la producción de la UE. En 2017 ePure registró un reducción del setenta por ciento y España, según los datos aportados por la CNMC a través de la estadística de biocarburantes que elabora, estaba diez puntos por encima: ochenta por ciento.
En 2018 se estrechó la diferencia: ePure reportó una reducción del 71 por ciento y la CNMC del 78 por ciento. Para 2019, cuando las reducciones reportadas recientemente por ePure vuelven a crecer hasta el 72,5 por ciento, la CNMC registra que las de España “bajan” hasta el 68 por ciento. Bajan entre comillas porque también bajan las de 2018, al 66 por ciento, y las de 2017 al setenta.
Tras varias llamadas telefónicas y un correo electrónico pidiendo la explicación a esta modificación sin obtener respuesta, la hemos conseguido del sector. Según la sección de Biocarburantes de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), “todo surge a raíz de un estudio que hicimos analizando las emisiones de las plantas, y vimos que no cuadraban con las que daba la CNMC”.
“Un error en cálculos y metodologías que han corregido”
Este estudio de APPA Biocarburantes acabó en la mesa de la CNMC “y descubrieron un error en sus cálculos y metodologías que ahora han corregido”, señalan desde la asociación. Las emisiones de 2016 también las rebaja, del 77 por ciento de los primeros cálculos al 64 por ciento actual. Solo se mantienen iguales las de 2015, con un 73 por ciento. No se sabe si estas últimas están corregidas. Si lo han hecho significa que ahora se reducen un cinco por ciento menos las emisiones que en 2015.
En cualquier caso, se estaría por encima del mínimo marcado por la directiva europea de energías renovables, que es del cincuenta por ciento en el caso de los biocarburantes producidos en instalaciones en funcionamiento el 5 de octubre de 2015 o con anterioridad; del sesenta por ciento para las que comenzaron a producir desde el 6 de octubre de 2015; y del 65 por ciento para las que entren en funcionamiento a partir del 1 de enero de 2021.
El bioetanol que se consume en España se produce casi en su totalidad con maíz
Emmanuel Desplechin, secretario general de ePure, afirma que “cada año, el etanol renovable aumenta su porcentaje de reducción de gases de efecto invernadero y confirma su importancia para las estrategias energéticas y climáticas a largo plazo de la UE”. En los tres últimos años el aumento de la reducción ha sido de un punto porcentual anual, hasta el actual 71 por ciento.
En ePure inciden en que el etanol producido por sus miembros, entre los que se encuentra Vertex y las tres principales plantas de España, “se refina a partir de materia prima europea”. Entre estas están principalmente el maíz, el trigo y cultivos azucareros. En España, según la estadística de la CNMC, casi todo el etanol consumido procede del maíz (93,60 por ciento). Aunque domina el procedente de Ucrania (43,7 por ciento), en 2019 el español alcanzó su mayor cota de participación hasta el momento, con el 21 por ciento.
ONG como Transport & Environment (T&E) y Ecologistas en Acción mantienen que “con total seguridad las cifras no incluyen las emisiones derivadas del cambio indirecto del uso de las tierras (ILUC en inglés), lo que conlleva que los ahorros son menores”. A pesar de todo, si se incluyeran, no llegarían a las reducciones que registra ePure, pero sí a cumplir con la directiva.
#AparcaLaSoja
El que no la cumple si se aplica el ILUC es el biodiésel de palma, ya que tiene un calendario definido para excluirle antes de 2030 como renovable en el transporte a partir del acto delegado aprobado por la Comisión Europea en febrero de 2019. Recientemente Ecologistas en Acción inició la campaña para que el biodiésel de soja corra la misma suerte a pesar de que el mismo acto lo consideró de bajo riesgo de ILUC.
La campaña #AparcaLaSoja se sustenta en el informe Soja: ¿la nueva palma de los biocombustibles? Mantienen que aunque fue clasificada de bajo riesgo, “existen evidencias claras de su alto impacto. Se calcula que, por cada hectárea de cultivo de soja, se pierden entre 16 y 30 toneladas de suelo”.
Afirman también que en 2019, después de publicar el acto delegado, “las importaciones de soja aumentaron un nueve por ciento, lo que apunta a una clara tendencia a sustituir el uso del aceite de palma por soja para la fabricación de biocarburantes”.
Aceite de palma y racimos de frutos frescos de palma
Ecologistas en Acción argumenta que “en España los biocombustibles de soja han pasado de representar un 10,3 por ciento del total del biodiésel consumido en 2016 al 28 por ciento en 2019. Por su parte, la cuota de aceite de palma se redujo en el mismo periodo del 72,44 al once por ciento”.
Según las estadísticas de biocarburantes de la CNMC, de donde están sacados los datos de Ecologistas en Acción, la palma sigue teniendo un peso importante, ya que al once por ciento del aceite hay que añadirle el 33,7 por ciento de los racimos de frutos frescos de la misma planta.