La bioenergía pasó de 3.054.000 de personas empleadas en 2017 a 3.180.000 en 2018. Esos 126.000 empleos de crecimiento pertenecen principalmente a los biocarburantes, ya que estos pasaron de 1,93 millones en 2017 a 2,06 en 2018 (130.000 más). La biomasa sólida creció en unos 7.000 puestos de trabajo (de 780.000 a 787.000) y el biogás perdió 10.000 (de 344.000 a 334.000).
El importante crecimiento de la producción mundial de bioetanol, que se estima que llegue a los 106.000 millones de litros en 2018 (cifra récord hasta el momento, como ya sucedió en España), explica en parte el aumento del empleo. En parte porque realmente el aumento porcentual fue menor que en 2017. Mientras en este año el incremento fue del doce por ciento, en 2018 se ha quedado en la mitad, en un seis por ciento.
Según el informe de Irena, “Brasil, Colombia y el Sudeste Asiático tienen cadenas de suministro que exigen una gran cantidad de mano de obra y allí el empleo indirecto es abundante, mientras que las operaciones en los Estados Unidos y la Unión Europea están mucho más automatizadas”.
Cambios en el uso de las materias primas que alteran los empleos en biocarburantes
Esto se explica muy bien mirando los datos de los principales productores mundiales de biocarburantes. Estados Unidos y Brasil, con 1.143.000 empleos, suman más de la mitad del total mundial, pero con una diferencia sustancial en cuanto al bioetanol, pero la gran mayoría se centran en el país sudamericano, con 832.000.
Mientras que, en el caso del bioetanol, el país norteamericano empleó a 238.500 personas en 2018 con una producción de 60.600 millones de litros del fabricado con maíz, Brasil alcanzó las 575.000 con menos de la mitad de la producción: 27.800 millones de litros de bioetanol de caña de azúcar.
Irena explica que “los cambios anuales en el empleo de biocarburantesno siempre equivalen a ganancias o pérdidas netas en el empleo. La palma de aceite, la soja, el maíz y otras materias primas se utilizan para diversos fines agrícolas y comerciales fuera del sector energético y su uso final, por lo tanto, puede variar de un año a otro sin que las personas pierdan sus empleos”.
Apostilla Irena que “por otro lado, cuando las personas son desplazadas de sus tierras por la expansión de las plantaciones de biocarburantes, los medios de vida agrícolas pueden perderse irremediablemente”.
Europa: centrales de biomasa más grandes, pero menos puestos de trabajo
Tampoco a la biomasa sólida en la Unión Europea le cuadran los números en momentos de crecimiento de la producción. Sigue siendo el principal nicho de empleo (387.000) dentro de la bioenergía, por delante de los biocarburantes (208.000) y el biogás (67.000), sin embargo ha descendido en 2.000 personas con respecto a 2017, cuando llegó a los 389.000. Y todo en un 2018 en el que se abrieron nuevas centrales de biomasa a partir de antiguas de carbón.
La definitiva conversión de carbón a biomasa de la central de Lynemouth (420 megavatios) y la de cuarta unidad de Drax (660 MW), ambas en el Reino Unido, más algunas en Países Bajos y Dinamarca, no han supuesto un incremento notable de empleos porque la biomasa procede esencialmente de pélets importados desde Norteamérica. La mayoría de los puestos de trabajo, sobre todo los indirectos, se producen en la recogida, preparación y logística de la biomasa.
Con todo, la UE se mantiene al frente del empleo mundial en biomasa sólida, ya que los 387.000 suponen la mitad del total, y solo China se le acerca en cantidad, con 186.000. Irena también ofrece cifras importantes de Estados Unidos, con 79.000 empleos, e India, con 58.000. En Cuanto al biogás, es China quien ocupa una primera posición destacada con 145.000 personas empleadas, seguida de India, con 85.000, y la UE, con 67.000.