Ni fabricantes de biocarburantes ni agricultores europeos quedaron satisfechos con el porcentaje de participación en el transporte que otorga la nueva directiva de energías renovables a los combustibles derivados de cultivos. El 7 por ciento planteado para 2030 es el mismo que alcanzará presumiblemente antes de 2020. El resto hasta llegar al 14 por ciento de renovables en 2030 se lo reparten biocarburantes avanzados, la electricidad y, entre otros, los controvertidos “combustibles de carbono reciclado”.
Ese malestar lo han transformado en propuestas los ministros de agricultura de Bulgaria, República Checa, Eslovaquia y Polonia, que en una declaración conjunta publicada por el Consejo de la Unión Europea reafirman “la importancia de la utilización de fuentes de energía renovables de origen agrícola y forestal de la UE con el objetivo de mejorar la seguridad energética y la sostenibilidad ambiental, económica y social de Europa”.
“Estamos convencidos –prosiguen– de que la UE tiene posibilidades suficientes para producir volúmenes adecuados de alimentos y piensos necesarios, así como satisfacer la demanda para producir biocarburantes convencionales”. Inciden en que la demanda se puede cubrir con los producidos en Europa y, sobre todo, sin echar mano de los que, como el aceite de palma, suponen un alto riesgo de cambio del uso de la tierra, según el acto delegado publicado por la Comisión Europea.
Primar la materia prima agrícola europea sobre la foránea
A partir de aquí hacen propuestas concretas, como que se tomen las medidas necesarias en cada Estado miembro para que el siete por ciento de renovables en el transporte para biocarburantes convencionales se cubra al máximo con los de origen agrícola de la UE producidos a partir de cultivos alimenticios y piensos.
También se muestran contundentes los ministros a la hora de “dar rápidamente todos los pasos necesarios para crear un entorno favorable para el uso de combustibles con mezclas más altas de energía renovable de origen agrícola, como E10 (diez por ciento de etanol en la gasolina) con el objetivo de alcanzar los objetivos climáticos y la disminución de la dependencia energética”.
Al respecto del E10 pronostican que su introducción como “el único y común estándar de mezcla de bioetanol en Bulgaria, República Checa, Eslovaquia y Polonia se realizará a más tardar en 2020”. La industria automovilística y la del petróleo siempre ha sido reticente a introducir el E10, de ahí que se mantenga todavía el E5, aunque tanto el consumo en Francia como algunos la experiencia de los automovilistas confirman la inocuidad del primero.
Por último en la declaración se manifiesta el apoyo a “todas las actividades que conducen al uso de productos agrícolas no alimentarios de origen europeo y residuos agrícolas y biomasa forestal para la producción de biocarburantes avanzados, así como al uso de aceite de cocina usado recogido en cada país”.