Las apelaciones a la desobediencia civil -frente a la insensatez que supone el "impuesto al sol"- sonaban hasta ahora en corrillos más o menos privados. Los murmullos eran cada vez más sonoros, desde luego, pero no dejaban de ser eso: murmullos entre dientes y apuntes entre líneas. En Energías Renovables nos hemos ido haciendo eco de todo ello a lo largo de los últimos meses en varios reportajes que hemos publicado en la revista de papel y asimismo en este portal. El caso es que al final ha pasado lo que tenía que pasar... que el Ejecutivo Rajoy ha apretado tanto la soga... que el sector -o una parte de él- ha acabado por levantar la voz y se ha decidido a apelar públicamente, y sin rodeos, a la desobediencia civil. Lo ha hecho hoy, en el madrileño barrio de Lavapiés, en una rueda de prensa que ha tenido lugar en la librería La Marabunta. Allí, el portavoz de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético Lino Blanco (derecha), el responsable de comunicación de la empresa ecooo, José Vicente Barcia (en el centro), y el cooperativista Antonio Quijada, representante de Som Energia (la mayor cooperativa de España de consumidores-productores de electricidad verde) han apelado a la "deSOLbediencia" civil.
Desahuciados también de la calle
Paradójicamente, el llamamiento se produce en víspera de que el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, presente un anteproyecto de ley orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana que, según sus detractores, "criminaliza" determinadas manifestaciones de protesta, endureciendo hasta el paroxismo las sanciones económicas (hasta 600.000 euros de multa por manifestarse sin autorización administrativa). Así, la nueva ley facultaría por ejemplo a la policía a establecer “zonas de seguridad” -es decir, prohibir el tránsito ciudadano en una vía pública- para impedir en ese espacio reuniones de personas. El objetivo de esa medida sería -denuncian fuentes varias- evitar los escraches pacíficos (¿medida ex profeso contra la Plataforma de Afectados por la Hipoteca?). Otra novedad sería que la ley impedirá concentraciones o manifestaciones no autorizadas ante el Congreso, el Senado o los Parlamentos autonómicos, "aun cuando los diputados no estuvieran reunidos en sesión plenaria" (¿medida ex profeso contra manifestaciones como Rodea el Congreso?). Otra medida es el establecimiento de sanciones económicas para aquellos que escalen edificios públicos sin autorización (¿medida ex profeso Greenpeace?).
Una patada en la boca a la democracia
Pues bien, en mitad de esta tentativa de recrudecimiento de la coerción -ley represora propia de "regímenes no muy democráticos", según el PSOE; "una patada en la boca a la democracia", según Izquierda Unida-, la campaña por la deSOLbediencia vio ayer la luz de la mano de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, las cooperativas de consumidores de electricidad verde Som Energia, Goiener, Zencer y Enerplus, el proyecto de aerogenerador de propiedad compartida Eolpop y la empresa madrileña ecooo. "Vamos a desobedecer de manera pública y organizada", ha dicho José Vicente Barcia, responsable de comunicación de la empresa ecooo, que es una de las entidades promotoras de la iniciativa. La "desolbediencia" va a constar de tres etapas, según sus promotores. La primera se centrará en tareas de "comunicación y pedagogía" y está previsto sea puesta en marcha por dos mil activistas de más de cien asociaciones, según la Plataforma. En la segunda etapa, "tomaremos las plazas para generar electricidad e inyectarla en la red". ¿Pero eso es posible?, pregunta Energías Renovables, presente en la rueda de prensa. "Es técnicamente posible y lo vamos a hacer", contesta la Plataforma. Y, por fin, la tercera etapa consistiría en poner en marcha instalaciones de autoconsumo y no registrarlas.
Insumisión
Según la Plataforma, "la deSOLbediencia consiste en una serie de acciones que pasan desde la visibilización del descontento con una serie de materiales (chapas, pegatinas y pancartas) a acciones como consumidores que recogen el cambio de compañía eléctrica a cooperativas de energía verde o el apoyo a proyectos colectivos de energías renovables". Por otro lado -explica el portal que han abierto los promotores de esta iniciativa-, "se propone directamente la desobediencia civil (...) a través de la instalación de kits de autoconsumo en la vivienda. Este último punto se propone de forma colectiva y asumiendo las posibles consecuencia en forma de multas". La página de Som Energia, que es una de las entidades impulsoras de esta iniciativa, es igualmente explícita: "si finalmente se aprueba un peaje para hacer un uso del sol [la ley del sector eléctrico ha de pasar aún por el Senado], la cooperativa Som Energia hará un llamamiento a la insumisión y pondremos los recursos necesarios, con la colaboración de otras entidades, para dar apoyo jurídico a aquellas personas que puedan, en cierto momento, verse afectadas".
Guerrilla Solar
Los impulsores de esta iniciativa de desobediencia civil y pacífica anunciaron ayer el lanzamiento del que denominan "Kit de Desolbediencia", que es un paquete que consta de dos pegatinas, dos chapas para prender en la solapa, un cartel y una pancarta. El "kit", que cuesta quince euros, está disponible en castellano, catalán y euskera (su precio solo cubre los costes) y pretende ser "un elemento de visibilización de la desolbediencia". Además, desolbediencia.org informa asimismo sobre cómo conseguir paneles fotovoltaicos para empezar a "desolbedecer": los paneles de la Guerrilla Solar de la Fundación Terra -explican los promotores de esta iniciativa- "te están esperando para decir no al inaceptable ataque al autoconsumo. Se trata de un pequeño panel de 120 W que se conecta directamente a un enchufe de tu casa". Los promotores de la iniciativa explican asimismo en su página que este es, sin embargo, "un paso serio, ya que, según la legislación promovida por el Gobierno, incluso con una instalación tan pequeña [si la ley finalmente es aprobada tal y como aparece en el borrador] le serían de aplicación todos los requisitos administrativos y peajes económicos con los que se penaliza el autoconsumo".
Este periodista tuvo ayer ocasión de conocer a varios "desolbedientes" que ya tienen los paneles y prevén instalarlos -sin paso por el registro- en su casa de campo (situada en una provincia castellana): "nosotros vivimos en el centro de Madrid, y en nuestra casa, tal y como la tenemos orientada, es materialmente imposible instalarlos, por eso vamos a ponerlos en la casa que tenemos en el pueblo; no se trata solo de ahorro, que también, por supuesto, es una cuestión sobre todo de principios, porque creemos que la energía solar puede ayudarnos a todos, a evitar la dependencia energética de otros países, a paliar el problema del cambio climático".
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