"El dinero no lo es todo", ha afirmado la presidenta de la Comisión en rueda de prensa junto al vicepresidente de Estrategia Industrial, Stéphane Séjourné, antes de incidir en que a Europa no le falta capital, sino "un mercado de capitales eficiente que convierta el ahorro en inversión" para ayudar a "reactivar el motor de la innovación europea" y salvar las "debilidades" de la UE frente a sus rivales. El plan para impulsar la competitividad de la Unión Europea (UE) es la primera medida de calado del segundo mandato de la política conservadora alemana, una especie de hoja de ruta que en principio se basaría en las recomendaciones del informe temático elaborado por el ex primer ministro italiano Mario Draghi. El plan no obstante carece de presupuesto para implementar medidas concretas, y tan solo esboza, en líneas generales, sus intenciones para la actual legislatura (el actual gobierno europeo salido de las elecciones del pasado mes de junio está integrado por una coalición liderada por el Grupo Parlamentario Popular Europeo, en la que también participan, con menos peso, el Eurogrupo Socialista, y menos relevancia aún el grupo de los liberales).
El plan hoy presentado por Von der Leyen, denominado Brújula para la Competitividad, fija como uno de sus objetivos la revisión de la actual directiva de contratación pública a lo largo de 2026, una revisión ideada para favorecer a las empresas europeas en sectores que la UE considerados críticos, tales como las tecnologías limpias, la Inteligencia Artificial, los materiales críticos y avanzados o la robótica, entre otros. El objetivo último sería reforzar la seguridad tecnológica y las cadenas de suministro nacionales, simplificar los procedimientos administrativos y tramitaciones y recompensar a las empresas pioneras en innovación y en las tecnologías necesarias para las transiciones verde y digital.
Hidrógeno
La intervención política de esta estrategia industrial se basará en la evaluación de las necesidades y las perspectivas del mercado y se centrará en tecnologías "clave" para la descarbonización de la economía como el sector emergente de los electrolizadores, necesarios para la producción de hidrógeno, o en tecnologías en las que la producción nacional actual de la UE "corre el riesgo de verse sometida a la presión de competidores internacionales".
Además, para fomentar la demanda de los productos bajos en carbono Made in Europe, la Comisión quiere desplegar incentivos financieros y fomentar la agregación de la demanda como ya se ha hecho con las subastas de gas e hidrógeno.
Con este mismo objetivo, el Ejecutivo comunitario prevé presentar en los próximos meses el Pacto para una Industria Limpia, un Plan de Acción para una Energía Asequible, la Ley de Aceleración de la Descarbonización Industrial o planes de acción a medida para los sectores siderúrgico, metalúrgico y químico.
La hoja de ruta destaca también que Europa debe mantener una posición de liderazgo en materia de tecnologías cuánticas, que pueden revolucionar los sistemas de encriptación digital que sustentan la seguridad y la defensa de Europa y que la Comisión quiere blindar con una Ley Cuántica que abordará la fragmentación normativa y apoyará la inversión en computación, comunicación y tecnologías cuánticas.
Simplificación administrativa
La nueva Comisión también quiere llevar a cabo un esfuerzo de simplificación administrativa "sin precedentes" que arrancará con una primera propuesta ómnibus en febrero para recortar trámites en los ámbitos de la información financiera sostenible, la diligencia debida en materia de sostenibilidad y la taxonomía y al que seguirán "otros para distintos sectores", según ha avanzado Von der Leyen.
Para adaptar la simplificación normativa al tamaño de las empresas, también se planteará la creación de una nueva categoría a caballo entre las pymes (pequeñas y medianas empresas) y las grandes compañías de la que Bruselas calcula que se beneficiarán hasta 31.000 empresas europeas.
La amenaza del cambio climático
El documento incluye también una mención a los fenómenos meteorológicos extremos derivados del cambio climático y suponen "una amenaza cada vez mayor" para la competitividad europea, como ha ocurrido con las inundaciones en el centro de Europa y más recientemente las provocadas por la dana que dejó más de 200 muertos en el este y sur de España, la mayoría de ellos en la Comunidad Valenciana.
Por ello, la Comisión planea presentar también un Plan Europeo de Adaptación Climática y una estrategia europea para mejorar la gestión del agua frente a las sequías, algo que España y otros 20 Estados miembro pidieron que se considerase prioritario en esta legislatura.
El lanzamiento de la Brújula ha suscitado diversidad de pareceres. Ursula Woodburn, directora del Corporate Leaders Group Europe, no ve mal posicionada a Europa a priori: "la sostenibilidad no solo es un imperativo ante la aceleración de la crisis climática y la crisis de biodiversidad, sino que es una ventaja competitiva esencial para las industrias de la UE, que ya son líderes en eficiencia energética y de materiales”. Sin embargo, Woodburn alerta: la Brújula de la Competitividad "se centra estrictamente -advierte- en la competitividad como principio básico, sin orientación sobre cómo medirla adecuadamente, lo cual no va a proporcionar la visión a largo plazo y la claridad que necesitan las empresas y los mercados".
Linda Kalcher, directora ejecutiva del think tank Strategic Perspectives, también se muestra crítica: “la propuesta Competitiveness Compass [Brújula de la Competitividad] marca el debate en la dirección correcta". Y, en ese sentido, Kalcher tiene claro que "la tarea más importante de Compass será fortalecer a Europa como un lugar atractivo para hacer negocios y un centro para la creación de valor", pero advierte que "esto requiere inversión y aquí -añade- es donde la propuesta puede ser insuficiente: muchas empresas no pueden esperar hasta el próximo presupuesto de la UE y la Unión de Mercados de Capitales para movilizar fondos”.
Menos beligerante se muestra Chiara Di Mambro, directora de Estrategia de Italia y la UE en el think tank ECCO: “la Brújula de la Competitividad confirma la intención de Ursula von der Leyen de situar la competitividad en el centro de la acción de la UE durante su segundo mandato, siendo uno de sus principales objetivos la integración de la descarbonización con la competitividad".
Según Di Mambro, el plan es "ciertamente ambicioso", pero requerirá una "acción coordinada entre Bruselas y los Estados miembros" y, para ello, "los gobiernos nacionales tendrán que dejar de lado sus intereses individuales para alcanzar objetivos europeos comunes”.