Las evaluaciones individuales de los veintisiete planes nacionales de energía y clima analizan -explica la Comisión- la trayectoria y la ambición de cada Estado miembro hacia el cumplimiento de los objetivos actuales en materia de clima y energía para 2030. "La evaluación global -informa la Comisión- pone de manifiesto que los Estados miembros son capaces de cumplir estos objetivos y que, en su mayoría, están avanzando adecuadamente hacia su consecución". Los informes también destacan cómo puede contribuir el sector energético a que la UE se recupere de la crisis económica causada por la Covid19. "Hasta ahora -sostiene la Comisión-, la Unión de la Energía ha demostrado su solidez frente a los retos que la pandemia plantea a nuestros sistemas energéticos y a nuestros trabajadores del sector energético".
Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo para el Pacto Verde Europeo: "el sector energético desempeña un papel fundamental en la reducción de las emisiones y en la consecución de los objetivos del Pacto Verde Europeo. El informe de hoy [por ayer] sobre el estado de la Unión de la Energía muestra tanto los progresos que estamos realizando como los retos y oportunidades que tenemos por delante. Las inversiones y reformas que ponemos en marcha deben impulsar la recuperación ecológica y situarnos en el buen camino para alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050"
Kadri Simson, comisaria de Energía: "los planes nacionales de energía y clima son un instrumento esencial de nuestra labor con los Estados miembros para planificar las políticas y las inversiones en favor de una transición ecológica y justa. Ha llegado el momento de hacer realidad estos planes y de utilizarlos para que nos ayuden a salir de la crisis de la Covid19, con la creación de puestos de trabajo y con una Unión de la Energía más competitiva" [Bajo estas líneas, todos los objetivos -potencia instalada a alcanzar en 2030 expresada en megavatios-, tecnología por tecnología]
El informe examina las cinco dimensiones diferentes de la Unión de la Energía: la descarbonización, incluidas las energías renovables; la eficiencia energética; la seguridad energética; el mercado interior de la energía; y la investigación, la innovación y la competitividad. En el caso de España (aquí, el informe), la Comisión dice que el 42% de cuota renovable establecido como objetivo para 2030 (objetivo sobre el consumo final bruto de energía) es muy ambicioso ("very ambitious") y está por encima del 32% de la Unión Europea. En el caso concreto de la tecnología eólica, la situación es la siguiente. Según datos de Red Eléctrica de España, que es el operador del sistema eléctrico nacional, a 30 de junio el parque eólico nacional sumaba ya 26.479 megas operativos. Pues bien, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 propone casi duplicar ese guarismo. El Objetivo 2030 que establece ese plan supera, como se ve en la tabla, los 50.000 megavatios.
En lo que se refiere a la eficiencia, la contribución de España al Objetivo UE 2030 (contribución consistente en reducir el consumo de energía primaria en un 39,5%) es considerada por la Comisión suficiente ("sufficient for both primary and final energy consumption").
En lo que respecta a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (-23% con respecto a lo emitido en 1990), la Comisión considera que son necesarias medidas adicionales significativas. Aquí la situación, comparativa, es la siguiente.
La Comisión Europea quiere reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55% de aquí a 2030 (-55% en comparación con los niveles de 1990). Es una propuesta que impulsa la presidenta Ursula Von der Leyen desde hace unas semanas, y que eleva en quince puntos el listón anterior (-40%, compromiso adquirido por la Unión en 2014).
En realidad, la Unión Europea en su conjunto emitió en 2018 un 74,8% de lo emitido 28 años antes, en el año base: 1990. O, lo que es lo mismo, que la Unión emitió en 2018 un -25,2% de lo que había emitido en 1990. Así, a la Unión Europea de Von der Leyen y compañía le quedarían por reducir (y le quedan) otros casi 30 puntos (hasta alcanzar ese -55%).
España, en cambio, en el mismo período (1990-2018), ha incrementado sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 15,5%. O sea, que en 2018 el listón de los gases de efecto invernadero (y debido a ese +15,5%) andaba en España a la altura del 115,5% (con respecto al registro de 1990).
¿Conclusión?
La reducción del 23% que ahora proponen los grupos parlamentarios socialista y de Unidas Podemos-En Común Podem-Galicia En Común (-23% con respecto a 1990) es en realidad un -38,5%, habida cuenta de ese incremento de 15,5 puntos que nos anotamos cuando la Unión Europea ya estaba haciendo los deberes (y bajando sus malos humos) y nosotros no solo no los hacíamos sino que íbamos 15,5 puntos a peor.
¿Resultado?
UE: -29,8%; España: -38,5%. [Los datos referidos a 2018 son los últimos consolidados. Las fuentes son la Comisión Europea y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico].
En lo que se refiere a la seguridad energética, la Comisión señala que el Plan de España recoge plenamente ("fully addressed") las recomendaciones de la Comisión, pues especifica las medidas de apoyo a los objetivos de seguridad energética relativas a la diversificación y reducción de dependencia energética, incluyendo medidas para asegurar la flexibilidad, así como información relativa a la desnuclearización del país (el Plan español se propone como Objetivo 2030 la desconexión de cuatro de los siete reactores nucleares que hay hoy en operación).
Visto bueno de la Comisión también respecto a (1) las medidas que sobre el mercado interior de la energía plantea el Plan español; (2) las medidas sobre transición justa y pobreza energética; (3) los subsidios al sector energético (si bien la Comisión critica que no estén cuantificados económicamente); y, por fin, tirón de orejas en materia de investigación, innovación y competitividad: España no atiende las recomendaciones -dice la Comisión- de mayor clarificación de los objetivos nacionales y de financiación, ni detalla medidas o políticas.
Más allá del caso español
El informe sobre el estado de la Unión de la Energía de 2020 ofrece orientaciones para la rápida ejecución de los planes nacionales de energía y clima y sobre cómo las inversiones y reformas relacionadas con la energía pueden impulsar la recuperación económica de la Unión Europea. Pone de relieve cómo el plan de recuperación Next Generation EU puede ayudar a los Estados miembros a través de una serie de programas de financiación emblemáticos.
El informe sobre el estado de la Unión de la Energía de este año va acompañado por primera vez de un análisis de las subvenciones a la energía, en el que se señala "la clara necesidad de disponer de mejores datos sobre las subvenciones a la energía y de esforzarse por reducir aquellas que apoyan la producción y el consumo de combustibles fósiles".
También fue publicado ayer un informe sobre la competitividad de la energía limpia, en el que se expone que la industria de la UE ha conseguido aprovechar las oportunidades de la transición hacia una energía limpia: "el sector está superando a las tecnologías energéticas convencionales -explica la Comisión- en cuanto a valor añadido, productividad laboral y crecimiento del empleo". La Comisión también ha adoptado informes de situación sobre el mercado interior de la energía, los precios y costes de la energía, la eficiencia energética y las energías renovables.