Los ministros de Energia de la Unión Europea se reunieron ayer para abordar cuatro expedientes legislativos del paquete de medidas sobre energía limpia (Clean Energy Package). A saber: el Reglamento sobre la gobernanza de la Unión de la Energía; la Directiva sobre la promoción de la energía procedente de fuentes renovables; la Directiva sobre normas comunes para el mercado interior de la electricidad; y el Reglamento relativo al mercado interior de la electricidad. Pues bien, en lo que a este último se refiere, los ministros acordaron que las nuevas instalaciones podrán acceder a ayudas -los denominados mecanismos de capacidad- después de 2025 si sus emisiones están por debajo de los 550 gramos de CO2 por kilovatio hora o por debajo de los 700 kilogramos de CO2 de media por año por kilovatio de potencia instalado. Las instalaciones existentes -informa el Consejo- no podrán recibir pagos después de 2030 y los pagos serán decrecientes a partir de 2025.
Dos preguntas: ¿qué son los mecanismos de capacidad? y ¿cuántos necesita España?
La Comisión Europea publicó el año pasado un informe que revelaba que España es "el país con el mayor número de mecanismos de capacidad". Lo explicamos: estos mecanismos -ideados por los gobiernos- deben servir en teoría para asegurar el suministro de electricidad, es decir, para que no haya problemas de abastecimiento (cortes). ¿Y cómo nos aseguramos de que no haya cortes? Pues, por ejemplo, pagándole un cierto peaje a ciertas centrales térmicas (de gas o carbón) para que estén paradas, pero en guardia, por si acaso hacen falta.
Los denominados "mecanismos de capacidad", o todas esas subvenciones y/o ayudas, a fondo perdido, no retribuyen la producción de electricidad, es decir, que no pagan kilovatios hora generados por esas instalaciones; pagan solo el hecho de que haya instalaciones disponibles para generar energía eléctrica en caso de que sea necesario. La pregunta es: ¿lo son? ¿Son verdaderamente necesarias todas esas ayudas y/o subvenciones a los "no kilovatios"? Cada vez son más los autores que creen que muchas de ellas no son necesarias; y cada vez más los que sostienen que la ciudadanía podría haberse ahorrado muchos de esos miles de millones de euros en subvenciones al gas y al carbón; miles de millones de euros que han acabado engordando los balances económicos de unas muy pocas multinacionales: Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa...
Situación en España
En la España peninsular había, a 31 de diciembre de 2016, y según datos de Red Eléctrica de España (REE), 105.279 megavatios (MW) de potencia de generación de electricidad instalados. Pues bien, atentos a los datos: el año pasado, REE registró aquí la punta máxima anual de potencia instantánea (el momento en el que más aparatos enchufamos todos los españoles simultáneamente a la red) el 6 de septiembre a las 13.32 horas (40.489 MW). El registro máximo de 2016 quedó así a años luz de la capacidad de generación existente a día de hoy en España. Muy lejos de los 105.279 MW de potencia de generación quedaron los 40.489 MW ("demanda instantánea"); y muy lejos también quedaron los 40.144 MWh (máximo de "demanda horaria", registrado en septiembre). Como también queda lejísimos de esos 105 mil la marca máxima de demanda de potencia media horaria de todos los tiempos: 45.450 MW, entre las 19.00 y las 20.00 horas del día 17 de diciembre de 2007.
Y llegamos aquí a otra de las claves de comprensión del sistema eléctrico
España necesita potencia firme para atender las necesidades de todos los consumidores, grosso modo potencia disponible para responder en un momento dado a un tirón de la demanda. Porque no podemos quedar al albur del sol, que no siempre luce, o a expensas de los caprichos del viento, que a veces sopla, y a veces no. La potencia firme la dan el carbón, el gas, el agua embalsada (los embalses son almacenes de electricidad), la nuclear y las centrales termosolares (que durante el día acumulan el calor del sol en sales –en grandes tanques de sales que funcionan como pilas- y durante la noche liberan el calor que contienen esas sales para generar con él electricidad). Pues bien, REE considera que "un escenario donde se asegure el suministro debe contar con un índice de cobertura no inferior a 1,1, ó, lo que es lo mismo, que presente más de un 10% de reserva de capacidad de cobertura de la punta de demanda prevista". ¿Y qué ocurre? Pues que el margen de cobertura ya estaba por encima de ese índice en 2008.
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