Según los resultados de la muestra, realizada entre octubre de 2022 y abril de 2023, el 59% ganaba menos de 750 euros al mes y solo había cursado el primer ciclo de educación secundaria. Entre las razones que que vinculan la pobreza energética con los problemas de salud, figuran motivos como que la mayoría no tenía una temperatura adecuada en su hogar (71 %), la imposibilidad de afrontar el pago de las facturas de la luz (58%) o la existencia de goteras y humedades, entre otros tipos de deterioro (64%).
De hecho, estos problemas contribuyen a que casi el 65% de los participantes aseguren que su salud mental se ha resentido y que el 30% padezca alguna dolencia pulmonar. Aunque las experiencias varían en los cinco países estudiados, algunas de las conclusiones más destacadas son las siguientes:
•El 71% de las personas encuestadas afirma que su hogar " no es confortable en invierno".
• El 64% afirma que en su casa hay goteras en el tejado, humedad en paredes, suelos y cimientos, u otro tipo de deterioro.
• El 58% declaró que, en los últimos 12 meses, su hogar no había podido pagar a tiempo las facturas de los servicios básicos (calefacción, electricidad, gas, agua, etc.) debido a dificultades económicas.
• Las personas encuestadas explicaron que solían llevar ropa extra (84%) y reducir la iluminación (68%) y la calefacción (calentar una habitación, 62%, o apagar la calefacción, 57%) para ahorrar dinero. El 29% no utilizó atención sanitaria debido a sus costes (29%).
Conclusiones sobre las experiencias de salud física y mental
Hubo variaciones considerables dentro de la muestra entre los diferentes países. Por ejemplo, en Turquía (75,9%), Hungría (65,2%) y Reino Unido (68,2%) la mayoría de las personas sufrían ansiedad o depresión a diferencia de España y Letonia. En cuanto al indicador de salud física, las personas participantes de Turquía y España presentan porcentajes más elevados de enfermedades pulmonares en comparación con los otros tres países de la muestra.
Los datos sobre las prácticas adoptadas durante el invierno revelan que la población utiliza diversas técnicas en respuesta a la crisis energética. Las prácticas más comunes fueron llevar ropa extra y reducir la iluminación y calefacción (calentando sólo una habitación o apagando la calefacción para ahorrar dinero). Una minoría considerable evitó la asistencia sanitaria debido a sus costes (29%). En cambio, la mayoría no dejó de ducharse con agua caliente ni de cocinar. Entre las personas encuestadas, el 13% acudió a edificios públicos y el 21% a la casa de un vecino o amigo para calentarse.
Una experiencia real
El informe recoge el caso real de Hans (alemán) y Maica (sudamericana) viven juntos en un piso de alquiler cerca de la playa en Valencia (España). El hijo de Hans, de 8 años, vive con ellos la mitad del tiempo. Su casa es fría y húmeda durante el invierno, no tienen sistema de calefacción en el piso y deben utilizar radiadores eléctricos que mueven de una habitación a otra, así como mantas eléctricas para mantenerse calientes, lo que consume mucha energía. El piso también es muy caluroso en verano, ya que está mal aislado y tiene muchas corrientes de aire. Temen que el alquiler suba si se lleva a cabo alguna reforma en el edificio. A medida que Maica envejece, sufre más dolores articulares en invierno debido a la humedad y al frío. Aún no han solicitado el bono social, pero les gustaría hacerlo. Intentan ahorrar toda la energía que pueden para gastar lo mínimo posible y porque están muy concienciados con el cambio climático
Implicaciones para las políticas energéticas
1- Ante estos síntomas de pobreza energética, las políticas deberían intentar analizar los problemas de salud como medio para identificar a las personas con necesidades energéticas adicionales y garantizar la existencia de programas para abordarlas, sugieren los autores del informe.
2- Las estrategias sanitarias deben abordar los determinantes sociales y medioambientales de la salud asociados a la pobreza energética.
3- Las malas condiciones de las viviendas señaladas por las personas encuestadas subrayan la urgente necesidad de mejorar los hogares de las personas más vulnerables mediante programas de rehabilitación que den prioridad a las personas más desfavorecidas.
Wellbased
Wellbased es un proyecto de investigación financiado por el programa Horizonte 2020 de la UE del que forman parte 10 países europeos, y tiene como objetivo el diseño, la implementación y evaluación de un programa urbano integral para reducir la pobreza energética y sus efectos sobre la salud y el bienestar de las personas. En la capital valenciana se ha puesto en marcha un piloto que bajo el nombre, Escuela Ciudadana por el Derecho a la Energía, actúa en los barrios de Algirós, Camins al Grau, Poblats Marítims, Benimaclet, Orriols, Torrefiel, Benicalap y Patraix.
En total, participan en València 260 viviendas y 354 personas. El piloto realiza mediciones de parámetros de salud, recogida de datos relacionados con los consumos y facturas energéticas, e instalación de sensores de temperatura, humedad y CO2 en los hogares. También se llevan a cabo auditorías energéticas dirigidas a la mejora de la eficiencia energética, instalación de kits de eficiencia energética en los hogares, optimización de facturas para reducir los costes e intervenciones comunitarias basadas en el derecho a la energía.
Noticias relacionadas
'Aunque es de noche', un corto que ilumina los más de 1.000 días oscuros de la Cañada Real