Gran parte de las variaciones de la demanda eléctrica se cubren hoy con gas, es decir ex ante de la producción de electricidad. En un sistema 100% renovable, será la propia generación eléctrica la que, ex post tendrá que provisionar la energía de regulación.
Como las renovables no son gestionables, cuando la oferta supere a la demanda bajarán los precios; esto se aprovechará para cargar baterías, bombeos, etc, y producir hidrógeno verde (H2). Que producido por electrólisis del agua, sustituirá al gas natural en la generación de electricidad gestionable. También en aplicaciones energéticas difíciles de electrificar y para la obtención de productos como: fertilizantes, detergentes, plásticos, etc.
Así, sobre el sistema del H2 (Fig.1) pivotará el sistema energético y por tanto la economía en general. El mayor coste de producir H2 es el eléctrico. Por ello, reducir el precio del kWh es el gran reto actual.
El corte del gas ruso ha propulsado el plan de descarbonización europeo. La aceleración de las renovables permitirá producir H2 verde para sustituir ese gas. Añadiendo demanda eléctrica gestionable para esta gran producción nueva, se despeja el riesgo de canibalización entre renovables, en pro de continuar con futura inversión. Por eso el gobierno, en sintonía con la UE, está primando inversiones en producción de H2. Se avanza así en el sector eléctrico y se van poniendo los mimbres para hacerlo en consumos energéticos difíciles de electrificar.
Todavía no hemos llegado ni al 20% de la potencia renovable necesaria para la descarbonización energética y cada vez hay más protestas por la ocupación de terrenos. Añadir más renovables para producir el H2 con el que amortizar el H2Med, complicaría mucho la situación. Como se refleja en la película “As bestas” premiada en los Goya, la gente necesita beneficios palpables para aceptar la situación.
No solo actualizar el PNIEC sino también ampliar su ámbito
La nueva fase que iniciamos se atisba tensa pues requerirá inversiones en costosos almacenamientos energéticos, alimentados por la propia electricidad. Rentabilizar estas inversiones va a requerir un mercado donde se alternen precios bajos de electricidad no gestionable para comprar, con otros altos donde vender la gestionable. Además, la media de estos deberá ser soportada por la economía, mientras que los precios bajos deberán posibilitar que el H2 verde producido, pueda competir con el gas natural.
Pero nuestro país es el más árido de la UE, y de nada le valdría ser el campeón en la transición energética, si no se toman medidas para mitigar y prevenir los daños del calentamiento global.
El Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC 2021–2030) ya advierte que los recursos hídricos sufrirán disminuciones importantes y que en el sur y en el este, el estrés térmico será más frecuente, aumentándose la demanda de agua. Por ello, aconseja “integrar las medidas de adaptación al cambio climático con otras políticas en curso”. De hecho, por ley, en el actual Ciclo de Planificación Hidrológica 2022–2027 se recogen mermas en los recursos hídricos por la influencia del cambio climático.
Por ello, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) debería integrar inversiones que mejoren la situación de los ciudadanos, gracias al abaratamiento de la electricidad no gestionable. Entre ellas, la principal sería el suministro seguro y abundante de agua a precios asumibles. Esto se puede conseguir con la desalación de agua de mar.
Desalación de agua de mar como compañero de viaje del H2 verde
Un sistema para desalación de agua de mar como el de la Fig.2, contribuiría de manera sinérgica a los objetivos de avanzar en la transición energética, adaptarse al cambio climático y reducir el CO2. Porque el almacenamiento por bombeo produce electricidad gestionable de forma más eficiente que hacerlo con H2; y la desalación es un seguro frente a grandes daños en agricultura, industria, turismo y suministro urbano, causados por las sequías e irregularidades de lluvia que se esperan. Además, subsanaría el problema del estrés hídrico actual en la agricultura.
En contraste, dotaciones que mejoren la situación hídrica actual, supondrían un incremento de tierra vegetal con captación de CO2, y la garantía frente a la aleatoriedad de la lluvia. Esto último es esencial para asegurar inversiones con proyección a toda la base social en agricultura de calidad, industria y turismo.
Para que los costes fijos de la desalación sean similares a los del H2 se recurrirá al efecto escala y, dado el carácter permanente de la inversión, a cargos de sólo costes de reposición. Para los variables se aprovechará electricidad no gestionable; además se usará el almacenamiento para comerciar con la electricidad.
Andalucía, paradigma de la lucha y adaptación al cambio climático
Andalucía es la región que mayor energía solar puede aportar de la UE. Tiene una gran superficie donde instalar paneles solares; necesidad apremiante de agua; más de 800 km de litoral desde donde trasvasar agua desalada y el sentimiento profundo de haber sido utilizada, históricamente, como región extractiva. Que España se dedique a exportar electricidad e H2, sin usar la energía extraída de suelo andaluz para generar valor añadido en la región, será considerado como una afrenta más.
Pero dejemos el cante jondo como reliquia cultural. Evitemos posteriores lamentaciones. Hagamos que en el nuevo PNIEC la desalación sea elegida como prioridad. Andalucía podría usar su alta tecnología en agua y experiencia en desalación para invertir su déficit hídrico con cultivos asentados con los mejores ratios de valor añadido versus huella hídrica. Podría también minorar el impacto de las sequías, evitar la desertización y fijar CO2 convirtiendo terrenos áridos en tierra vegetal.
La cuenca del río Guadalquivir es la más importante de Andalucía con el 65% de su superficie. Forma una gran franja que va de este a oeste. Por su flanco sur y paralela al litoral discurre la estrecha banda de terreno de las cuencas mediterráneas. Estas, al igual que las atlánticas, limitan con la del Guadalquivir en macizos montañosos que vierten al mar por pequeños ríos, arroyos y barrancos.
Cuencas de los ríos andaluces
Como aproximación al tema y para dar visibilidad al planteamiento realizado, propongo instalar en el litoral tres desaladoras de osmosis inversa; cada una de las cuales verterá hacia la zona del Alto, Medio y Bajo Guadalquivir. Tendrán una capacidad de 1 Hm3/día de agua desalada cada una. Esto les hará ser algo mayores que la de Taweelah (Emiratos Árabes Unidos), donde intervino Abengoa y que es la mayor del mundo con 0,9 Hm3/día. La financiación de esta planta se hizo mediante un contrato de compra del agua (WPA) durante 30 años a 0,49 $/m3.
En paralelo con lo anterior se espera un precio inferior a 0,30 €/m3 al aplicar el efecto escala para un pedido de 3 Hm3/día, unido a una ingeniería precisa y experimentada, una planificación esmerada, modularidad y secuenciación en la construcción y, sobre todo, la optimización de costes antes mencionada.
• Desaladora en Alto Guadalquivir
Serviría, por un lado, para aumentar la dotación a Levante y por otro, para realizar un trasvase desde el embalse de Cuevas de Almanzora al embalse de Negratín. Posiblemente, el trazado del trasvase actual sea el idóneo. Para producir electricidad flexible, se prevén dos nuevos embalses sobre los de Negratín y Cuevas de Almanzora, en cotas que superen a las de estos en más de 400 m y 300 m, como permite la orografía de la zona.
• Desaladora en Guadalquivir Medio
Dado lo abrupto del terreno cerca de la costa, sería fácil encontrar aquí pronunciados desniveles y cerradas donde situar embalses con vistas al bombeo. En particular en la zona de Nerja y Maro desde donde se accede a la cuenca del Guadalquivir en algo más de una decena de kilómetros. Cerca de la línea entre ambas vertientes existe la posibilidad de situar un gran embalse superior a más de 1.400 m de altitud. Desde este se podrían realizar bombeos a un pequeño embalse situado en uno de los barrancos cercanos a la desaladora o/y hacer la explotación hidroeléctrica de los ríos Cacín y Genil para terminar en el Guadalquivir.
• Desaladora en desembocadura del Guadalquivir
La topografía llana que presenta esta parte de la cuenca solo permite almacenamientos de agua en los embalses de los ríos afluentes.
Ente andaluz de gestión hidroeléctrica
Agua y electricidad confluyen cada vez más. Por ello la hidroelectricidad debe de ser entendida contando con la transformación bidireccional entre ambos elementos. Por otro lado, al haber optado por las renovables y no por un sistema centralizado como el nuclear, hace necesaria la gestión regional de la oferta y demanda hidroeléctricas. Se debe tener en cuenta la visión de la Comunidad Autónoma acerca de las redes eléctricas e hidroductos, incluyendo las interconexiones con Europa y África. Andalucía debe tener aquí un papel relevante ya que va a ser un gran yacimiento de energías renovables y puente energético entre ambos continentes.
Por ello, sería deseable la creación de un ente de gestión hidroeléctrica. Con visión regional, pero con acceso a los centros operativos y de planificación europeos, podría asesorar al gobierno regional en la coordinación del sistema energético nacional.
Ya que el cambio climático actual se debe a la quema de materia orgánica fosilizada, invirtamos el proceso. Fertilicemos tierras áridas generando riqueza, lo que incorporará materia orgánica al suelo fijando carbono.
Empecemos en Andalucía una antropización más humana del planeta. Pues aquí se unen dos continentes, fue punto de partida del encuentro con el Nuevo Mundo y partió la expedición que abrió mentes, al verificar que habitábamos sobre un globo.