La industria electrointensiva es aquella que necesita mucha electricidad en su proceso productivo: siderúrgicas, químicas, productoras de gases industriales, metalúrgicas. Se trata de empresas como Alcoa, ArcelorMittal, Linde o Air Liquide, que están sometidas además a una fuerte competencia internacional. Pues bien, según el último Barómetro Energético de la Asociación de Empresas con Gran consumo de Energía de España (AEGE), las electrointensivas españolas están pagando la electricidad que usan un 139% más cara que las francesas porque, entre otras cosas, allí la gran industria adquiere hasta el 62% de su electricidad a través de la tarifa ARENH, tarifa regulada cuyo precio (42 €/MWh) está por debajo del precio del mercado libre (54,2). La tarifa ARENH, Accès Régulé à l’Électricité Nucléaire Historique, o acceso regulado a la energía nuclear histórica, está vinculada a la electricidad generada en las 58 centrales nucleares de EDF, que fueron financiadas durante décadas por la ciudadanía del país; EDF es además hoy una empresa 100% estatal francesa. Es decir, que estaríamos hablando de una ayuda en última instancia de origen inequívocamente estatal, si bien convenientemente maquillada para encajar en el marco regulatorio comunitario.
El caso es que esa tarifa está beneficiando a las electrointensivas francesas, que compiten con las españolas por un mercado que, en sectores como la siderurgia o los gases industriales, está completamente globalizado. Pero no es esa la única ayuda, ventaja o beneficio regulatorio que reciben las electrointensivas francesas. Además -apuntan desde AEGE-, reciben compensaciones por CO2 indirecto "sustancialmente superiores a las que recibe la industria nacional". Concretamente -precisa la Asociación en su Barómetro-, en Francia las electrointensivas acceden a compensaciones diez euros por megavatio hora más generosas que en España (el caso alemán es más sangrante aún: allí las compensaciones que perciben las electrointensivas son 33 euros más generosas que las que perciben las electrointensivas españolas, 33 euros por cada megavatio hora).
(La Unión Europea permite a cada Estado miembro compensar los costes indirectos de las industrias de determinados sectores o subsectores a los que se considera expuestos a un riesgo significativo de "fuga de carbono", debido a los costes relacionados con las emisiones de gases de efecto invernadero repercutidos en los precios de la electricidad. El precio de la electricidad en Europa lleva repercutido el coste del CO2 (sería algo así como el "pagar por contaminar"), pero eso no sucede en países de otras latitudes, a los que podrían huir las electrointensivas, que gastan mucho en energía y podrían encontrar allí precios de la electricidad más asequibles porque allí no se paga por contaminar. Se contamina y punto. De ahí que en Europa haya compensaciones, para que las electrointensivas no se deslocalicen). El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo concedió 229 millones de euros en subvenciones relativas al mecanismo de compensación de costes de emisiones indirectas de gases de efecto invernadero correspondientes a 2023. Y las subvenciones en Francia y Alemania son más o mucho más generosas, según AEGE).
Pero es que, además, los consumidores electrointensivos en España hacen frente a unos costes por los servicios de ajuste del sistema que no son considerados en Francia y Alemania, lo que, según AEGE, amplía la "brecha competitiva" en más de nueve euros por megavatio hora (9 €/MWh).
Los servicios de ajuste consisten grosso modo en mantener el equilibrio generación-demanda de electricidad en el sistema eléctrico. Esos servicios tienen un coste y ese coste en España, aparte de otros actores, también lo sufragan las electrointensivas, que sin embargo en Francia y Alemania están exentas.
Así las cosas, la factura por el consumo de energía eléctrica para una electrointensiva en España es, según este último Barómetro de AEGE, 2,4 veces el coste de la energía en Francia y 1,8 veces el coste en Alemania, o lo que es lo mismo, un 139% más cara que en Francia, y un 81% más cara que en Alemania (véase tabla aledaña).
Se da sin embargo la paradójica circunstancia de que el precio de la electricidad en el mercado mayorista diario está en España muy por debajo del precio de Francia, Italia y Alemania. Concretamente, en 2024, el megavatio hora cotiza a 37,2 euros en el mercado mayorista español; a 54,2 en Francia; a 66,3 en Alemania; y a más de 90, en Italia. O sea, que la electricidad en el mercado mayorista francés está un 45% más cara que aquí, en Alemania es un 78,2% más cara; y en Italia, un 144%, tal y como se aprecia en la primera tabla.
El precio barato de la electricidad española es fruto de la gran generación renovable registrada en nuestro sistema a lo largo de todos estos últimos meses. España lleva un año 24 de récord en aportación eólica, hidráulica y solar fotovoltaica. Sin embargo, esa ventaja competitiva (electricidad barata y limpia) queda neutralizada por la energía nuclear estatalizada francesa (que además genera residuos) o las fuertes compensaciones al CO2 que el Gobierno alemán ha aprobado para sus electrointensivas (que grosso modo vendría a ser pagar más por contaminar... más).
Una manera de escapar del mercado diario mayorista es contratar el suministro de electricidad a largo plazo: a dos años, a cinco, a diez, a quince. El gigante siderúrgico alemán Salzgitter acaba de anunciar por ejemplo que ha contratado 900 gigavatios hora de electricidad verde a quince años vista. La electricidad procederá de un parque solar del estado de Sajonia-Anhalt. Salzgitter firmó el año pasado un contrato también a 15 años vista (por valor de 6.500 GWh) vinculado en ese caso a un parque eólico marino.
Qué es el Barómetro
El Barómetro Energético de AEGE detalla la evolución del "precio final" de la factura eléctrica pagada por los consumidores industriales en distintos países europeos, desglosando los principales conceptos que la forman y su evolución.
El Barómetro Energético incluye información de la evolución de los precios de los principales actores del sector energético, como el precio del barril de Brent, del carbón API#2, del mercado de gas natural de referencia en Europa (TTF) o de los derechos de emisión de CO2, "todos ellos -apuntan desde AEGE- componentes que influyen en mayor o menor medida en el precio final del mercado eléctrico".
AEGE define la industria electrointensiva como "la industria de los productos básicos, sometida a una fuerte competencia internacional", y para la cual los precios de la energía eléctrica son "un asunto vital, puesto que llegan a representar hasta el 50% de sus costes de producción, y en algunos procesos lo supera".
De la factura
La factura eléctrica de los clientes industriales está formada por los costes de adquisición de la energía, que incluye la energía en el mercado mayorista y costes añadidos al precio del mercado, así como por los peajes de acceso a las redes eléctricas, cargos e impuestos. Adicionalmente, el consumidor electrointensivo europeo obtiene distintas compensaciones por su contribución al sistema eléctrico (prestación de servicios de gestión de la demanda) y por la compensación de las emisiones indirectas de CO2.