La eólica ocupa la primera posición en la estructura de generación nacional, anotándose una cuota de casi el 24% y un registro cercano a los 63.700 gigavatios hora, seguida de la nuclear -con un 20%-, el ciclo combinado -17%-, la fotovoltaica -con un 14% y una producción superior a los 37.000 GWh (casi un 34% más que en el ejercicio de 2022)-, y de la hidráulica, que con un 9,5% que alcanzó los 25.500 gigavatios hora.
Integración renovable
Según indica la AIE en su informe, con estos niveles de penetración, los desafíos en materia de estabilidad y flexibilidad en todos los plazos se agudizan. Estos sistemas a menudo ven que las fuentes de Energía Renovable Variable (VRE por sus siglas en inglés), la eólica y la solar -que debido a su naturaleza intermitente plantean desafíos para integrarlas en los sistemas energéticos-, cubren la mayor parte de su generación durante más de un día, lo que requiere soluciones innovadoras en términos de operación, planificación y financiación de los sistemas eléctricos.
Hace más de una década, muchos sistemas energéticos de todo el mundo apenas comenzaban a implementar ERV y enfrentaban por primera vez estos desafíos de integración, retos que, en ese momento, eran nuevos. Sin embargo, en la actualidad existen numerosos sistemas energéticos en todo el mundo que han integrado con éxito las ERV, y algunos de ellos han alcanzado proporciones que antes se consideraban imposibles.
Por ejemplo, Dinamarca, Irlanda, Gran Bretaña y Marruecos han aumentado su generación de ERV basándose predominantemente en la energía eólica, un enfoque seguido de cerca por España y China. En cambio, Chile, California, Vietnam y, en menor medida, Australia han adoptado la energía solar como fuente predominante. Esto muestra que los sistemas han logrado integrar mayores proporciones de ERV con diferentes combinaciones de energía solar y eólica, dependiendo de qué recurso sea más competitivo en su área.
Perspectivas de integración
Con base en el crecimiento proyectado de las ERV y la carga, la AIE espera que aún más países alcancen las fases altas de integración de las ERV en los próximos años. Según las previsiones de la AIE, países como el Reino Unido, España, Chile, Alemania y Dinamarca alcanzarán en 2028 porcentajes anuales sin precedentes de generación procedente de plantas de energía eólica y solar (algunos por encima del 65%). Este avance exige una mejor comprensión de cómo esto podría afectar a los sistemas eléctricos, y qué medidas se pueden tomar en varios frentes para garantizar que esos niveles más altos de ERV se integren de una manera asequible y segura.
Sistemas como los de Alemania, Irlanda, España y la región de Kyushu en Japón han alcanzado la Fase 4, una etapa caracterizada por períodos en los que VRE satisface casi toda la demanda. El principal desafío en esta fase es gestionar la estabilidad del sistema durante momentos de alta penetración de ERV, ya que los sistemas en esta fase también tienden a experimentar una congestión generalizada de la red, dada la velocidad a la que han crecido las ERV y su variada distribución geográfica. Estos desafíos requieren soluciones que abarquen todo el sistema para abordar el aumento de la congestión de la red.
Los sistemas pioneros, como Dinamarca, Irlanda, Australia del Sur y España, están encontrando formas de gestionar niveles cada vez más altos de penetración de la energía solar fotovoltaica y eólica, allanando el camino para otros países. Y el camino no es otro que el desarrollo de tecnologías de almacenamiento y de nuevas redes eléctricas, soluciones que están desempeñando un papel importante en la gestión de las variaciones en la producción de energía solar fotovoltaica y eólica a lo largo del año.
Keisuke Sadamori, director de mercados energéticos de la AIE: "En los últimos años el mundo ha asistido a un notable aumento de la capacidad solar y eólica con el fin de reforzar la seguridad energética y reducir las emisiones, pero no se obtendrán todos los beneficios si no se intensifican los esfuerzos para apoyar la integración de esas tecnologías en los sistemas eléctricos".
Los autores del estudio advierten de que retrasar las medidas para favorecer su integración en el sistema podría reducir en un 15 % su potencial para 2030 y disminuir en 5 puntos porcentuales su cuota en la generación global de electricidad.
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