“En contra de la percepción que tratan de promover sus partidarios, la energía nuclear es poco importante y se encuentra en declive en el mercado internacional de tecnologías de generación de electricidad”, aseguran desde Greenpeace.
La ONG aporta datos que lo confirma: según el informe de World Nuclear Industry Status Report 2024, la cuota de producción nuclear en 2023 bajó una décima (del 9,2 % al 9,1 %) pues, aunque se pusieron en marcha cinco nuevos reactores nucleares (5 GW), se cerraron cinco de más potencia (6 GW). En cambio, la inversión renovable alcanzó la cifra récord de 623.000 millones de dólares en 2023, 27 veces más que la inversión en centrales nucleares. La potencia instalada solar creció un 73 % y la eólica un 51 %, lo que supone 460 GW de nueva potencia renovable frente a un descenso de 1 GW en potencia nuclear. Las instalaciones eólicas y solares mundiales generaron un 50 % más de electricidad que las nucleares.
Greenpeace lamenta que el actual gobierno japonés parezca “estar olvidando las lecciones de su propio desastre nuclear y haya eliminado de su planificación energética el objetivo de reducir su dependencia de la energía nuclear, que se incluyó tras el accidente de Fukushima”. Aumentar el uso de la energía nuclear, añade la ONG, “no será una solución a tiempo para evitar la crisis climática ni para la seguridad de suministro energético, ya que las centrales nucleares enfrentan numerosos desafíos y requieren un largo período desde la planificación hasta su puesta en marcha”.
“La energía nuclear es una energía peligrosa, cara e incompatible con la transición energética, y por ello su declive es a nivel global aunque algunos Gobiernos se empeñan en revivirla”, afirma Francisco del Pozo, responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace España. “Cualquier inversión en alargar su vida útil es invertir en energía del pasado, es socializar las pérdidas tras haber privatizado los beneficios y generar un mayor coste para la ciudadanía presente y futura”, añade.
“En el contexto español, la única manera de progresar hacia un sistema seguro y 100% renovable es continuar con el actual calendario de cierre y desmantelamiento del parque nuclear. Además, las centrales nucleares no son rentables ni pueden ser el complemento flexible para las energías renovables”, explica del Pozo.
A mas tiempo funcionándo, mayor riesgo
Desde Greenpeace señalan que los riesgos de las plantas nucleares aumentan con el tiempo que llevan en funcionamiento, al igual que su vulnerabilidad a desastres naturales como terremotos. “El accidente en la central de Fukushima Daiichi ocurrió en una planta que llevaba más de 30 años en operación, y los niveles de radiación siguen siendo tan altos que, incluso 14 años después del desastre, aún es imposible para los humanos inspeccionar directamente los reactores dañados”, señalan.
“No hay perspectivas claras para la eliminación del combustible nuclear gastado, mientras que las instalaciones de almacenamiento actuales ya están cerca de su capacidad máxima. Además, muchas autoridades locales aún no han establecido un método eficaz para evacuar de manera segura a los residentes cercanos a las centrales nucleares en caso de emergencia”. La organizacion también alerta de que “el Gobierno japonés y la compañía de Energía Eléctrica de Tokio (TEPCO), haciendo caso omiso a las preocupaciones de los pescadores, residentes y otras personas, hayan decidido comenzar a verter deliberadamente agua contaminada con sustancias radiactivas del accidente de la central de Fukushima Daiichi en el medio ambiente”. Se espera que este vertido continúe durante aproximadamente 30 años, hasta 2051.
“Afortunadamente, cada vez más estados apuestan por un sistema eléctrico libre de combustibles fósiles y también libre de nuclear. Existen muchas posibilidades para lograr un ahorro energético eficiente y confortable, ya que el suministro eléctrico puede ser proporcionado por energías renovables que no dependen ni de la energía nuclear ni de los combustibles fósiles”, concluyen.
El accidente nuclear de Fukushima comenzó en el reactor I de la central el 11 de marzo de 2011 a las 14:46 (UTC+9) después de un terremoto de magnitud 9 que además provocó untsunami en la costa noreste de Japón. La planta nuclear, operada por la empresa Tokyo Electric Power Company (TEPCO), contenía seis reactores de agua en ebullición construidos entre 1971 y 1979.
Para ampliar informacion:
- El desastre de Fukushima costará 80.000 millones de euros
- Fukushima verterá al océano, a partir de marzo de 2022, el agua almacenada en la central, tras tratarla