Ya hemos contado qué son los precios negativos, pero conviene quizá, siquiera sea sucintamente, sintetizar el concepto de precio negativo para empezar. Una empresa generadora (un parque solar o eólico, una central nuclear o de gas) puede estar dispuesta a asumir un precio negativo (es decir, a pagar, en vez de cobrar, por producir electricidad e inyectarla en la red) si por ejemplo a esa central le resulta más barato operar al ralentí durante unas horas que parar y arrancar. A algunas centrales de ciclo combinado o nucleares les sucede exactamente eso: les resulta mucho más caro parar por completo para arrancar ocho horas después que mantenerse al ralentí durante esas ocho horas a la espera de que el mercado ofrezca un precio más elevado por su electricidad. Así, por ejemplo, pueden estar dispuestas a pagar 0,5 euros por megavatio hora (por inyectar en la red cada megavatio hora), es decir, pueden estar dispuestas a pagar (en vez de cobrar), si a esos cero coma cinco euros negativos (-0,5 €) le siguen en la hora punta de la noche precios más atractivos. [Sobre otras casuísticas hay más información aquí].
[Bajo estas líneas, precio horario del megavatio hora en el mercado mayorista diario nacional español. Precios para hoy. Fuente: OMIE].
Pero, ¿qué quiere decir "hoy hay doce horas con precio cero o negativo"? ¿Quiere decir que me van a devolver dinero o que me van a cobrar a cero la electricidad?
Pues no. Entre otras cosas, porque la factura incluye, aparte de los kilovatios hora que te venden, otros conceptos, como el mantenimiento de las redes, el alquiler del contador, el IVA y/u otros impuestos y cargos varios. Pero el hecho de que el precio de la electricidad baje en el mercado mayorista tarde o temprano acaba reflejándose en el mercado minorista. Porque las comercializadoras ajustan sus precios. Porque si a ellas, cuando van al mercado mayorista, les cobran menos por megavatio hora, pues ellas acaban repercutiendo esa rebaja en el cliente final para que este no se vaya a la competencia, que también va a ajustar su margen por idéntico motivo: evitar que nadie se le vaya a la competencia.
Eso, en lo que se refiere a todo aquel que tenga contratada una tarifa X con una comercializadora X.
Pero hay quien tiene contratada la tarifa regulada por el Gobierno, el denominado Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor. Y los consumidores que tienen contratada la tarifa regulada (el susodicho PVPC) son los únicos beneficiarios directos de los precios cero, porque esa tarifa está en gran medida indexada a ese mercado, o sea, al mercado mayorista diario de la electricidad, coloquialmente conocido como pool. Y, al estar esa tarifa indexada al pool, lo que sucede, grosso modo, y en síntesis, es que, cuando sube el precio en el susodicho pool, pues sube la factura PVPC; pero cuando baja el precio en el mercado diario mayorista, como hoy durante doce horas (de precios cero y negativos), pues baja el PVPC (y eso es lo que ha sucedido en abril y mayo, que ha habido más de 300 horas a precio cero o negativo).
El efecto de esa corriente en todo caso va más allá del PVPC. Porque los demás consumidores también podrían verse beneficiados por el viento de cola de esos precios a medio plazo -como apuntábamos antes- conforme vayan expirando sus contratos de suministro. Y se beneficiarán previsiblemente a medio plazo porque se supone que las comercializadoras, conforme vayan caducando los contratos que tienen esos clientes, ajustarán sus precios -como decíamos antes- para que esos clientes no se les vayan al PVPC (o a otra comercializadora que haya ajustado mejor a la hora del renovar).
Los precios cero y/o negativos han sido calificados de "buenísima noticia en términos generales" por Greenpeace. Los ecologistas consideran que el precio negativo "manda señales de interés para acelerar la electrificación" de ciertos sectores todavía muy dependientes del gas o el petróleo, "como la industria y el transporte" (precios bajos de la electricidad animarán según Greenpeace a la ciudadanía a pasarse al vehículo eléctrico, en tanto en cuanto la electricidad sea mucho más barata que el gasóil, y la animarán presuntamente también a cambiar la calefacción de gas natural por la eléctrica).
"Gana el consumidor y gana el sistema", explican desde Greenpeace, que destaca el ahorro de emisiones de CO2 que supone el abandono de los combustibles fósiles (más hidráulica, eólica y fotovoltaica en el sistema es menos gas) y destaca también el ahorro económico que supone para familias y empresas -insisten desde esta oenegé- el dejar de consumir "gas caro y contaminante para usar electricidad barata y más limpia".
Un efecto indeseado del fenómeno precios cero y/o negativos
Pero, ¿qué efecto pueden tener los precios negativos en los promotores, en los inversores, del sector de las energías renovables? ¿Qué incentivo hay para la inversión en un mercado en el que el precio del producto es cero… o negativo? Si un promotor mañana acude a un banco a solicitar un crédito para montar un parque fotovoltaico, ¿qué seguridad tiene el banco de que ese promotor vaya a devolverle el préstamo? ¿Qué confianza va a tener el banquero en el promotor si sabe que el precio de la electricidad solar a mediodía, precisamente cuando generan electricidad los parques solares, es cero?
El problema parece complejo. ¿Solución? Pues todos los expertos coinciden en los mismos extremos. Si queremos terminar de descarbonizar nuestro sistema energético (eliminar de nuestro horizonte los combustibles fósiles), lo que hay que hacer es incentivar de algún modo (o de todos los modos posibles) el almacenamiento (almacenemos la energía solar del día para usarla por la noche y sustituir entonces al gas o la nuclear, que son las que sostienen el sistema en el horario nocturno), y lo que hay que incentivar de algún modo (o de todos los modos posibles) es la electrificación (que usos antaños satisfechos con gas los satisfagamos mañana con electricidad limpia). Porque tenemos mucha energía solar (y renovables en general) que ofertar. Y a muy buen precio además.
¿Ayudas (o desgravaciones fiscales) para quienes quieran adquirir un vehículo eléctrico que sustituya a uno de motor de combustión? ¿Ayudas (o desgravación fiscal) para sustituir la vieja calefacción de gas natural por una calefacción eléctrica? ¿Ayudas (o beneficios fiscales) a las empresas que quieran montar parques solares con sistemas de almacenamiento? ¿Ayudas (o incentivos) a las empresas que quieran montar bombeos? ¿Ayudas hoy para el almacenamiento (sea cual sea la tecnología) como las hubo ayer para las energías renovables? Aquellas (ayudas) funcionaron y han hecho posible que nuestro mix eléctrico sea hoy más limpio que nunca y el precio... mucho mucho más bajo que ayer. Incluso negativo. Pero hay que abaratar la noche (cuando no brilla el Sol), y hay que abaratar las horas punta, cuando las renovables no dan abasto.
Y hay compromisos internacionales (descarbonización) que España tiene que atender.
Por mil motivos es preciso abordar el asunto de los precios cero y/o negativos, que no son sino parte de la foto. Pero no toda ella. Hay analistas de mercado que ya han anunciado precios altísimos para este verano (en el entorno de los 200 euros el megavatio hora). Porque los aires acondicionados de las noches tropicales que vienen no se van a poder alimentar de (no van a poder funcionar con) energía solar. Porque por la noche no luce el Sol. Y si no hay sistemas de almacenamiento...
¿En qué cine echan esa película, Miguel? Me parece que últimamente te enteras menos que de costumbre. Háztelo mirar