Bélgica está gobernada por un gobierno de coalición que encabeza el liberal Alexander de Croo, que llegó al gobierno en octubre de 2020 desde el partido Open Vlaamse Liberalen en Democraten (en el Parlamento Europeo Open VLD está integrado en el mismo grupo parlamentario que Ciudadanos y PNV, el grupo Renew Europe). De Croo logró sacar adelante su gobierno tras un año de conversaciones entre los numerosos partidos que componen el muy fragmentado parlamento belga y dirige así, desde hace 21 meses, un gobierno que ha sido bautizado con el nombre de Coalición Vivaldi y que está integrado por siete partidos de tintes diversos: entre otros, liberales, demócrata cristianos, socialistas y verdes (Groen). Verde precisamente es la ministra federal de Energía del Ejecutivo belga, Tinne Van der Straeten, abogada especializada en Clima y Energía.
Desde hace ya muchos meses, Bélgica se ha distinguido por su ambición energético-climática. El Ejecutivo que dirige el liberal De Croo fue uno de los primeros en apoyar la propuesta -55 de reducción de emisiones de la Comisión Europea (la propuesta surgió en el otoño de 2020 y ya ha sido aprobada: el objetivo ahora comprometido por la UE es reducir en al menos un 55%, de aquí al año 2030, las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea; reducción con respecto a las emisiones registradas en la Unión en 1990).
La ambición climática del Ejecutivo belga ha quedado nuevamente refrendada esta primavera, cuando De Croo ha firmado (lo hizo a mediados de mayo) una muy ambiciosa Declaración Conjunta (también firmada por los gobiernos de Alemania, Dinamarca y Holanda) que recoge la visión común de esas cuatro naciones en materia de eólica marina e infraestructuras asociadas en el Mar del Norte.
El objetivo que fijan los cuatro gobiernos en esa Declaración, la denominada Declaración de Esbjerg, es instalar en ese mar nada más y nada menos que 150.000 megavatios de potencia eólica de aquí al año 2050. De momento, los objetivos offshore 2030 que tienen ya fijadas las cuatro naciones suman 65.000 megavatios. Ahora mismo, en las aguas territoriales europeas hay menos de 30.000 megavatios eólicos instalados.
Pues bien, en esa línea de impulso a la ambición climática-energética del Ejecutivo belga se inscribe el impuesto ahora propuesto por la ministra de Energía, la verde Tinne Van der Straeten, impuesto del 25% a las empresas energéticas que se aplicaría -informa Europa Press- a los márgenes del resultado bruto de las empresas este año en comparación con el año anterior. Estos se determinarían sobre la base de las declaraciones del IVA. El impuesto se aplicaría si el margen de beneficio bruto de una empresa hubiera aumentado en más de 100.000 euros y en más del 10% en un solo periodo.
El Gobierno belga, la Coalición Vivaldi que encabeza el liberal Alexander de Croo, está integrado por siete partidos. En el Europarlamento, Open VLD, el partido de De Croo, está integrado en el mismo grupo parlamentario que Ciudadanos y PNV, el grupo Renew Europe. [Aquí, los siete eurogrupos del Parlamento Europeo].