El reciente informe del Panel Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático (IPCC) arroja -explican desde Gas No es Solución- "una imagen aterradora de los impactos que ya se están sintiendo en todo el planeta, y que resultan mucho más duros en el Sur global". En ese sentido, la Red destaca que "no queremos que otro conflicto armado traiga más inestabilidad y pérdida de vidas. Necesitamos unidad y capacidad para afrontar los retos que nos esperan". Según la Red, la situación actual pone de manifiesto que los combustibles fósiles y los impactos del cambio climático "exacerban los conflictos, haciendo sufrir aún más a las personas más vulnerables". Por esta razón -continúa-, una mayor inversión en combustibles fósiles e infraestructuras relacionadas "aumentará las perforaciones, el fracking, las emisiones asociadas y solo servirá para empeorar los impactos en el planeta y la salud de las personas".
Según la Red, esta guerra ha dejado aún más claro "la gran dependencia europea y del Estado español de los combustibles fósiles, en especial del gas fósil". En el otro plato de la balanza estarían las compañías gasistas, que no solo se han beneficiado "enormemente" de la crisis de los precios de la energía -denuncian desde esta coalición-, sino que, además, "pretenden sacar más provecho de la guerra".
Frente a ello, la red Gas No es Soluciónpropone la "eliminación progresiva de los combustibles fósiles, en el Estado español, en Europa y en todo el mundo", para lo cual -dicen-, es preciso impulsar "una transición energética rápida y justa que nos aleje del carbón, el petróleo, el gas y la nuclear, para conducirnos a la democratización de la energía, al ahorro energético y a las energías renovables".
Según esta coalición de oenegés de todo el estado español, "este es el único camino viable para reducir rápidamente la dependencia de los combustibles fósiles, contribuyendo al mismo tiempo de forma justa a alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura a 1,5°C".
Gas No es Solución lamenta sin embargo el hecho de que no se estén tomando las medidas necesarias para ello ni en el Estado español ni en la Unión Europea (UE). Frente a esa inacción, la coalición de organizaciones no gubernamentales considera que la guerra debe de ser un punto de inflexión para la transición energética, y propone siete líneas de trabajo.
• Aumentar la ambición climática y garantizar la seguridad energética. La Unión Europea (UE) y los Estados Miembros deben asegurar la integridad y ambición del paquete legislativo sobre clima y energía Objetivo 55 (Fit for 55) y otras herramientas, como los Planes Nacionales Integrados de Energía y Clima.
• Sacar al gas y la nuclear de la taxonomía verde. El conflicto actual pone de manifiesto -sostienen las oenegés- que estas energías "no cumplen con el objetivo de No Causar Daño Significativo (Do No Significant Harm por sus siglas en inglés), ni producen una contribución sustancial a los objetivos climáticos, sino que son origen de conflictos geopolíticos y objetivos militares altamente peligrosos".
• Lograr un sistema energético 100% renovable antes de 2040. Según la Red, la UE y sus miembros deben acelerar "urgentemente" las medidas para reducir "significativamente" la demanda de energía, así como promocionar las energías renovables. "El gas fósil debe quedar fuera de los hogares como tarde en 2035".
• Evitar la expansión de infraestructuras de combustibles fósiles y otras falsas soluciones. Según la red Gas No es Solución, las medidas a corto plazo adoptadas por el Estado español y la UE para hacer frente a la crisis energética "no deben poner en peligro el camino ya recorrido en materia de acción climática, evitando por todos los medios la expansión de las infraestructuras de combustibles fósiles y otras falsas soluciones que se están planteando estos días". La coalición de oenegés cita una de las propuestas: la puesta en marcha de la regasificadora de El Musel. "Además de ilegal -dicen-, es totalmente innecesaria por la capacidad de almacenamiento y regasificación ya existentes". Otro ejemplo citado en el manifiesto de Gas No es Solución es "el resurgimiento del proyecto del gasoducto MidCat, que no resulta una solución en ninguno de los horizontes energéticos si queremos cumplir con el Acuerdo Verde Europeo". Por fin -destacan desde la Red-, el hidrógeno "no puede convertirse en una falsa coartada que fortalezca el papel del gas fósil en el mix energético".
• Impulsar la transición justa para proteger a la población vulnerable de los precios volátiles de la energía. El acceso a la energía limpia debería garantizarse -proponen desde la Red- mediante una "tarifa social efectiva", a la par que se fomenta el "cambio masivo de calderas de gas por sistemas térmicos renovables y la inversión en eficiencia energética en los edificios".
• Desvincular el precio de la luz del gas. Según esta coalición de oenegés, "las medidas de reducción de la demanda junto con la electrificación son la mejor alternativa al gas fósil". Sin embargo -lamentan desde la Red-, actualmente es el gas fósil quién acaba marcando los precios, aun cuando sólo una pequeña parte de la electricidad se produce a partir de gas (17% en 2021). "Este sistema perverso -dice el manifiesto- fomenta el empobrecimiento de la población en favor de las ganancias de las grandes compañías energéticas, además, distorsiona las señales de precio, dificultando la apuesta por la electrificación".
• Prohibir la publicidad que promueva el uso de cualquier combustible fósil como combustible de transición a las energías renovables. La promoción de los combustibles/energía fósil como transitorios supondría una resistencia al cambio a las energías renovables y, por tanto, un freno en la apuesta por un futuro sostenible.
Las organizaciones no gubernamentales integrantes de la red Gas No es Solución concluyen su manifiesto con un mensaje que apela a la paz en un marco difícil: "mientras hacemos un llamamiento a la paz, tratamos de mantener nuestro trabajo sobre la acción climática en estos tiempos difíciles".
Por eso, frente al gas y la guerra, la Red apueta por construir "un futuro más resistente, pacífico y seguro, en el que la acción climática y el compromiso de la población nos lleve a consumir menos energía, y que la consumida sea sostenible, renovable, asequible y libre de conflictos. Una sociedad con energía renovable accesible para todas las personas no solo ayudará a afrontar la crisis climática, sino que también garantizará la seguridad energética, siendo el mejor seguro contra futuras subidas de precios de la energía y una forma de proteger a las personas más vulnerables".